Olivos: abrieron su pastelería en pandemia y crearon las medialunas de 12 sabores que son furor
Ariel Gravano y Margarita Festa se enamoraron hace diez años y en 2020 fundaron una panadería que es referencia en el norte del Conurbano por su particular invento: las diferentes variantes de medialunas.
Su pasión por la pastelería y por crear sólo les tenía reservado el éxito. Ariel Gravano y Margarita Festa fundaron, en noviembre de 2020, Nuna & Co, una panadería que abrió en medio de las fuertes restricciones por la pandemia de Covid-19 y se volvió una referencia en el norte del Conurbano por su particular sello: sus doce variedades diferentes de medialunas.
Antes, mucho antes de interesarse por ese local a la venta en Olivos (sobre la Avenida Libertador 2735) que terminaron eligiendo para concretar su sueño de tener su propio comercio, la historia de esta pareja de emprendedores comenzó cuando ambos se conocieron en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) y terminaron enamorándose.
Según contó Margarita, ella estudiaba y él era profesor de la carrera de Pastelería Superior. «Un día me preguntó si mi apellido tenía algo que ver con una marca de lácteos y el mascarpone. Básicamente por el mascarpone fue que empezamos la conversación», reveló.
Ella trabajaba como fotógrafa gastronómica y la convocaron para cubrir un taller de investigación sobre una torta Balcarce con concepto minimalista que estaba desarrollando Ariel junto a otros colegas. Y entre merengues, masas y dulce de leche surgió el amor. En 2016 se casaron y en 2018 nació Luisa, su hija más grande, quien le dio el nombre al negocio.
El origen del nombre de la panadería de Olivos
La pareja de pasteleros explicó que, a una semana de abrir el local, no sabían qué nombre le iban a poner. Terminó surgiendo de una situación que se daba habitualmente en el seno de la familia. Luisa, que aún estaba aprendiendo a hablar, veía a su papá produciendo medialunas y no paraba de pedirle: «Papá, quiero nunas». Así bautizaron al local y Margarita se encargó de diseñar la estética del comercio y dedicarle una vidriera importante a las «nunas».
«Queríamos ofrecer un producto típico argentino: que sea algo bien nuestro y también aggiornarlo. Así surgió la idea de las coberturas y los diferentes rellenos simples, pero ricos», mencionó Ariel sobre el nacimiento de las doce variantes de medialunas que son el producto estrella del local de Olivos y que, a diario, venden entre 1000 y 1300 unidades.
La clave es la fermentación lenta de la masa que dura 15 horas, lleva manteca, no tiene conservantes ni se utiliza huevo en su preparación. «Uno de los secretos es el almíbar que preparamos con un poco de vainilla», contó Ariel, que en 2017 se consagró Campeón Argentino de Pastelería.
Entre las variantes de medialunas que se pueden elegir están la clásica de manteca, la rellena de membrillo, la de crema pastelera, la de dulce de leche, otras con crema de avellanas, otras bañadas en chocolate amargo, chocolate blanco y otras glaseadas con relleno de frambuesa liofilizada y pomelo, además de las que llevan chutney de manzanas en su última capa y otras con canela o nuez.
El deseo de crecer
Como las exquisiteces que producen los pasteleros de Olivos no duran mucho en las vidrieras, la pareja ahora quiere ampliar su negocio y sumar otro punto de venta. El lugar elegido fue el barrio de Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires, donde encontraron un local en la calle Marcelo T. de Alvear al 772. «No vamos a bajar la calidad, sino que es una manera de expandir el emprendimiento, avisó Margarita, que es la publicista del proyecto y deja en manos de Ariel el manejo de la cocina.
Ya tienen un cronograma planificado de trabajo con su nueva sucursal: los días hábiles despacharán ellos mismos desde Recoleta y los fines de semana estarán en el local de Olivos por la alta demanda. Todo mientras le dedican tiempo al amor de la pareja y a sus hijas, Luisa y Felicitas (2) que, aseguran, serán las dueñas del negocio en el futuro.