Ganó dos mundiales con Los Murciélagos y ahora vende biromes en el tren: la lucha de Oscar Moreno
“Salí a vender por necesidad, no estaba en mis planes la repercusión”, dijo luego de que en las redes sociales se viralizaran videos de sus recorridas en el Sarmiento. Y explicó: “Las medallas de oro no te dan de comer”. Lejos de rendirse, el futbolista ya tiene nuevos sueños.

Muchos pasajeros del tren lo filmaron para poder contar su historia.
Supo alcanzar la gloria con el deporte, pero hoy debe vender biromes en el tren para poder mantenerse económicamente. Todos los días, Oscar Moreno (52) se sube al colectivo en su barrio, González Catán, y se baja en la estación Morón.
Ahí comienza su recorrido en el Sarmiento: Morón-Moreno, Moreno-Once y vuelta a empezar. De ganar dos mundiales con Los Murciélagos y ser medallista paralímpico, el futbolista tuvo que salir a trabajar “por necesidad”. Y juró que “no estaba en mis planes la repercusión”.
En un primer momento comenzó a vender en el ramal Mitre. Pero hoy en día se mueve sólo en el Sarmiento. Y cuando se queda sin productos se traslada a Constitución, donde un mayorista le ofrece “mejores precios” para que pueda hacer la diferencia.
Su discurso de presentación es bien honesto: “Buenas tardes, mi nombre es Oscar Moreno. Fui jugador de Los Murciélagos, el seleccionado argentino de fútbol para ciegos. Gané dos Mundiales y también soy medallista olímpico. Todo eso se puede buscar en Internet, por si alguien quiere corroborarlo. Ahora estoy vendiendo biromes y lápices. Cuatro por mil pesos, cuatro por mil pesos”, repite a diario.
Su gloria con Los Murciélagos
Muchas veces, los pasajeros no sólo le compran para ayudarlo sino que le dan aliento. Y algunos deciden filmarlo con el celular para subirlo a la redes y contar su historia.

“Siempre pensé que las biromes eran más para el inicio de clases, pero al final se venden siempre. La gente necesita tener una encima. Decidí salir a vender por necesidad. Las medallas de oro no te dan de comer. Tengo un curso hecho de instructor de ventas y me dije: ‘Voy a salir a trabajar’”, explicó.
Su carrera en el fútbol para ciegos fue muy exitosa. Junto a estrellas de la disciplina como Silvio Velo y Diego Cerega, el ex jugador de River Plate ganó las Copas del Mundo en 2002 y 2006, la Copa América 2005 y la medalla de plata en los Juegos Paralìmpicos de 2004.
Su mejor recuerdo es el de la consagración en 2006, “en la final contra Brasil como locales. En un brazo tenía el trofeo y en el otro a mi hija Karen, que hoy tiene 23 años”.
En la actualidad, ya casi no juega al fútbol, salvo algún picado ocasional. Y recibe el equivalente a dos jubilaciones mínimas por la medalla paralímpica. Con siete hijos, cuatro de ellos aún pequeños, no tuve mucha más opción que salir a la calle.
Los días de Oscar Moreno vendiendo en el tren
“No me quejo. Soy un agradecido a Dios por todo lo que tengo. Por ahí me costó el primer vagón, pero me hice un speech y lo demás se va dando día a día”, aseguró.

Además, agregó: “Ojo, no me compran por lo que digo o porque soy yo. Es relativo. A veces paso por una formación y no vendo nada, y en la siguiente me sacan las biromes de las manos”.
También contó que “por ahí viene uno y te dice ‘qué bien lo que estás haciendo’. Otro te pregunta en qué te puede ayudar. Hubo un señor que me pidió un autógrafo para el nietito porque era coleccionista. Eso te hace sentir bien”.
Pero lo más emotivo que vivió fue cuando “después de mi discurso de venta, un chico me pidió una birome. Yo extendí la mano y me dijo ‘acercate’. Estaba en silla de ruedas. ‘Cuando supe quién eras supe que tenía que hablarte’, me dijo. Y me contó que quería jugar al básquet adaptado. Yo le respondí: ‘¿Por qué no? Los límites nos los ponemos nosotros mismos’. Me dio un abrazo sentido y me dijo: ‘Me motivaste’. Eso me emocionó mucho».
Mirando para adelante, dijo que tiene proyectos en conjunto con Adrián Almasio, otro ex jugador de Los Murciélagos. staff del seleccionado albiceleste: “Queremos dar charlas en empresas, en clubes. Es una forma de motivar, de contar nuestras experiencias; que la gente que ve, se ponga las gafas y enfrente la vida desde nuestra perspectiva”.
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