Made in Lanús: juntó una bicicleta con una cinta de correr e inventó la bicintacleta
Con tiempo libre por la pandemia, Aníbal Querol, un vecino de Remedios de Escalada que es tercera generación de fabricantes de bicicletas, realizó una combinación que se volvió furor en las redes sociales.
El dulce de leche, la birome, la jeringa descartable, el bypass cardíaco… La lista de inventos argentinas para el mundo incluye todo tipo de creaciones. Pero hay uno, no muy difundido por ser bastante reciente, que lleva la impronta del Conurbano, ya que es 100% made in Lanús, tomando prestado el nombre del libro que luego fue obra de teatro y más tarde se volvió película, pero ya como Made in Argentina.
Se trata de la bicintacleta, una mezcla de bicicleta y cinta de correr o caminar que salió de la imaginación de Aníbal Querol, un vecino de 37 años de Remedios de Escalada, partido de Lanús, que forma parte de una familia que hace 60 años se ocupa de fabricar los cuadros de distintos rodados para mayoristas y bicicleterías.
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«Por la pandemia estaba con más tiempo libre y me quedaba en el taller que perteneció a mi abuelo y luego fue pasando de generación en generación. Y, como estaba un tanto aburrido, empecé a pensar en cosas para hacer. Primero arranqué con un monopatín similar al que cuando era chico me había hecho mi papá», contó el creador de la bicintacleta a Zonales.
«Pero rápidamente me di cuenta que quería hacer algo distinto y así surgió la idea de agregarle la cinta a una bicicleta. al principio fue todo prueba y error. Y no sabía bien cómo iba a resultar porque a medida que avanzaba me encontraba con distintos problemas que iba tratando de solucionar, como por ejemplo cuando tuve que resolver la cuestión del sentido de la cinta o el giro de las ruedas», prosiguió Querol sobre un proceso creativo que demandó alrededor de seis meses.
Un invento de Lanús para el mundo
Lo primero que hizo fue armar un prototipo e ir contando los avances a través de distintas publicaciones que iba subiendo a la red social TikTok. El éxito de lo que iba compartiendo no sólo lo llevó a lograr un millón de «me gusta» y a superarlos 100 mil seguidores, sino que le dio las fuerzas necesarias para seguir adelante.
También se enteró que en Países Bajos habían hecho algo similar, pero con motor, y recibió el consejo indispensable: que patente su invento antes de que alguien le ganara de mano. «Cuando la empecé a probar en el barrio, la gente me paraba para preguntarme cosas sobre la bicintacleta, desde los autos me tocaban bocina y muchos me decían que quería comprarla. Ese reconocimiento fue fundamental para darme ánimo en los momentos difíciles», explicó Aníbal.
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El invento surge también en tiempos de un revival de la utilización de las bicicletas, motivado en parte por la baja en el uso transporte público a partir de las restricciones de la pandemia, pero también por una tendencia previa cada vez más marcada a construir bicisendas.
«La primera vez que me subí a una fue una satisfacción tremenda porque también tuvo que ver con la coronación de un esfuerzo de meses, en los que estuve varias horas por día dedicado a esto. Hoy se puede decir que estoy en la etapa final para hacer la producción a escala. Ya vendí las primeras y estoy expectante a ver qué pasa una vez que empiece todo a rodar», confió a Zonales.
Cada modelo cuesta alrededor de 150 mil pesos. La bicintacleta tiene cerca de dos metros de largo y posee un sistema de cambios similar al de las bicicletas convencionales. Según contó su creador, puede llegar hasta los 35 kilómetros por hora de velocidad.