El pesebre gigante de Pilar: una tradición familiar de medio siglo que es la atracción del barrio
Se arma para todas las navidades en el patio de una casa de Del Viso, donde vive la familia Fornas. La responsable es Marisa, vecina de 52 años que heredó la tradición de su abuela, a quien veía armarlo cuando ella era niña.
Hay un pesebre en Pilar que es distinto de los demás. Claro, naturalmente tiene las figuras de la sagrada familia, pastores, reyes, animales y las chozas características. El «detalle» es que lo ven los vecinos al pasar por la calle: mide más de 2 metros y medio de alto por 4 de ancho y otros 4 de profundidad. Sus figuras miden unos 30 centímetros, tiene iluminación propia y hasta cascadas y surcos de agua naturales. Se exhibe en el patio de una casa de Del Viso y es una tradición familiar que representa la atracción de todo el barrio.
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El pesebre se arma en la casa de la familia Fornas, ubicada en la calle Pizarro 1368, en el norte del Conurbano. Marisa Fornas, de 52 años, lleva un cuarto de siglo desplegando ese espectáculo en el patio todos los 8 de diciembre. La tradición la heredó de su abuela Antonia, que comenzó a armarlo en 1971, cuando ella era una bebé.
Murió tres años después y su mamá, Teresa (82), continuó armándolo en el comedor de su casa. Fue cuando Marisa tenía 12 que, entusiasmada por esa costumbre tan arraigada, se involucró para, sin darse cuenta, perpetuarla en el tiempo. Y transformarla, claro, con algo de su impronta.
Hoy, el pesebre es una obra de arte que tiene tres cascadas de agua, un puente colgante, carretas, distintos árboles y vegetación hechos con telgopor y recubiertos con ramas artificiales y otras naturales; animales, frutas, verduras y vasijas elaboradas en porcelana fría.
Las figuras, de 30 centímetros de alto, fueron colocadas luego de un hecho de inseguridad: la estructura llamaba tanto la atención que un día entraron a robar a la casa de los Fornas y se llevaron todo lo que tenía. Entonces, el papá de Marisa agrandó el portón y los pilares, por lo que se percató de que necesitarían figuras más grandes para que puedan ser vistas. Las consiguió en Luján. «Las vi y me encantaron, empecé a comprarlas allá. Cada vez que podía, iba y compraba». Hoy hay más de 100.
Pero, ¿cómo llegó a ser tan grande? Mientras traía piezas de mayor tamaño y en paralelo a las capacitaciones que hizo en grupos de «belenismo» (así se llama a la actividad de construir pesebres o representaciones plásticas del nacimiento de Jesucristo), hizo que Marisa hablara con su madre y le planteara llevar el pesebre al jardín frontal.
«Le tuve que pedir permiso. Coloqué ahí unos estantes, con un telón celeste con nubes hechas de algodón, pero cada caño se iba haciendo más grande y encima yo seguía comprando figuras. Mis padres se fueron entusiasmando conmigo mientras eso pasaba», comentó a Zonales la vecina de Pilar que, en 2019, fue nombrada persona destacada de Del Viso por su condición de artesana. El evento que se desarrolló en el Club Unión de esa localidad y participó el ex intendente, Nicolás Ducoté.
El pesebre, una atracción en el barrio en la que trabaja toda la familia
La familia Fornas comienza a trabajar en el pesebre en los meses de julio y agosto. Van armando piezas a mano, reparando otras o descartando algunas que se deterioran con el paso del tiempo y la exposición al aire libre. Las figuras, si alguna debe reemplazarse, las compra Marisa en santerías cercanas a la Basílica de Luján hasta el día de hoy, aunque algunos, contagiados por el espíritu navideño, les regalan algunas.
Este año, un puente colgante sobre una de las cascadas es la novedad de la obra de arte, que también cuenta con algunos detalles diferentes al del año pasado. Los vecinos se entusiasman cuando ven a la familia armando la estructura el 8 de diciembre y luego, cuando ya está terminada y exhibida, se acercan a mirarla o algún transeúnte que pasa por allí también se detiene.
«Vienen a sacarse fotos con el pesebre», comenta Marisa, quien remarca que cuando cae el atardecer y aún quedan resabios de luz natural es el momento en que cobra más belleza por el espectáculo que brindan sus luces propias, que se mantienen encendidas hasta la 1 de la madrugada.
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No faltaron quienes sugirieron a la familia la posibilidad de montar un pesebre así en algún lugar público de Del Viso. Las propuestas, aunque interesantes, fueron descartadas por el momento por los costos que conlleva el armado y los que demandaría protegerlo de robo y vandalismo. Por ahora, se exhibe en la casa de los Fornas, donde nació y vive esta tradición navideña.