El misterio de La Gran Dulce: la pelea detrás de la decisión de La Matanza de no habilitar la mega feria de ropa en el Mercado Central
La Justicia falló en favor de la apertura del espacio pero la administración de Fernando Espinoza se aferra en mantenerlo cerrado. Cuáles son los argumentos. Las marcas top que esperan por una definición.
Se llama La Gran Dulce y, ya desde su nombre, busca un impacto en marketing: llega para pelear con La Salada. Pero la nueva mega feria que debía estar ya en funcionamiento dentro del predio del Mercado Central, sigue cerrada por decisión del Municipio de La Matanza, que incluso va en contra de un reciente fallo judicial en favor de los dueños del emprendimiento.
Se trata de una enorme feria de indumentaria emplazada dentro del predio del Mercado Central, en la localidad de Villa Celina. El 13 de junio, la jueza federal de San Martín Martina Forns dictó un recurso de amparo que permitía la habilitación de La Gran Dulce e instaba al Municipio de accionar en contra de la feria.
En el fallo, se exhortó a la comuna de que “se abstenga de utilizar las fuerzas policiales con el fin de obstaculizar las obras y a los concesionarios emplazados en el territorio de la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires, así como a la empresa La Gran Dulce SAS como concesionaria de dicho predio».
Pero la Dirección de Paralizaciones y Clausuras del Municipio de La Matanza, tal como lo informó Clarín, volvió a cerrarla. Y citaron un pronunciamiento oficial sobre el tema: “Esa feria nunca estuvo habilitada. Está sobre un gasoducto y no tiene planos”, informaron.
Ante el cierre, la empresa sostuvo que el Municipio carece de competencia dentro del Mercado Central y denunció que las clausuras generan “la pérdida de diez mil puestos de trabajo en un momento crítico de la economía nacional caracterizada por el desempleo”.
La Gran Dulce y La Matanza: la polémica en el Mercado Central
El fallo de la jueza Forns respondió a una presentación en nombre de la empresa de Rubén Gómez y su abogado Daniel Llermanos, y que respondió a la trunca inauguración del 13 de mayo. En aquel entonces, a 24 horas de la apertura del emprendimiento, la comuna encabezada por Fernando Espinoza ordenó su cierre por “falta de habilitación”.
La empresa que explota el espacio –comparable con la tradicional La Salada– argumentó que el Municipio carece de competencia dentro del Mercado Central y añadió que la medida provocaba «la pérdida de diez mil puestos de trabajo en un momento crítico de la economía nacional caracterizada por el desempleo».
El amparo consignó que el establecimiento cuenta con sanitarios, estacionamientos, accesos para personas con movilidad reducida con rampas y elevadores, tanto para el público que lo visitará como para los comerciantes incluyendo espacios de recreación, como sector de juegos, gastronomía y una sucursal bancaria.
Quienes proyectaron La Gran Dulce – está en la avenida General Paz y 27 de Febrero, Villa Celina- pretenden que sea el centro comercial más grande de América Latina y le compita mano a mano a La Salada, ubicada a pocos metros allí, en Lomas de Zamora, del otro lado del Riachuelo.
El emprendimiento mayorista de 17 hectáreas a metros del puente La Noria tiene hasta ahora más misterios que locales ya vendidos. De hecho, la denuncia que presentó la comuna que gobierna el intendente Fernando Espinoza -lo hizo en febrero pasado, ante la Inspección General de Justicia (IGJ)- hasta pone en duda hasta quién es el verdadero dueño.
La apuesta de los inversores es a lo grande: la feria tiene 57.000 metros cubiertos y habría costado 22 millones de dólares hacerla. Pero el pasado de los mismos es un misterio. Poco se sabe de quiénes están detrás del proyecto. Según LN Data, uno de ellos es precisamente Rubén Eduardo Gómez, empresario polirrubro y con mercados en zonas del conurbano, quien ahora logró dar vuelta el fallo que favorecía a La Matanza.
Gómez empezó a trabajar en el Mercado Central siendo un niño a los siete años. Lo hacía en una verdulería que, de grande, se dio el gusto de comprarle al dueño. Hoy, según La Nación, se define como un «feriante de guante blanco» y pretende que La Gran Dulce tenga como clientes estelares a los talleres textiles.
Uno de los principales atractivos de La Gran Dulce es la diversidad de su oferta. Los visitantes pueden encontrar desde prendas básicas hasta piezas de moda contemporánea, todo a precios muy accesibles. El mercado alberga tanto a vendedores independientes como a tiendas más establecidas, creando un ecosistema comercial dinámico y variado.
Tras el fallo de la Justicia, el predio debía estar abierto de lunes a domingo desde las 10 de la mañana hasta las 20. Y cuenta con amplio espacio para estacionar de manera gratuita y con seguridad, según informan desde el complejo.
De acuerdo a lo que figura en su propio sitio web, hay cadenas internacionales de indumentaria como H&M y Pull&Bear que ya tienen el compromiso de estar en la oferta de ropa. Allí también se encuentra a New Balance, Bershka y Forever 21.
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