Florencio Varela: el ejemplo de superación de una joven con parálisis cerebral que estudia tres carreras
Cecilia Mazar tiene 26 años y desde su nacimiento atravesó múltiples problemas de salud. Su condición no le impide trabajar, estudiar tres carreras universitarias en simultáneo y estar a punto de recibirse en una de ellas.
Cecilia Mazar, vecina de 26 años de Florencio Varela, en el sur del Conurbano, tiene una vida muy activa: estudia tres carreras universitarias en simultáneo y aún así logra hacerse un tiempo libre para juntarse con amigos y pasar tiempo con su pareja. Nada hace imaginar la historia que tiene detrás.
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En la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), la joven cursa la carrera de periodismo; mientras que en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) de Florencio Varela estudia kinesiología y enfermería. Para esta última carrera, le quedan nueve materias para recibirse.
Detrás de ese enorme esfuerzo de Cecilia hay una historia de resiliencia digna de destacar: sufre parálisis cerebral, fue abandonada por su madre al nacer, de adolescente le diagnosticaron epilepsia y le dieron un pronóstico de vida poco esperanzador al que ella fue venciendo día a día con mucha tenacidad y ganas de superarse.
«Los límites no existen, se los impone uno mismo. Con voluntad, esfuerzo y perseverancia se puede llegar a cualquier lado», remarcó Cecilia.
La historia de la joven de Florencio Varela
Cecilia Esperanza Mazar nació el 13 de octubre de 1995 en el Hospital Mi Pueblo de Florencio Varela y su madre la abandonó horas después. Con apenas unos días de vida, sufrió un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo del cerebro que le dejó como secuela una parálisis cerebral de grado 4 que impide caminar por sus propios medios. Estuvo en el área de neonatología por algunos meses y contrajo sepsis, una infección generalizada de la sangre que puede ocasionar inflamaciones y llevar a la muerte sin un tratamiento rápido.
Sobrevivió, pero tuvo que atravesar diversas transfusiones. Y luego, mientras debían atender su salud, estuvo un año con una familia sustituta hasta ser adoptada por Inés Kotur y Nicolás Mazar, que no sabían de su condición médica y fueron anoticiados de que tenía bajos pronósticos de vida. No les importó: la criaron con todo el amor que merecía. Como homenaje a la enfermera que la había cuidado en sus primeros días de vida, le pusieron el nombre «Cecilia».
La infancia fue dura. La parálisis cerebral la obligo a enfrentar diversas terapias médicas, tratamientos kinesiológicos y hasta psicológicos que le permitieron transitar con menos dificultad la vida. También fueron claves las 11 veces que ingresó a un quirófano para ser operada pero gracias a esas cirugías pudo volver a caminar. Sin embargo, los obstáculos continuaron: a los 15 años fue diagnosticada con epilepsia.
«A veces ni yo soy consciente de todo lo que he logrado hasta acá. Y todo esto no estaría pasando sin mi familia, mi novio, mis amigos y conocidos que siempre me trataron con la mejor de las vibras», dijo la chica que además de estudiar, trabaja en el Centro de Telemedicina de la UNDAV.
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Y cerró: «Sobreviví a todos los obstáculos que se me presentaban y mi entorno sabe bien que yo no me considero ejemplo de nada, pero si mi historia puede servirle de motivación a alguien que no puede hacer algo o cree que no le da la cabeza, adelante».