Barracas Central vs. Arsenal, los clubes del poder: por qué la familia de Julio Grondona critica a Chiqui Tapia y Lionel Messi
Similitudes y diferencias entre dos hombres que festejaron un título del mundo al frente de la AFA. Una decisión del actual presidente generó cuestionamientos de uno de los hijos de Don Julio, que también le apuntó al capitán de la Selección.
Julio Grondona y Claudio Chiqui Tapia, el Jefe histórico de la AFA y su heredero.
Arsenal de Sarandí fue durante años marcado como el equipo que gozaba de la simpatía del poder, el que ejercía su fundador, Julio Grondona. El ferretero, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino desde 1979 hasta su muerte en 2014, vio a su club coronarse a nivel local y hasta internacional. Claro que el Arse llegó a Primera cuando Don Julio ya llevaba 23 años en la AFA. Chiqui Tapia llegó a ser el jefe del fútbol en 2017 y en 2021 Barracas Central, su club, ya estaba en la elite…
Más allá de las diferencias entre estos dos dirigentes, el cargo de presidente de la asociación que nuclea al fútbol argentino no fue relevante hasta la década del 80. Desde Alejandro Watson Hutton, fundador y primer mandatario de The Argentine Association Football League en febrero de 1893, hasta Alfredo Cantilo, en abril de 1979, hubo 51 titulares de una AFA que tuvo divisiones y más de una decena de cambios de nombre hasta adoptar el definitivo en 1939.
El presidente del fútbol
Julio Humberto Grondona nació el 18 de septiembre de 1931. Criado en Sarandí, en el seno de una familia de comerciantes, vivió en el mismo lugar donde su padre Henrique tenía la ferretería “Lombardi y Grondona”. Fue futbolista en River, Defensores de Belgrano y Arsenal, club que había fundado junto a un grupo de amigos de Racing e Independiente en 1956.
En el Viaducto le agarró el gustito definitivo a la dirigencia deportiva: fue presidente durante casi dos décadas hasta que asumió como mandamás en Independiente, institución en la que paralelamente había ocupado diversas comisiones en épocas de grandes conquistas internacionales.
Para continuar con su racha de presidencias, en 1979 se transformó en líder de la AFA. En ese cargo se mantuvo hasta el 30 de julio de 2014, día de su fallecimiento. En total fueron 58 años ininterrumpidos al frente de distintas entidades.
Durante su administración, Argentina ganó cinco títulos de mayores. El Mundial de 1986 fue su máximo logro. Cumplió un rol importante, ya que bancó hasta el final a Carlos Bilardo pese a una crítica lapidaria de los medios y a las presiones desde el gobierno radical.
Grondona supo tejer una red en la que todos los dirigentes de los clubes dependían de él. También adquirió mucho peso afuera. Sin hablar una palabra de inglés, como él mismo admitía, fue vicepresidente de FIFA durante 26 años, durante los cuales estableció lazos fuertes con el brasileño Joao Havelange y el suizo Joseph Blatter.
La traumática sucesión de Julio Grondona
El fútbol argentino no estaba preparado para la muerte de Grondona. Con el torneo de 30 equipos como último legado, nadie se atrevió a modificarlo. Ni siquiera Luis Segura, el primero en ocupar su sillón. El ex presidente de Argentinos Juniors condujo la entidad y fue protagonista de la famosa y bizarra elección de diciembre de 2015: en una asamblea de 75 votantes, igualó 38-38 con el empresario televisivo Marcelo Tinelli.
Después de semejante papelón, FIFA intervino y designó a Armando Pérez, quien había cobrado notoriedad tras el ascenso de Belgrano de Córdoba, como presidente de una Comisión Normalizadora que, entre otras tareas, tuvo que designar al reemplazante de Gerardo Martino. Tras un año de mandato, llegó por fin el momento de Claudio Fabián Tapia. El apoyo de los clubes del ascenso fue clave para su elección.
Chiqui Tapia, de Barracas al Mundial
Chiqui Tapia nació en San Juan pero se crió en el sur de la ciudad de Buenos Aires. Al igual que Don Julio, su primer contacto con el fútbol se produjo como jugador: transitó las inferiores en Barracas Central, club con el que llegó a Primera. Hincha de Boca desde chico, el Guapo lo hizo dividir su corazón: se convirtió en el principal dirigente de la historia del club, en el que atravesó casi dos décadas como presidente.
Paralelamente tomó a su cargo la AFA. Arrancó mal: decidió sacar a Edgardo Bauza para entregarle la dirección técnica del seleccionado a Jorge Sampaoli. Estuvo cerca de quedarse fuera del Mundial y la campaña en Rusia decepcionó.
Cuando nadie quería tomar el mando, el Comandante (apodo recibido en Barracas) apostó por Lionel Scaloni y, a medida que los resultados fueron ayudando, lo respaldó hasta llegar a Qatar y lograr la tercera estrella.
La bronca de la familia de Julio Grondona
La gestión de Grondona estuvo marcada por la presencia del mejor jugador del mundo: Don Julio empezó con el Mundial Juvenil 1979, torneo en el que Diego Armando Maradona le empezó a mostrar al planeta lo que era capaz de hacer con una pelota.
Hubo idas y vueltas con Pelusa, tanto en su etapa de jugador durante cuatro mundiales como en sus dos años de DT, que culminaron en Sudáfrica 2010. Con Lionel Messi la historia duró menos, pero fue fundamental para que la Pulga vistiera la celeste y blanca.
Chiqui fue uno de los que vieron por última vez a Maradona públicamente: participó del homenaje en el cumpleaños número 60 del Diez, días antes de su fallecimiento. Con Messi entabló una relación de amistad, con varios episodios recordados: por ejemplo aquel abrazo post triunfo en Ecuador en 2017, cuando la clasificación a Rusia peligraba seriamente.
Después del título en Qatar 2022, Tapia tomó la decisión de rebautizar el predio de la AFA en Ezeiza: dejó de llamarse Julio Humberto Grondona para ser Lionel Andrés Messi. Dicho cambio despertó el enojo de uno de los hijos de Don Julio, Humbertito, quien alzó la voz para que se le hiciera un reconocimiento a la gestión de su padre para que el rosarino jugara en la Selección Argentina y no en España.
“Hoy se cuelgan una medalla y levantan una copa porque el capitán de nuestra Selección, el mejor jugador del mundo, juega en Argentina porque a un señor se le ocurrió hacer un partido para que pudiese jugar para la Argentina”, sostuvo Humbertito Grondona.
Y abundó en el programa de Youtube El Loco y el Cuerdo, que conduce Flavio Azzaro: “Me gustaría que un día este chico (Messi), el más grande de todos, diga: ‘yo tengo que agradecerle a Julio porque por él estoy jugando en la Selección argentina“.
El propio Humbertito había sido muy crítico de la gestión de Tapia en la AFA después del fracaso de la Selección en el Mundial de Rusia, con Jorge Sampaoli al frente. Si mi viejo volviera a vivir, se mete de nuevo. Chiqui Tapia no aprendió. Mirá que compartieron cosas y no aprendieron nada», dijo entonces.
El partido del poder
Arsenal ascendió por primera vez en 2002 y se mantuvo hasta 2018, año en el que descendió y regresó al siguiente. Durante su estadía en la élite del fútbol argentino supo ser campeón local e internacional, ganarles a los grandes y transformarse en un rival de peso. Por su vínculo con la familia Grondona, siempre hubo un halo de sospecha desde la designación de árbitros hasta días y horarios en los que jugaba.
La situación de duda sobre los arbitrajes y otras cuestiones no le escapó a Barracas: en el año que logró el ascenso, se habló mucho sobre los penales que le cobraron a favor. En su segunda temporada en Primera volvió a jugar en su estadio, el de menor capacidad entre los escenarios de la máxima categoría.
Este lunes se enfrentan en el estadio de Huracán, donde Barracas Central será local. El más complicado es Arsenal: último en la tabla de promedios y colista en la tabla anual. Para salvarse debe salir del fondo en ambas tablas. El local tiene varios equipos por debajo.
Los dos buscarán fortalecerse en sus casas: el Julio Humberto Grondona de Sarandí y el Claudio Fabián Tapia, allí donde terminan los límites de la ciudad de Buenos Aires.
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