Fue de los mejores del mundo y busca recuperar el brillo: reabrió el Observatorio de San Miguel
El predio de Bussolini al 1700 construido en 1935 llegó a ser el quinto más importante del planeta en astronomía, pero estaba cerrado desde 2016. Luego de meses de obras de restauración, tuvo su reapertura parcial en una emotiva jornada.
Fueron años de abandono y meses de obra para que el Observatorio de Física Cósmica de San Miguel empezara a recuperar el brillo de antaño. Aunque, por el momento, su funcionamiento es parcial, el edificio de Bussolini al 1700 finalmente pudo reabrir sus puertas al público hace unos para el deleite de las cerca de 800 personas que participaron de la emotiva jornada de reinauguración.
«Hubo charlas, observación de planetas y estrellas y proyección en pantalla gigante de los telescopios de César Brollo y Fernando Ricardini. Todo ocurrió gracias a la movilización de varios grupos (…) en un trabajo que nos llena de orgullo al poder, y esto en boca de los vecinos, darle vida nuevamente al Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, un gigante dormido. Entre todos lo estamos haciendo», explicó Nicolás Balbi, uno de los puntales del proyecto, a través de una publicación en Facebook que fue replicada por el sitio oficial en la misma red del centro científico de San Miguel.
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En el mismo texto, también explicó: «Los trabajos incluyeron a los bomberos voluntarios para limpiar y arreglar un predio enorme, las primeras tareas de pintura y el reacondicionamiento de tres de las siete cúpulas y sus correspondientes telescopios históricos, el Heide, que fue el primero y el Karl Zeiss. Tambien hemos recuperado documentos históricos y de archivo y comenzamos la restauración de los muchos elementos que quedaron en los edificios, que serán la piedra fundamental del futuro museo del Observatorio, que es mi responsabilidad».
Las obras en el espacio emplazado justo detrás del Colegio Máximo y la nueva Ciudad Judicial del distrito fueron realizadas por personal de la Comuna que trabajaron de manera conjunta con los integrantes de «Bella Vista al Cosmos», la comunidad local de especialistas destinada a la enseñanza y divulgación de ciencias cosmológicas y astronómicas.
Estamos trabajando junto a las secretarías de Espacio Público, Ambiente, Obras y Educación del Municipio para volver a darle vida a este histórico lugar. Ya hicimos el pedido a la Provincia para declararlo patrimonio turístico y cultural de San Miguel y, una vez que se apruebe, podremos comenzar con las visitas guiadas, explicó hace algunas semanas el director del observatorio y presidente de Bella Vista al Cosmos, Santiago Maiese, quien encabeza el plan de restauración.
Además de visitas guiadas, que estarán abiertas a toda la comunidad, una vez que finalice su reconstrucción, el Observatorio de Física Cósmica de San Miguel también funcionará como espacio de enseñanza y aprendizaje para alumnos de escuelas y universidades.
La historia del Observatorio Astronómico de San Miguel
El Observatorio de Física Cósmica de San Miguel fue fundado en diciembre de 1935, siendo el primero en su tipo en Argentina y el quinto en el mundo. La iniciativa fue de monseñor Fortunato J. Devoto, entonces presidente del Consejo Nacional de Observatorios.
El financiamiento para su construcción no fue sencillo, pero se logró gracias a las gestiones de Devoto ante la Compañía Hispano-Argentina de Electricidad y al apoyo del acaudalado astrónomo José Naveira, quien para su diseño tomó como referencia al Observatorio del Ebro, en España.
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«Persuadido de que la ciencia no tiene patria ni religión, y que es obligación de los poderes públicos aprovechar las competencias, el Consejo entrega hoy en manos de la Compañía de Jesús su Observatorio de Física Cósmica, seguro de hacer con eso obra de gobierno y asegurar para nuestra patria un título de nuevos y mayores prestigios», fueron las palabras elegidas por el sacerdote español Ignacio Puig, quien quedó a la cabeza de la nueva sede, al momento de inaugurar el predio hace 85 años, según consignó en una nota La Prensa.
Puig se mantuvo hasta 1944, cuando decidió regresar a su país. Lo reemplazó el padre Juan Bussolini, en cuya administración se construyeron varios espectro-heliógrafos y el primer radio-heliógrafo para el estudio de los eclipses, al que luego se sumaron dos más que se enviaron a Corrientes bajo la supervisión del padre Jorge Seibold, ingeniero y físico jesuita que todavía vive en el Colegio Máximo, ubicado al lado del observatorio.
Desde sus comienzos estuvo destinado al estudio de las influencias de la actividad solar en la Tierra, en particular en el clima y los movimientos sísmicos, por lo que vinculaba estudios astronómicos con los meteorológicos y geofísicos. En su época de esplendor, fue considerado el segundo más importante de Sudamérica y el quinto del mundo.
Por el Observatorio de Física Cósmica de San Miguel llegaron a trabajar cerca de 500 personas, entre las que se cuentan premios Nobel e investigadores de de la NASA y de los mayores planetarios de Europa.
La debacle comenzó a partir de la década de los 90, cuando empezaron a disminuir sus actividades, hasta que finalmente dejó de funcionar en 2016. En el último tiempo, había también abierto sus puertas el 14 de diciembre pasado para el eclipse total de sol, en un evento realizado al aire libre para observar el histórico fenómeno.