La historia del bodegón de Berazategui que ofrece platos creados por su fundadora hace 75 años
Siete décadas y cuatro generaciones después, el restorán sigue replicando las recetas originales de la abuela Gracieta y sus sabores caseros. Los ravioles hechos a mano son el plato estrella. Una conmovedora historia de trabajo familiar.
En 1948 en Berazategui, al sur del conurbano bonaerense, abrió sus puertas el bodegón “El Amanecer”. Ahora, 75 años después, se mantiene en pie gracias a las recetas de la abuela Gracieta y son sus bisnietos quienes tomaron la posta. Un salón amplio y repleto de gente, platos abundantes, precios accesibles y fotos familiares en las paredes reflejan la esencia del lugar.
Durante los fines de semana, las mesas del salón se llenan de familias con ganas de degustar un nuevo plato. Tan fiel ha sido su clientela a lo largo de estos 75 años, que los propietarios debieron remodelar el local y ampliarlo dos veces -una en 1970 y otra en 2012- porque ya les resultaba chico. “Tengo clientes que me cuentan que venían de chiquitos con sus padres y ahora traen a sus nietos y se arman mesas de hasta 10 o 12 comensales”, cuenta Kevin Marino, actual dueño y encargado del local.
Ubicado en Avenida Camino Gral. Manuel Belgrano al 2006, esta fonda recibe a más de 600 comensales por fin de semana y su menú varía entre pastas caseras amasadas con la receta de la bisabuela hasta un exuberante bife de chorizo. La familia Marino aún continúa cocinando con las recetas originales que heredó de Gracieta y quizás sea este el motivo que explica la fidelidad de su clientela luego de tantos años en el mercado gastronómico.
De acuerdo con la opinión de los comensales, uno de los platos estrella de la carta es el bife de chorizo “El Amanecer”, que consiste en 600 gramos de carne acompañado de papas fritas, huevo frito y un salteado de cebolla, morrón y arvejas. Otro reconocimiento se lo lleva los ravioles de verdura con estofado de lomo y ojo de bife, hechos a mano y servidos con salsa de tomate natural. Al respecto, el encargado del bodegón cuenta que la carta se fue adaptando a la demanda de los clientes. “Ofrecíamos los cortes clásicos como chorizo, morcilla, asado y vacío. Con el tiempo fuimos sumando opciones a pedido de los clientes como los sorrentinos, que también son caseros, o el bife de chorizo que se transformó en una especialidad de la casa”, dijo Kevin.
El origen de “El Amanecer”
La conmovedora historia familiar comienza con Don Antonio Marino y Gracieta Partigiano, un matrimonio de inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina en 1948. La pareja trabajó durante años en una finca en la zona sur del conurbano hasta que decidió comprar el fondo de comercio de un bar y almacén de ramos generales en el que trabajaba toda la familia: madre, padre y sus seis hijos, Tito, Mario, Gloria, Chola, Antonio y Orlando. El nombre elegido, “El Amanecer”, nace porque desde las cinco de la madrugada que Antonio y Gracieta estaban atrás del mostrador sirviéndole la comida a los trabajadores fabriles de la zona.
Años más tarde, en 1955, tres de los hijos decidieron comprarles el negocio a sus padres, ampliarlo y transformarlo en un salón de comidas, donde se ofrecían desde desayunos hasta cenas. Así, el local pasó de mano en mano, pero siempre manejado en familia. Para el año 2006, Tito y Mario se hicieron a un costado y la tercera generación de la familia pasó al frente del mostrador. Así, Jorge, Rosa y Omar, todos nietos de Antonio y Gracieta, se pusieron el bodegón al hombro.
En el año 2020 se vieron duramente afectados por el aislamiento obligatorio dictado a causa de la pandemia por Coronavirus. Debieron cerrar sus puertas por primera vez desde 1948 y se dedicaron sólo a los envíos a domicilio. Hoy, habiendo retomado su rutina normal, son los bisnietos quienes manejan el timón del barco: Kevin, de 28 años, y Nazareth, de 37, son la cuarta generación encargada de mantener con vida las recetas de Gracieta en su bodegón «El Amanecer».