Un chico de 11 años de La Matanza pidió abandonar a sus padres y ser adoptado sólo por una familia judía
El inusual fallo del Juzgado de Familia N° 4 busca alejar de la violencia familiar en la que vivía el chico. El menor solicitó ser parte de un seno familiar con su misma religión y costumbres y se lo concedieron.
Un conmovedor caso familiar llegó a conocimiento del Juzgado de Familia N° 4 de La Matanza. Se trata de un niño de 11 años que es víctima de violencia familiar y pidió dejar a sus padres. Como media de abrigo se lo retiró de su seno familiar y se lo puso a resguardo de un hogar técnico. El menor estaba a la espera de una decisión sobre su estado de adoptabilidad, que finalmente fue dispuesta por la jueza Maite Herrán, quien finalmente cumplió su deseo de ser adoptado por una familia judía.
En el caso, caratulado «P. B. I. A. S/ ABRIGO», se analizaron las diferentes pruebas e informes, de donde surgía que el niño no tenía intenciones de volver a comunicarse con su familia, solicitando ser dado en adopción o poder vivir con otra familia, al punto tal de expresar que si lo «obligaban a volver a casa» se «escaparía».
El fallo de la jueza Herrán, de acuerdo a lo publicado por Viví El Oeste, detalla que el menor manifestó de forma expresa su deseo de no vincularse más con sus progenitores, hermana y abuela materna debido a que «no ha revertido de manera alguna las conductas perjudiciales» tanto verbales como psicológicas y físicas que motivaron la medida de abrigo.
El Juzgado de Familia N°4 de La Matanza dictaminó la adoptabilidad reconociendo su derecho a la identidad al determinar que sus posibles adoptantes deberán practicar la misma religión a fin de «respetar su autonomía progresiva e interés superior en el caso concreto». Estimó que la identidad personal tiene igual importancia que la identidad de origen.
La Matanza: el fallo a favor del chico judío
Se recomendó a la progenitora mantener un tratamiento psicológico y psiquiátrico. Por otro lado, si bien el padre intentó restablecer el vínculo con su hijo, este no mostró interés en revincularse con su progenitor. En virtud de estos antecedentes se determinó que el niño fuera dado en adopción.
«Si me obligan a volver a casa, me escapo» fue la tajante respuesta del chico que expuso la jueza en la sentencia, además de un contundente testimonio de un trabajador social respecto a su madre: «n su relato, se evidencia una naturalización y falta de reconocimiento de la violencia, responsabilizando a terceros y sin dimensionar los riesgos a los cuales estuvieron expuestos sus hijos».
El nene pidió al equipo técnico del Hogar Ieladeinu -que lo contuvo- que quería sr adoptado por una familia judía pero que «no sean ortodoxos». También, dijo que estaba «contento y entusiasmado por su futuro bar mitzvah, que será en julio».
En su fallo, Herrán fundamentó: «En el judaísmo, la obligación por la cual un niño judío debe ser adoptado por una familia judía está fundamentada en varios principios y valores que son clave y buscan preservar y respetar su identidad y bienestar«.
«La adopción dentro de una familia judía garantiza que el menor recibirá una educación acorde, aprendiendo sobre las festividades, la historia y los valores referidos. Por otro lado, el judaísmo otorga gran importancia a la continuidad. Adoptar a un niño judío dentro de una familia judía asegura que el mantendrá su linaje y pertenencia a la comunidad», afimró.
«Por todo los argumentos vertidos precedentemente -concluye el fallo- es que considero que debe ser respetado el derecho a la identidad judía del niño como principio rector al momento de evaluar las pretensos adoptantes, manteniendo así todos los miembros de la nueva familia en conformación la misma identidad, cultural y/o religiosa y consecuentemente peticionarse un listado de pretensos adoptantes que tenga en cuenta dichas características».
En mérito de lo expuesto, la Justicia desestimó las solicitudes de vinculación presentadas por los progenitores del menor y decretó su estado de adoptabilidad.
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