Monte Chingolo fue testigo del último duelo a muerte: militar contra periodista a espadazos

Lanús. Historias de mi barrio
·
16 de mayo de 2021

Un almirante que se sintió ofendido por una nota retó al dueño del medio, quien aceptó el desafío. Una historia que parece de otro mundo, pero ocurrió hace poco más de 50 años en pleno Conurbano.

Faltaban sólo dos minutos para las 6 del 3 de noviembre de 1968. Apenas iba media hora de amanecido y las nubes miraban desde el cielo el espectáculo que en la Tierra brindaban esos hombres que estaban llegando en bandos a la quinta ubicada sobre la calle Caaguazú al 200, en Monte Chingolo, partido de Lanús. Sin que ninguno de los presentes supiera que estaban por formar parte de un hecho histórico, esa mañana de domingo sería testigo del último duelo que tuvo lugar en Argentina.

Hoy suena irreal pensar que en un mundo que se movía al ritmo de The Beatles, The Rolling Stones y el flower power lanzado por los hippies para su pedido anti violencia también había lugar para las disputas a muerte marcadas por un honor mancillado, pero ocurrió y tuvo tal magnitud que la noticia de la batalla convenida en secreto terminó llegando a las páginas de los medios nacionales e internacionales, con fotos y relatos pormenorizados de lo ocurrido.

Monte Chingolo Duelo Espadas Militar Periodista
Los instantes previos a que comenzara el último duelo de la historia en Monte Chingolo.

De un lado, el almirante Benigno Varela. Del otro, el abogado, periodista y dirigente radical Yoliván Biglieri. Ambos, con sus respectivos padrinos de combate, munidos de sus sables y con la idea inequívoca de que la lucha sería a vida o muerte. La batalla comenzó 12 minutos después de las 6, con el Sol ya reemplazando a las nubes en el horizonte y un séquito a un lado y al otro de los contendientes. Pero toda historia tiene su principio y esta no comenzó ese domingo, sino bastante tiempo antes.

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Según cuentan los textos de la época, a Varela no le gustó un artículo periodístico publicado el 14 de octubre en Autonomía, el diario dirigido por Biglieri, en el que se lo acusaba de traidor por el derrocamiento de Arturo Illia, ocurrido dos años antes, y mandó a sus padrinos a buscar al responsable del medio con la intención de informarle que lo quería batir a duelo.

Lo que no se esperaba el militar que junto al teniente general Pascual Ángel Pistarini y al brigadier mayor Adolfo Teodoro Álvarez había encabezado el Golpe Militar que llevó al teniente general Juan Carlos Onganía al poder, era que su oponente había estudiado en el Liceo Militar, tenía un pasado como esgrimista y estaba dispuesto a aceptar la pelea a todo o nada.

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El duelo, a punto de comenzar, con los contendientes listos para la batalla a muerte.

El duelo fue pautado por el ex senador Vicente Mastolorenzo y por el abogado Jorge Nage, representando a Biglieri, y por el almirante Carlos Alberto Garzoni y el civil Atilio Barneix, por parte de Varela. Entre los cuatro se fijó lugar, fecha y equipamiento. Cuentan que hicieron falta tres reuniones para llegar a un acuerdo. Los representantes del militar sostenían que su apadrinado era el ofendido y que eso le daba derecho a elegir las armas. Del lado del periodista y político, recién aceptaron cuando se resolvió que se utilizaría un sable de filo, contrafilo y punta.

Duelo a muerte, nada de «primera sangre»

También se resolvió que no sería a «primera sangre», es decir, que se daría por finalizado cuando uno de los dos retadores recibiera la primera estocada grave, sino que seguiría hasta que las heridas impidieran continuar a alguno de los dos. El sitio del enfrentamiento fue otra gran pelea en sí misma, ya que el marino proponía que fuera en la cubierta de un barco, mientras que el radical quería que se enfrentaran en el tercer piso del edificio de la CGT. Como no se ponían de acuerdo, se terminó eligiendo un «lugar neutral» y así apareció Monte Chingolo en la historia.

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La presencia de los periodistas fue por un hecho que permitió poder seguir contando esta historia más de 50 años después. Por aquel entonces, se había anunciado que Aristóteles Onnasis, uno de los millonarios más poderosos de la época, estaba por viajar nuevamente a Argentina, lo que motivó la llegada de enviados especiales que, ante el cambio de planes de último momento del griego, se vieron necesitados de cubrir noticias locales.

¿Y qué mejor que un duelo a muerte entre un militar y un periodista? La BBC, New York Times y los locales Clarín, Crónica y La Nación se vieron tentados por la historia que tardó poco en pasar de secreta a pública, menos para los policías que decidieron «mirar para otro lado» para que lo que estaba por suceder finalmente sucediera.

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La cobertura de The New York Times del duelo en Monte Chingolo.

En su libro Duelos, Mariano Hamilton realizó un relato pormenorizado del combate: «Biglieri y Varela estaban tensos, pero ambos se soltaron cuando Ferretto gritó ‘a ustedes’. «En el primer ataque, Biglieri le cortó parte de la oreja derecha a Varela. En la carga siguiente, lo hirió en el brazo derecho. Varela no se quedó atrás y lastimó a Biglieri en la mano. Con un rápido movimiento Varela le hizo saltar los anteojos a Biglieri y lo lastimó en el puente de la nariz: había tirado un hachazo a fondo que por poco no le partió la cabeza al medio como una sandía».

«En el segundo round, Varela cortó a Biglieri en el pómulo y en el abdomen, pero tampoco la sacó gratis, ya que Biglieri le metió un puntazo en la cadera izquierda. «Tras 20 minutos a todo trapo, los dos estaban extenuados, pero no querían dar el brazo a torcer. Entre el segundo y el tercer asalto fueron revisados por los médicos, quienes sugirieron que se debía parar el combate. Pero ambos se negaron. La adrenalina de la sangre corriéndoles por el cuerpo podía más que el dolor y el cansancio», continuó Hamilton en su enumeración.

Relato que continuó así: «En la tercera vuelta, Biglieri fue a fondo y con la punta del sable hirió a Varela en la tetilla izquierda. Estuvo a nada de atravesarle el corazón. El sable cayó de las manos de Varela y se detuvo el combate para esterilizarlo. Mientras los padrinos limpiaban el arma, los dos se seguían insultando a los gritos y repetían una y otra vez que el duelo todavía no había terminado y que era a muerte».

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Monte Chingolo, escenario del duelo entre Varela y Biglieri.

«Los médicos los autorizaron, pero ya casi ni podían mantenerse parados. Los médicos y el director del combate dijeron basta. ‘Las heridas son parejas y ya no pueden seguir’, dijo Ferretto. Su decisión fue inapelable. Se habían producido catorce embestidas de uno y otro lado y los cuerpos de los dos estaban bañados en sangre. Habían sido 28 minutos tremendos», escribió Hamilton.

Con el duelo en Lanús finalizado sin el visto bueno de los dos contendientes, tampoco hubo lugar para una posible reconciliación entre Varela y Biglieri, por lo que el último duelo a muerte de la historia de Argentina terminó sin fallecidos en combate y con dos personajes públicos enemistados hasta el último de sus días.

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