El club «escondido» de Adrogué, un lugar secreto donde los gamers se reúnen a jugar torneos de Sega retro por plata
Pedro, un vecino de la zona, creó un espacio donde se juntan a jugar los fanáticos de los videojuegos. Comenzó como un bar, cerró por meses y se transformó durante la pandemia. La curiosa forma de ingresar.
Penumbra, luces de neón, máquinas de videojuegos arcade y televisores con pantalla de tubo con consolas de la década de los 80 y 90. En Adrogué, en el sur del Conurbano, hay un lugar donde sigue viva la magia de «juntarse a jugar», como ocurría en aquellos años, un hábito que se perdió con la multiplicidad de plataformas online en las que los gamers hoy se encuentran de forma virtual aunque estén a kilómetros de distancia.
Lo particular es que, aunque el emprendimiento, llamado Club Sega, tiene presencia en redes sociales, la dirección no ha sido revelada. Quienes están interesados en acercarse a jugar torneos de videojuegos de esa empresa deben reunirse en avenida Hipólito Yrigoyen al 12.000 y allí son llevados al lugar, del que muchos vecinos de la zona desconocen su existencia. Se busca que sea una experiencia exclusiva para evitar que al lugar acudan personas con otros intereses.
Es que el proyecto que Pedro, un vecino de casi cuarenta años, inició remodelando un viejo bar, rápidamente fue tomando otra dirección distinta a la que había planificado. Su sueño era tener su local propio como los de máquinas de fichines que suelen verse en la Costa Atlántica y pese su trabajo durante la semana, empezó a abrir los domingos pero «aunque venía mucha gente, algunos a vender sus cosas y a tomar, y sólo un pequeño grupo especialmente a jugar».
De a poco, comenzó a ver que el lugar se convertía en una feria, en un espacio de compra y venta de consolas y videojuegos retro. Y aunque sus ganas de revivir la experiencia de los juegos de antaño y ofrecer un momento agradable a fanáticos como él seguía intacta, la situación lo fue superando.
«Después de un año y medio decidí cerrar, estaba yo solo con todo incluyendo atender a la gente, preparar la comida, organizar los torneos. Colapsé. Pasaron tres meses y mucha gente me pedía volver», dijo.
La transformación del Club Sega de Adrogué
«Convoqué a los que más jugaban, desplazamos el tema de la barra y lo enfocamos en eso, el juego. Y prendió», apuntó Pedro. Sin embargo, el local sólo se sustentaba con el pago de la inscripción a los torneos, que debía cubrir todos los gastos. Y con la llegada de la pandemia del Covid-19 y la necesidad económica, debió volver a cerrar y vender algunas de las máquinas.
Sólo quedaron 15 miembros activos en el club secreto de Adrogué, pero a él no le importó: «A mí me pareció bárbaro, tampoco buscaba algo masivo. Entonces se nos ocurrió hacer una especie de suscripción, una membresía mensual. Se estuvo sumando gente y hace poco volví a Facebook y se abrió una página aparte».
«Tras la pandemia» sumaron «también a otras consolas» de videojuegos. «Hoy tenemos Playstation, XBox, abarcamos varias generaciones. Tenemos un sector karaoke. Además hay dos máquinas que son un fierro. Una Neo Geo de 100 juegos, Mortal Kombat 3 Ultimate y Virtual Striker. Con tele de tubo y placas originales», agregó.
El Club Sega continúa funcionando a todo vapor y organiza torneos con una inscripción de $700. Todo el dinero recaudado se junta y el premio total se destina al ganador. Se anuncian las fechas de las competencias y los fanáticos, de todo Almirante Brown y alrededores, se dan cita para jugar a los videojuegos de su niñez o adolescencia, cara a cara, como supieron hacerlo siempre.