Tres sedes distintas, un órgano que las pasó todas y otros secretos de la histórica Catedral de Morón
El actual edificio de la Diócesis de Morón data de 1885 y es el tercero que se construyó para venerar a la Inmaculada Concepción del Buen Viaje. Un pontífice la declaró Basílica Menor y otro paró y oró dentro de ella.
Allá por 1885, ni Morón ni Argentina eran lo que son hoy, lógicamente. Pero en aquel y en este tiempo hubo un edificio que fue testigo de aquellos y estos años: la Catedral de la Inmaculada Concepción del Buen Viaje. Lo que no muchos saben es que la actual sede, cuya obra fue inaugurada hace ya 136 años, no es la primera de la iglesia más importante del distrito del oeste del Conurbano.
Para llegar al inicio de la historia de la sede de la Diócesis de Morón, que también comprende a Ituzaingó y a Hurlingham, hay que remontarse todavía más atrás en el tiempo, hasta 1757, cuando, de acuerdo con la información que recabó el Instituto Histórico de Morón, el Colegio de la Compañía de Jesús en Buenos Aires vendió parte de sus terrenos a Manuel Alarcón.
Y fue justamente ese vecino quien, hacia fines de 1769, donó una parcela de su tierra para que se construyera una capilla que quedaría bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Viaje. La obra quedó lista en 1776 y duró hasta 1854, cuando se inauguró una nueva construcción.
Pero aquella sede también quedó chica por el crecimiento de la población que la rodeaba y en 1868 se puso la piedra fundamental de la edificación actual, que fue encomendada al arquitecto Manuel Raffo. La nave de la iglesia quedó lista tres años más tarde, lo que permitió que comenzaron a celebrarse oficios religiosos.
Las diferencias entre sus dos campanarios tiene que ver con que fueron construidos en distintos momentos. La última de las torres se terminó de levantar en 1885, fecha que se toma como la de la apertura oficial de la sede ubicada en la calle Nuestra Señora del Buen Viaje 929, entre Belgrano y San Martín, justo frente a la plaza principal del distrito y a cuatro cuadras de la Estación Morón del Ferrocarril Sarmiento.
En la construcción se destacan los altares del Sagrado Corazón de Jesús y de San José, considerados por los especialistas como verdaderas obras de arte. En 1948, se coloca la piedra fundamental de la Ermita en la esquina de Buen Viaje y Belgrano y en 1957, con la creación del Obispado, el Papa Pío XII elevó el templo a Catedral y se le dio el título de Basílica Menor por haber sido entronizada en ella la imagen de Nuestra Señora del Buen Viaje.
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En tanto que en agosto de 1963, el Papa Juan XXIII la declaró Basílica Menor y, en junio de 1982, Juan Pablo II se detuvo en Morón y oró ante la imagen de la Inmaculada Concepción del Buen Viaje.
La Catedral y su órgano que sobrevivió a la Primera Guerra Mundial
Con sus cuatro metros de alto y sus tres y medio por lado, el órgano de la Catedral de Morón es la gran marca registrada del lugar, al punto que desde 1921 al presente marcó las tertulias religiosas de varias generaciones de vecinos del Oeste del Conurbano.
Su llegada no fue sencilla, tal como cuentan quienes se dedicaron a investigar sobre el tema. En febrero de 1914, el por entonces párroco Pablo Darbón encargó a la casa alemana Walcker, una de las más prestigiosas del mundo, la construcción del instrumento. El contrato por el que la Iglesia pagaría 8.840 pesos moneda nacional se firmó en las oficinas de Juan Puget, representante en Buenos Aires de esa casa de música.
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Pero el camino que de entrada parecía sencillo, tuvo rápidamente una serie de desencuentros, malentendidos y complicaciones que arrancaron por el inicio de la Primera Guerra Mundial, comenzada en julio de ese año porque la disputa bélica interrumpió el tráfico comercial por el Océano Atlántico y los 3.000 pesos que ya se habían pagado por el órgano quedaron en veremos.
Unos meses después, a mediados de 1915, Darbón recibió una carta de la casa Walcker donde le avisaban que el instrumento estaba terminado y que se enviaría apenas finalizara la guerra. También le confirmaban que habían recibido 2.000 pesos por intermedio de Puget, quien parece que se fugó con los mil restantes a Montevideo en compañía de una amante.
Al terminar la guerra y después de cruzar varias cartas con el padre Darbón, en noviembre de 1919 la casa alemana reconoció el pago y reconfirmó que el órgano estaba listo. Pero, y siempre hay un pero, para entregarlo reclamaba 800 pesos más. ¿Inflación? Sí, lisa y llana inflación, para aquellos que creen que es un mal de nuestros tiempos. El problema dejó de ser tal cuando la plata que faltaba apareció y el 17 de octubre de 1920 el instrumento fue subido en un barco a vapor desde el puerto de Hamburgo con destino a Buenos Aires.
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La llegada ocurrió un mes más tarde. Pero las autoridades de la Aduana no lo entregaron tan rápido como se esperaba porque en los papeles del órgano no figuraba el nombre del dueño. Finalmente, llegó a Morón el 20 de enero de 1921. El tiempo que había estado en el puerto hizo su parte al problema y debieron enviar a alguien para que lo armara, trabajo que llevó casi cuatro meses.
El 29 de mayo de 1921, a las 10 de la mañana, según el testimonio de los historiadores locales, Francisco Corbani, quien era por entonces organista de la Iglesia de Flores, hizo sonar por primera vez al órgano de la Catedral de Morón en un concierto donde María Magdalena de Ezcurra puso su voz.