La historia de Lobo y Lobito, las mascotas de Gimnasia que trabajan gratis y tienen grandes anécdotas con Diego Maradona
Aunque algunos piensan que son padre e hijo, Héctor Rodríguez (45) y Facundo Morales (9) no tienen ningún parentesco en común. Sin embargo, aseguran que se sienten como si fueran familia. Y comparten algo que para ellos no es trabajo, sino un gran disfrute.
Los separa una gran diferencia de edad, pero los une el amor por el club. Tanto, que se sienten como familia, aunque no lo sean. Y si hay algo más que tienen en común es que ambos añoran los días vividos junto a Diego Maradona. Son el Lobo y el Lobito, las mascotas de Gimnasia La Plata, que no dudan en asegurar que jamás cobrarán por lo que hacen.
Héctor Rodríguez tiene 45 años y para quienes visitan cada fin de semana el estadio Juan Carmelo Zerillo es simplemente el Lobo. Mientras que Facundo Morales, de 9 años, en La Plata es sólo el Lobito. Los dos salen siempre al campo de juego junto al equipo, caracterizados como el animal con el que se identifica al club.
Pero, además, representan al Tripero en diferentes eventos con fines solidarios. Y pertenecen a la agrupación de socios e hinchas «Dale Lobo». El Lobo grande lleva casi una década como mascota de Gimnasia. “Empezamos recorriendo barrios, comedores, hospitales y muchos lugares más”, recordó en diálogo con Clarín quien tiene su empleo formal en una droguería.
El amor incondicional del Lobo para Diego Maradona
En ese sentido, justamente, aclaró que su rol Gimnasia, más allá de tomarlo con mucho compromiso, “no es un trabajo. Esto es sólo una pasión, algo hermoso. Yo a Gimnasia no le cobro un peso, lo hago de corazón”.
Sobre los inolvidables días junto a Diego Maradona, Héctor no se cansa de contar cómo fue el primer momento mágico que compartió con el Diez allá por 2019: “Tuve la suerte de poder darle la bandera argentina en su primer entrenamiento y fue furor”.
Ese instante quedó inmortalizado en una foto que lo muestra arrodillado frente a Diego, entregándole la insignia. “Ver al Diego apretar las manos, mirar para arriba, respirar hondo y decir ‘mamá, ¿qué es esto?, fue imborrable’”, dijo, emocionado.
Y agregó: “Me tuve que arrodillar porque me temblaron las piernas. Darme vuelta y ver a toda la gente llorando… Ese momento fue lo máximo”. Además, sin dudarlo, señaló sentirse “un privilegiado” por haber podido “tenerlo adelante, haberlo escuchado… son cosas que pasan una sola vez en la vida”.
Consultado sobre qué significa el astro futbolístico para él, explicó que “desde chiquito Maradona para mí significó todo: jugar a la pelota y querer jugar como él; ir a la escuela y frenar las clases cuando nos ponían un televisor para mirar sus partidos… no podíamos creer lo que generaba en todos, para mí era algo inalcanzable”.
Por si todavía quedaban dudas de su enorme amor por Diez, dijo: “Era y es lo más grande que le pudo haber pasado a la Argentina y al mundo, lo más grande que pudo haber tenido el planeta Tierra, Maradona está a nivel Dios”.
El Lobito y una familia muy fanática de Gimnasia La Plata
Respecto a su relación con la mascota pequeña de Gimnasia La Plata, Héctor expresó: “El Lobito es hermoso. Soy el tío postizo. Facu es maravilloso, es de otro planeta y la gente cada día lo quiere más. Y está buenísimo que así sea”.
El Lobito en un momento fue interpretado por un adolescente, pero no tuvo mucho impacto entre la gente. Por eso el club buscó a alguien más pequeño, y así llegó el turno para Facu, que comparte con toda su familia un amor enorme por Gimnasia.
“Facu tuvo una repercusión terrible desde el primer momento, tanto en redes sociales como en mensajes personales. Fue impresionante”, señaló Juan Ignacio, su papá.
Y dijo que la vida del nene es parecida a la de cualquier otro: escuela, familia, amigos y, claro, la cancha. Pero sólo cuando quiere. “A veces no va porque no tiene ganas”, explicó, aclarando que su tarea como Lobito “trabajo no es, ya que hacemos todo gratis y por amor a Gimnasia”.
También hay un detalle muy importante en estas mascotas: para que Facu se pasee por el campo de juego la condición es que el Lobo mayor esté con él: “Si él no está en la cancha, yo no entro”, plantea siempre el nene. Y destaca la relación que lo une a Héctor: “Es bueno, es como mi mejor amigo y siempre está al lado mío”.
La historia con Maradona sensibiliza a toda la familia, que elige guardar en la memoria los muchos momentos compartidos. Aunque Facu optó por contar uno solo, el más simple, previo a sus días como mascota del club: “Yo no era Lobito en la época de Maradona, pero un día, en el clásico contra Estudiantes, me señaló y me saludó”, dijo. Y ese simple gesto para él se convirtió en algo que nunca olvidará.
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