A 40 años de la terrible tragedia de Oscar Víctor Trossero: el día que un futbolista de River murió en un vestuario
Se formó en Boca, pasó por Racing y estaba en el Millonario cuando se desvaneció apenas finalizado un partido contra Rosario Central. Las causas del fallecimiento y la lucha de su familia para que este caso no quede en el olvido.
Oscar Víctor Trossero podría haber sido un referente de alguno de los clubes grandes del fútbol argentino: de hecho, jugó en Boca Juniors, Racing Club y River Plate, tres de los cinco más importantes. O goleador de un torneo de nuestro país: convirtió 58 tantos en Unión de Santa Fe, a razón de casi 0.50 por partido. O integrante del seleccionado nacional en un Copa del Mundo: César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo lo tuvieron en consideración.
Sin embargo, ninguna de esas alternativas se concretó. Trossero, un gringo criado a carne y leche de campo en una de las zonas agropecuarias privilegiadas de la provincia de Santa Fe, murió poco después de los 30 años, mientras se duchaba en el vestuario visitante de la cancha de Rosario Central, como consecuencia de un aneurisma cerebral.
Formación y estreno en Boca
Nito Trossero, como lo empezaron a llamar en La Candela, debutó en Primera División con la camiseta de Boca y en un clásico: ante Racing en Avellaneda. A modo de carta de presentación, le hizo un gol a Ubaldo Matildo Fillol. La Academia ganó 3-1 aquella fría tarde del 25 de junio de 1972. Bastante influyeron las atajadas del Pato, incluido un penal a Rubén José Suñé.
Aunque por potencia y decisión parecía un delantero central a la medida de Boca, Trossero dispuso de escasas oportunidades en el Xeneize. Hugo Alberto Curioni (Tula, un cordobés que definía con los perfiles y además cabeceaba) era el titular y empezaba a formar una sociedad fructífera con Osvaldo Rubén Potente.
A Trossero, como a tantos pibes de las divisiones inferiores, no le quedó otra opción que emigrar. Se fue a Racing, como parte de la operación que derivó en la llegada de Jorge José Benítez, el Chino original, a La Boca. Oscar no duró demasiado en Avellaneda. Su siguiente locación laboral fue Unión de Santa Fe. Y ahí creció, dirigido por Juan Carlos Lorenzo.
Oscar Víctor Trossero, con boleto a Francia
Por aquellos años, con Alemania e Italia como principales ligas europeas, Francia constituía un mercado de segundo orden, atractivo igualmente por el glamour del país y porque la diferencia económica con el nuestro era lógicamente muy grande. Hacia allí se dirigió Oscar Víctor Trossero, ya con unos bigotones distintivos.
Se transformó en ídolo del Nantes, donde llegó a compartir plantel con un compatriota de igual apellido (Enzo Héctor Trossero, recio zaguero central de Colón en Independiente). Mónaco y Montpellier fueron sus otros destinos franceses.
En 1983, cuando parecía consolidado en el Viejo Continente, Nito Trossero resolvió emprender la vuelta. Había encaminado las negociaciones con Argentinos Juniors, pero un llamado telefónico de José Varacka, director técnico con el que había subido a la máxima categoría, lo llevó a inclinarse por River.
Los Millonarios no atravesaban su mejor momento. Los resultados negativos se sucedían. Él acumulaba siete goles en una veintena de encuentros, cantidad interesante en un período que todavía debía considerarse de readaptación y con un funcionamiento colectivo que no ayudaba.
Derrota, desmayo y muerte en River
En ese contexto desfavorable no sorprendió que los de Núñez perdieran 2-1 en Arroyito, escenario siempre complejo para los visitantes. Trossero regresó al vestuario y, además del dolor propio de la adversidad, empezó a sufrir molestias en el pecho y la cabeza. Se lo comentó a uno de los médicos, Roberto Paladino.
“Andá a bañarte que ya te reviso”, le dijo el doctor. Al rato debió ir a verlo de urgencia. El atacante se había desmayado a la vista de un entonces juvenil Carlos Daniel Tapia, el Chino, uno que siguió el camino inverso al suyo (surgió en La Banda y acabó en Boca).
“Nos dimos cuenta de que se trataba de algo grave, porque no reaccionaba”, recuerda Julio Jorge Olarticoechea, otro integrante de aquel plantel riverplatense que también vistió la casaca azul y oro.
Los desesperados intentos por reanimar a Trossero y el inmediato traslado al Hospital Marcelino Freyre no evitaron la tragedia. A las 22.15 se confirmó oficialmente la muerte del futbolista. “El jugador fue atendido con masajes cardíacos, respiración boca a boca e inyecciones, pero su resurrección fue infructuosa. Cuando llegó al hospital padecía de palidez generalizada, ausencia de tonos cardíacos y pulso, perdida de conocimiento, reflejos oculares y midriasi”, decía el parte oficial.
Stella Maris Dederita, la viuda que quedó a cargo de los cuatro hijos del matrimonio, inició un juicio contra el Club Atlético River Plate y la Asociación del Fútbol Argentino. La indemnizaron con 30.000 dólares. La cifra hoy suena ridícula para una actividad que mueve millones. Con Trossero, además de una pena inmensa, quedó para siempre la incertidumbre: ¿hasta dónde habría llegado si la vida no se le hubiera interrumpido tan pronto?
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