El origen de Dibu, el personaje animado creado en Llavallol que marcó al arquero de la Selección
Rodolfo Mutuverría le contó a Zonales cómo creó al dibujo animado que fue un éxito en los ’90 y que ahora tiene su revival a partir del apodo de Emiliano Martínez. El vecino es uno de los ilustradores más prestigiosos en su género.
Antes de que Emiliano Dibu Martínez intimidara rivales para atajar todo lo que le tiraban, ayudando a que Argentina ganara la última Copa América, hubo otro Dibu que a mediados de los ’90 marcó a una generación de pibes. Después del éxito en Brasil, el propio arquero contó que cuando llegó a la pensión de Independiente recibió el apodo que lo acompaña hasta hoy en día por ser «un poco coloradito y con pecas» como el personaje de ficción.
Pero lo que no muchos saben es que ese dibujo animado que entre 1996 y 1998 protagonizó tres temporadas en la televisión abierta, generó merchandasing por doquier y hasta tuvo su propia saga cinematográfica nació en Llavallol, partido de Lomas de Zamora, de la mano de Rodolfo Mutuverría, vecino de toda la vida del barrio, ilustrador de talla internacional y docente de futuros dibujantes.
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«Recibi un llamado de Telefe. Me presenté y me pidieron que diseñe un personaje que sea un poco Jaimito, el típico nene de los chistes de esa época, pero que no luciera tan zafado. Tenía que verse picaro y que a la vez tuviera gancho con el público. Y siempre digo que la picardía es una actitud y no un rasgo físico, así que empecé a pensar qué aspecto debía tener este chico para que la gente lo vea así», contó a Zonales Mutuverría.
Un poco en el estudio de su casa de Llavallol y otro tanto en un parque cercano, el dibujante aprovechó esa mezcla de tranquilidad, aire libre y naturaleza que sólo tenía en su barrio y logró conseguir la concentración necesaria para darle forma definitiva a la pequeña criatura.
«Pensé en hacerle una nariz pequeña, pero en punta hacia arriba y muchas pecas. La nariz para arriba me invitaba a sacarle los dientitos para afuera. En el peinado, para que luzca a la moda, me inspiré en Nick Carter de Backstreet Boys, que por ese entonces tenía el pelo corto a la altura de las orejas. El color del cabello debía llamar la atención y el naranja era la mejor opción», confesó el vecino.
A la hora de vestir a su personaje, Rodolfo tuvo sus dudas: «Para la vestimenta no tenía muy claro qué les gustaría, así que opté por hacer varias versiones de remeras, pero sabía que no podían ser con estampados porque luego serían complejas de dibujar si había que hacer una animación, hasta que surgió la opción de la remera con cuello a rayas. Las zapatillas las hice tal cual salieron en la serie. Mi idea era que a pesar del tamaño del calzado, el personaje tuviera los pies pequeños».
El coloradito con pecas le dio muchas satisfacciones al ilustrador de Llavallol de 53 años que es padre de dos hijos, ya que fue invitado a participar en distintas convenciones de cómics y dibujos tanto del exterior como del interior del país. «Me pone muy feliz haber contribuido a una infancia feliz de muchos chicos de esa época que hoy me visitan con sus hijos en mi stand en cada presentación donde voy», contó.
La vida antes y después de Dibu
«Siento que nací dibujando, que ya lo tenía incorporado en la sangre. A mi papá le encantaba copiar las tapas de la revistas Pato Donald o Patoruzú y lo hacía muy bien. Mi abuelo materno también era dibujante, hacía planos, pero no lo llegué a conocer. De chico tuve muchas motivaciones en relación a la animación. Me gustaba ver dibujos animados, como a la mayoria de los chicos, pero me intrigaba más saber cómo era que se movían», relató Mutuverría a Zonales.
Los recuerdos del ilustrador fluyen desde aquellos jornadas viendo a Walter Lantz explicando cómo dibujaban los cortos del Pájaro Loco hasta el día en que le regalaron un proyector de juguete que mostraba imágenes fijas con el que él intentó crear su propio equipo de animación.
«Tenía claro que mi objetivo era hacer dibujos animados, pero no sabía dónde ir a estudiar hasta que a los 14 años me anoté en la escuela de Carlos Garaycochea para hacer dibujo humorístico. No era lo mismo, pero era lo más cercano en cuanto al diseño. Y ahí empecé de cero. Mi debut fue como asistente de Garaycochea, imitando su estilo para un diario. Iba a su casa y lo ayudaba con el material que tenía que entregar. Y mi primera publicación oficial con mi estilo fue en el Libro de Oro de Patoruzú de 1985», contó quien cursó la primaria y la secundaria en el Euskal Echea.
Luego de ese inicio, la vida laboral de Mutuverría incluyó tareas laborales de todo tipo y color, tanto en el rubro artístico como en otros. Por ejemplo, fue cobrador del Hospital de Llavallol y formó parte del staff de una compañía de seguros. A una cuadra de este último lugar había una productora que trabajaba con Hanna Barbera, el estudio de animación creador de Los Picapiedras y el Oso Yogui, entre otros éxitos.
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De tanto golpear puertas, en 1990 logró ingresar y así fue como arrancó, a la distancia, a dibujar en distintas producciones internacionales que se emitían por Cartoon Netwoork o Disney Channel. También tuvo varias participaciones en producciones de Telefe y fue contratado por Warner Bros. para dibujar cómics de Bugs Bunny, Tweety o El Correcaminos.
«Hace 20 años que me dedico a la docencia. Fui profesor de la escuela de Garaycochea y cuando cerró, con mis colegas y amigos fundamos nuestra propia institución de arte: Estudio 13. Debido a la pandemia, tuve que comenzar a dar clases online y realmente funcionó muy bien, ya que puedo recibir nuevos alumnos, no sólo de todo Buenos Aires, sino también de las provincias del interior y del extranjero», finalizó el creador de Dibu.