La historia del vecino de Bella Vista que pintaba retratos de famosos y llegó a actuar en TV
Ever Figueredo Pividori (38) comenzó hace siete años su camino con dibujos de gente de su barrio. El cambio se dio cuando sus obras empezaron a ser reconocidas entre celebridades. Y participó de la serie El Marginal.
Llegó a actuar en la exitosa serie El Marginal, sin haber asistido nunca a una clase de teatro. «Tengo el perfil caradura de un pibe de barrio porque me crie ahí. Uno adquiere cierto carisma que lo lleva en el alma para siempre», explicó Ever Figueredo Pividori (38), el vecino de Bella Vista al que sus obras de arte le abrieron las puertas del mundo de la televisión.
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Desde pequeño comenzó a vincularse con el arte: le gustaba actuar y siempre quería participar de las obras en los actos escolares. En paralelo, le encantaba pintar y reconoció haber heredado el talento de su madre. Sin embargo, fue en su vida adulta que ambas actividades comenzaron a tomar fuerza en su vida y hasta empezar a confluir.
Ever vive en Mariló, un barrio humilde de casas bajas en el partido de San Miguel, en el noroeste del Conurbano. Allí, hace 7 años, comenzó a pintar retratos de vecinos que habían fallecido, a modo de homenaje. Hasta que hubo un punto de inflexión. «Un día me contactó un músico de La Nueva Luna y empecé a dibujar cantantes de cumbia», contó. Frecuentaba un conocido boliche de José C. Paz y empezó a dejarles sus pinturas en los camarines, porque no lo conocían.
Luego, se animó a pintar a otros famosos y comenzó a buscarlos para entregarle sus obras. Dibujó al conductor Marcelo Tinelli junto a su mamá y dos días antes del Día de la Madre pudo entrar al canal y hacerlo emocionar. Compartió sus obras en las redes sociales y así empezó a ganar seguidores. Por Facebook, el mejor amigo del futbolista Carlos Tevez lo contactó y logró conocerlo, tomarse una foto y entregarle su obra. También lo fue a buscar al actor Guillermo Francella y le entregó un retrato. «Le prestaba mucha atención al cuadro y no a lo que hablaba, le encantó».
Su llegada a El Marginal y su camino en el mundo de la actuación
Ever relató que un día se acercó «a la cárcel de Caseros donde se rodaba la segunda temporada de El Marginal». Fue a llevarle un retrato al boxeador Gonzalo «Patón» Basile, que actuaba en la tira.
«Me invitó a pasar al rodaje, ese día estaban grabando el último capítulo. Y terminé quedando como extra, porque les gustó mi perfil por estar totalmente tatuado. Luego hice un casting para la tercera temporada y también quedé. Mi personaje era uno de los pibes de la Sub-21 que vivían en el patio de la cárcel de San Onofre. Fue una experiencia única, era rarísimo que mi familia y yo pudieramos verme en la tele», explicó.
Ese trabajo le permitió conseguir otros en la serie «Puerta 7» y videoclips de Chucky de Ipola (ex tecladista de Los Piojos), La Berisso, Peke 77; Homer, el Mero Mero; C.R.O y Barderos.
Sus retratos como defensa de diversas causas sociales
Al vecino de Bella Vista le preocupa dejar en claro que para él valen mucho sus raíces. «Pese a haber actuado en El Marginal, haber conocido y trabajado con gente famosa, yo soy un pibe de barrio y al día siguiente estoy acá, en Mariló. No me cambia nada la exposición», comentó. Y agregó: «Hoy yo vivo de mis pinturas, cuando sale algún trabajo. Me sirve que los famosos compartan en sus redes sociales mis obras porque me terminan encargando trabajos. Pero igualmente a mi me interesa mucho usar mi arte para colaborar con causas sociales. De hecho, así empecé».
La primera obra de Ever, hace siete años, fue en homenaje a un joven de 16 años «al conocía de bebé y quería como un hijo», que falleció a causa de una gangrena producto de una herida con un vidrio en su pie que fue mal curada. «Pinté su imagen en una pared y después seguí haciendo retratos de gente que había fallecido por distintas razones», completó.
Así, pintó más de mil vecinos de Mariló, en su mayoría muertos en circunstancias trágicas. Luego continuó haciendo pinturas de otras personas fallecidas del resto del país para defender sus causas. Donaba la obra a sus familias. Así fue como llegó a pintar, por ejemplo, a Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a golpes en Villa Gesell. «Pinté casi 5.000 retratos de gente fallecida y en total, sumando a artistas y otra gente que no es conocida pero que me encargó obras, debo haber superado los 10.000 trabajos», concluyó.