Sus pinturas de aviones parecen fotos: el vecino que vuela alto y editará un libro sobre Malvinas
Carlos García (61), quien lleva realizadas más de 500 obras en estilo realista, le contó a Zonales cómo fue su recorrido que arrancó con tímidos dibujos cuando tenía 6 años y hoy lo ubica como uno de los mejores del rubro a nivel mundial.
Carlos Adrián García vive en el aire. Sin ser un piloto de avión comercial ni un soñador empedernido que le cuesta apoyar sus pies en la tierra, lo suyo es de alto vuelo por otro motivo: las más de 500 obras, entre óleos e ilustraciones, que lleva realizadas convierten a este vecino del barrio porteño de Versailles en un verdadero especialista en lo que a pintar aviones en estilo realista se refiere.
«Comencé a dibujar desde muy chico, alrededor de los seis años. Estaba con alguna gripe en cama y una tía me acercó una revista Mecánica Popular donde celebraban el 50 aniversario de la aviación. Recuerdo que en sus hojas traté de copiar los aviones que allí veía. Obviamente con el nivel de un pibe. Ese día se puede decir, no sé si por la conjunción fiebre y revista, me empezaron a gustar los aviones», le contó a Zonales García, quien tiene 61 años, está casado desde hace 31 años y es padre de tres hijos.
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De aquel chico que daba sus primeros pasos a este adulto que fue contratado por importantes líneas aéreas de aquí y del mundo y cuyas obras se expusieron, además de en Argentina, claro está, en España, Israel y Estados Unidos, entre otros países, hubo un largo recorrido que él mismo se ocupó de contar.
«Iba al almacén a comprar hojas del papel gris que se usaban para envolver el fiambre. Yo, en cambio, las utilizaba para dibujar aviones de memoria, según los recordaba de alguna película o programa de televisión. Ya en la secundaria, con un compañero hacíamos una especie de competencia en la que cada tenía que recrear, de memoria también, aviones que volaron en la Segunda Guerra Mundial. Él dibujaba los del Eje y yo, los Aliados», precisó el artista sobre sus primeros pasos.
El joven que nunca dejaba de dibujar aprovechó su paso por el servicio militar obligatorio para ir a conocer al dibujante de la revista Aeroespacio, editada por la Fuerza Aérea: «Le mostraba mis trabajos y noté sin saberlo que los hacía de la misma manera que él. Al tiempo, me preguntó si quería reemplazarlo ya que se estaba por jubilar. Y así fue como a los pocos meses empecé como dibujante en Aeroespacio. Fue cumplir el sueño del pibe a los 23 años».
Su trajinar artístico y laboral continuó por una editorial que tenía a su cargo la versión en español de la publicación inglesa de la Enciclopedia de la Guerra de Malvinas y por el área de Aviación del Ejército Argentino, lugar en el que se volvió «el artista oficial».
También pasó por Aerolíneas Argentinas y por Massey Ferguson, donde le encargaron una serie de ilustraciones de tractores para sus catálogos de venta. En los años posteriores, fue dibujante proyectista en distintos estudios y hasta abrió su propia firma, con la que sacó Alas de América y del Mundo, una revista dedicada a la aviación nacional, regional y mundial.
«En 1998 volví a Aerolíneas Argentinas, que me encargó que pinte la historia de la empresa en óleos que muestren sus aviones. Durante ese tiempo me contactó una empresa norteamericana para la cual empecé a trabajar también en forma paralela y fui nombrado ‘Miembro Honorario’ del Instituto Aeronaval dependiente de la Armada Argentina», enumeró García.
El libro sobre los aviones que volaron en Malvinas
El proyecto que tiene actualmente ocupado al vecino de Versailles es la edición de un libro con pinturas relacionadas con Malvinas: «Para mí es muy importante porque tiene que ver con sentir la plena convicción que las islas son nuestras y también, como me dice siempre mi amigo y piloto veterano de la Aviación de Ejército, el coronel Horacio Sánchez Mariño; con dejar un documento histórico plasmado en una tela con la mayor rigurosidad de lo acaecido».
¿Cuánto le lleva a García terminar cada una de sus obras? Él mismo lo respondió: «Demora no menos de un mes y medio, dependiendo del nivel de detalles. Como pinto con óleos, en función del tipo de color se demora el tiempo de secado. Además, no es lo mismo pintar un avión volando sobre una ciudad que sobre un campo. En el caso de una acción de guerra necesito informarme de todos los detalles posibles. Meteorología, terreno, hora o la actitud del avión respecto al blanco, entre otros datos. Eso me lleva mucho tiempo elaborando bocetos hasta que logro cerrar la idea de la composición».
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Además de dibujar aviones, desde hace dos años también los pilotea, ya que el 10 de diciembre de 2020, Día de la Virgen del Loreto, patrona de los aviadores, Carlos se recibió de piloto privado. Y no es la única capacitación por fuera de su pasión por el arte que realizó.
En paralelo a su carrera profesional como artista aeronáutico y marino, está cursando las últimas materias de la carrera de Diseño Industrial en la FADU-UBA, donde además se desempeña como profesor ayudante ad honorem.
«Es vital la formación académica, aunque sea en algo que no es lo que habitualmente hago, pues me permite explorar otros campos profesionales que también son de mi interés. Todo lo que uno pueda incorporar al conocimiento personal es muy importante», cerró a modo de consejo.