Así era el primer local de Mi Gusto, la cadena de empanadas que empezó como una rotisería en Don Torcuato
La empresa fue fundada en 1999 por la mamá de los hermanos Jésica y Pablo Lemos. Luego se expandieron a Tigre y otras zonas del Conurbano. Ahora son famosos por la docena a 48.000 pesos.

Las empanadas tradicionales de Mi Gusto también son una experiencia para los sentidos. En medio de la polémica por los dichos de Ricardo Darín, se conoció la historia de la marca.
La polémica que atraviesa a Argentina que se desató luego de que Ricardo Darín, protagonista de la serie «El Eternauta», afirmara en el programa de Mirtha Legrand que una docena de empanadas costaba $ 48.000 no deja de crecer. El actor, sin mencionarlo, se refería a la cadena Mi Gusto, una de las más famosas y de moda en todo el AMBA, que comenzó su recorrido con un pequeño local en Don Torcuato.
«Una docena de empanadas vale $48.000. No entiendo muy bien. Hay algo que no me termina de cerrar, no comprendo de qué están hablando. Hay mucha gente que la está pasando muy mal”, criticó el reconocido actor. Darín hizo referencia a eso durante una crítica a anuncios del gobierno sobre los «dólares del colchón», y cuestionó las medidas anunciadas por el Ministro de Economía, Luis Caputo.
“Hay muchos colchones que están un poco apolillados. La verdad es que no entiendo nada, me llama un poco la atención. ‘¿De quién están hablando?'», arremetió el protagonista contra el «Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos«.

Mi Gusto hoy es una mega cadena que fabrica 70.000 empanadas por día para sus 37 sucursales, pero arrancó como tantos otros, modestamente. Fue fundada en 1999 por los hermanos Jésica y Pablo Lemos en Villa de Mayo, partido de Malvinas Argentinas. Comenzó como una rotisería chiquita, de barrio, pero tras la crisis del 2001, el emprendimiento apuntó a otra dirección: solamente empanadas y pizzas premium, apostando por sabores distintivos y de alta calidad.
En su página web destacan que su misión es «llevar la empanada argentina a otro nivel», con recetas originales y salsas exclusivas. Los hermanos Lemos afirmaron en el podcast La Fábrica que hoy producen unas 15 millones de empanadas al año.
«Siempre nos diferenció tener una empanada abundante, más grande de lo tradicional. Cómo están presentadas, la servilleta. Y en la caja tiene separadores porque en el delivery se rompían. Empezamos a estar más en el detalle», detallaron, y agregaron: «Tenemos gustos disruptivos, pero las clásicas son las de siempre».

Así arrancó el primer local de Mi Gusto en Don Torcuato como rotisería, cuando aún estaba encabezado por la mamá de ambos, Lucía. Por entonces Jesica y Pablo la ayudaban. «Va a ser como mi casa, seré la anfitriona y los clientes, mis invitados. Va a ser mi gusto el que comerán», les dijo un día Lucía. Y así surgió el nombre de la marca.
El excelente producto final nunca dacayó y el boca a boca se hizo fuerte en la zona noroeste del GBA. Los primeros cuatro locales fueron propios: al de Torcuato, le siguieron otros tres en General en Pacheco, Los Polvorines y San Miguel. En el 2012 falleció Lucía y pegaron el salto al mundo de las franquicias.
El negocio familiar creció con el delivery en pandemia, con una demanda que superó la capacidad de producción. La cuarentena le sirvió para innovar. Mantuvo la receta original de las clásicas de Lucía y sumó el sabor de hamburguesa, y ese manjar hizo que todo explotara por los aires.
La actualidad es a puro crecimiento. Se produce en uan fábrica de 1.500 metros en San Miguel y hay planes para ampliarla a 9.000 para empezar a exportar. Próximamente, abrirá un local en Vicente López y sumará una línea sin gluten. La inversión inicial para abrir una franquicia de 140 metros cuadrados ronda en US$ 200.000 con un recupero estimado en 18 meses. Para 2026, planean seis aperturas, en tanto que para 2027 y 2028 una por mes, y para 2029 y 2030 dos mensuales.
Mi Gusto, la caída del salario y el «índice empanadas»
El poder adquisitivo del salario mínimo cayó fuertemente en la última década y un dato simbólico lo demuestra: en abril de 2025 se pudieron comprar 14 veces menos docenas de empanadas que en diciembre de 2015, según un relevamiento de Noticias Argentinas con datos del IPCBA (Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires) y el Consejo Nacional del Empleo.

Según supo Noticias Argentinas, en diciembre de 2015, con un salario mínimo de $5.588 se podían adquirir 38,4 docenas de empanadas, que en ese entonces costaban $145,58 cada una.
En octubre de 2019, con un salario mínimo de $16.875 y un precio de $501,78 por docena, se podían comprar 33,6 docenas.
En diciembre de 2023, con un salario de $156.000 y el precio de la docena a $7.855,86, el salario alcanzaba para 19,9 docenas.
Finalmente, en abril de 2025, el precio de la docena alcanzó los $22.010,64, y el salario mínimo fue de $308.200, lo que equivale a 14 docenas.
La evolución muestra una caída constante en la cantidad de empanadas accesibles con un ingreso mínimo: de 38 a 14 en una década. La diferencia entre los precios y la actualización del salario evidencia la pérdida de poder adquisitivo, incluso sobre un producto popular y masivo como las empanadas.
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