Acassuso tiene a Riquelme como enganche: sumó a Sebastián, el hermano menor de Román

Sebastián Riquelme firmó contrato y ya se entrena con el plantel de Club Acassuso. Así, la institución del norte del Gran Buenos Aires suma a un apellido con historia fuerte en el fútbol argentino. Se trata, nada menos, que del hermano de Juan Román Riquelme. También hizo inferiores en Argentinos Juniors. Pero hasta ahí llegan las comparaciones. A Sebastián, 18 años menor que el vicepresidente de Boca, la pelota lo llevó por varios rincones del fútbol. Ahora vuelve cerca de casa.

La cofradía Riquelme está compuesta por «Cacho», que asustó a todos cuando contrajo coronavirus; María Ana, la mamá a la que alude Juan Román y que incluso lo empujó a renunciar a la Selección; Cristian, que en 2002 sufrió un secuestro y aceleró la venta del pase de su hermano a Barcelona; y Sebastián, que persigue el mismo sueño que Román.

El menor de todos los hermanos (25 años) fue presentado esta semana en las redes como refuerzo del club Acassuso, en el cierre del libro de pases. No fue una elección difícil para Sebastián: participará de la competitiva Primera B y volverá a estar cerca de Don Torcuato, el lugar de los Riquelme en el mundo.

Iluminado por Román, Sebastián se inició en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors. Al igual que su hermano juega de enganche, una posición que -según los más fieles riquelmeanos- ya no existe. Por algo el vice de Boca es «El último enganche».

En el Bicho tuvo más que su cuarto de hora: en rigor, fue una hora clavada. Es que apenas disputó sesenta minutos con la camiseta de La Paternal. Fue en una derrota 4 a 0 contra Unión y un empate 2 a 2 frente a Temperley.

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Sumó más acción con un préstamo en Unión San Felipe, que entonces militaba en la segunda categoría de Chile. Ahí, incluso, se dio el gusto de convertir uno de los 3 goles de su carrera.

Los años siguientes transcurrieron con pocas oportunidades de mostrarse. Estuvo en Barracas Central, cuando el club de Chiqui Tapia disputaba la B Nacional, en pleno ascenso maratónico a Primera División. Solo jugó 12 minutos. Y también probó suerte en España.

Sebastián Riquelme y el club Acassuso, tan cerca de casa

«Mi sueño es romperla acá y que mi hermano me llame para jugar en Boca», deseaba por aquellos días, en febrero de 2020. El estallido de la pandemia de coronavirus tampoco le permitió tomar envión en El Ejido de la Tercera División española, que es en realidad la cuarta categoría del fútbol de ese país. Pero tuvo su renacer.

Cuando la vida general comenzó a normalizarse, él agarró la valija y cruzó el charco. Atenas de Uruguay, también en el ascenso charrúa, fue la oportunidad para ganar confianza: 17 partidos disputados. Nunca había jugado tanto.

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Volvió a Argentina para jugar el Nacional con Atlanta. En el banco estaba Walter Erviti, otro que supo exquisito con la pelota en los pies. Y que había sido protagonista del vestuario xeneize cuando Juan Román Riquelme se alejó de Boca en la época de Julio Falcioni. Metió dos goles, a Temperley y Tigre. Sebastián tuvo buen rendimiento. Pero a mitad de 2021 fue apartado del plantel profesional, «por decisión del cuerpo técnico».

De Villa Crespo se fue a San Telmo. Se mantuvo en acción en el club de Dock Sud, debutante en la segunda división argentina. Después de que el equipo culminara penúltimo, cruzó la Ciudad de Buenos Aires y se fue a la otra punta del conurbano, cerca de los asados y los mates de Román.

«Al principio me molestaba que me digan que era el ‘hermano de’, pero con el tiempo uno se va acostumbrando y quiere hacer una carrera separada a todo eso». La firma es de Sebastián Riquelme. Nunca tan cierto.