La historia de la casa de Parque Leloir que es un ícono del rock y fue la cuna de los primeros éxitos de Los Redondos
Allí instaló su estudio de grabación Del Cielito Records, el primer sello independiente del país. El entonces dueño de la propiedad buscó cambiar algunas situaciones que vivían los músicos de la época al grabar sus discos.
Árboles, brisa, cercos de ligustros y una calma codiciada. En esa quietud que ofrecía un tranquilo barrio de la localidad de Parque Leloir, en el oeste del Conurbano, dentro de una de las quintas de la zona se estaban produciendo grandes éxitos de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, la banda liderada por el Indio Solari y Skay Beilinson, como también fue el lugar elegido por Luis Alberto Spinetta, entre otros.
Es la historia de Del Cielito Records, el primer sello discográfico independiente del país, fundado en 1980 por el productor artístico Gustavo Gauvry, quien creció en Olivos pero se había mudado a la mencionada propiedad donde construyó la amplia cabaña donde instaló su propio estudio de grabación.
Amante del rock, Gauvry había conocido a mucha gente del ambiente en la Ciudad de Buenos Aires y uno de ellos, el compositor Pipo Lernoud, lo llevó a conocer a la banda Serú Girán, de la que empezó a colaborar haciéndoles fotos y al poco tiempo se convirtió en su monitorista. Así nació una amistad con el cantante David Lebón, con quien eran recurrentes las charlas sobre la necesidad de tener un espacio propio para grabar.
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«Ya había ido a otros estudios de grabación como colado y no podía creer que todo fuera cara de culo y horarios restringidos. El rock era el último orejón del tarro y los estudios te daban el último horario. No te daban ni para tomar café. O estabas en el estudio o en un pasillo frío. Un horror. No había ningún espacio para lo creativo y se estaba poniendo de moda eso de tener el propio sello, como los Beatles con Apple, o el propio estudio. Con David soñábamos mucho con tener un estudio propio», explicó.
Y recordó: «Yo pensaba que un estudio tenía que estar en Callao y Santa Fe, pero a la vez todos querían venir a grabar ahí, aunque no hubiera ni donde comprar cigarrillos. Les gustaba el lugar, la pileta, los pajaritos. ¿Y si me construyo un galpón en el fondo?, me preguntaba. Así todo me parecía una locura del hippie que yo era. Hasta que Alberto Ohanián, que era entonces un abogado serio, vino un día y me dijo: ‘Gustavo, ¿por qué no te hacés un galpón y un estudio ahí en el fondo?’. Eso hizo que comprara ladrillos y alfombras hasta formar, con los años, el estudio profesional que es hoy”
Parque Leloir, cuna de éxitos Los Redondos y el Flaco Spinetta
Gauvry, que había comprado dos lotes de 2800 metros cuadrados en una época en la que «no valían nada», propuso poner su casa como el espacio donde montar el estudio de grabación. «Yo pensaba que un estudio tenía que estar en Callao y Santa Fe, pero a la vez todos querían venir a grabar ahí, aunque no hubiera ni donde comprar cigarrillos. Les gustaba el lugar, la pileta, los pajaritos. ¿Y si me construyo un galpón en el fondo?, me preguntaba. Así todo me parecía una locura del hippie que yo era».
Un día, Alberto Ohanián, abogado y manager del Flaco Spinetta, le sugirió lo que él ya venía pensando y entonces compró «ladrillos y alfombras hasta formar, con los años, el estudio profesional». Para la inversión utilizó «un dinero que me había quedado de la venta de una propiedad», asociado con Lebón, que luego grabó allí «El tiempo es veloz», el disco de oro que lo ubicó primero en el ranking de ventas por única vez en su carrera.
El productor artístico y hoy ingeniero en sonido, aseguró que la premisa en la casa de Parque Leloir era que «un estudio no tenía que ser una cueva en el centro de la ciudad cuando podía ser un lugar con luz, con aire libre, con familia metida en el medio, con chicos, con amigos, con asados: un lugar donde pudieras grabar en un clima de distensión».
Por eso, «el plan era hacer música, disfrutar de la gran inspiración que me transmitía el contacto con los más grandes músicos de rock en la plenitud de sus vidas».
Pronto, el lugar se convirtió en «la casa de todos» y por allí grabaron sus discos distintos artistas o bandas de gran relevancia en la Argentina. Entre ellos, salieron de estos estudios Gulp y Oktubre, los dos primeros discos de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota. Y grabaron León Gieco, el mencionado Spinetta, Los Ratones Paranoicos, Fabiana Cantilo, Los Violadores, Los Fabulosos Cadillacs, Divididos, María Rosa Yorio, Los Caballeros de la Quema y Los Piojos, entre otros.
«Acá pasaron muchísimas cosas porque este lugar estaba abierto las veinticuatro horas. Se componía, se tocaba, se grababa. Luis (Spinetta) venía, prendía las luces y se ponía a dibujar. No estábamos tan enfocados en lo comercial sino a favor de la música», recordó Lebón. Gauvry vendió el estudio décadas después a la banda Bersuit Vergarabat, que mantuvo el lugar con la esencia con la que fue creado.