A 55 años de Chacarita campeón: la historia del crack que triunfó en Francia pero no cambia el título con el Funebrero
Ángel Marcos es uno de los grandes embajadores del club de San Martín en el mundo. Fue goleador en la gesta de un equipo emblemático que ganó el Metropolitano de 1969. La consagración fue el 6 de julio.
Ángel Alberto Marcos es uno de esos jugadores que justifica la teoría según la cual a ciertos futbolistas se los califica en función de las camisetas vestidas durante su carrera. Si hubiera alcanzado el nivel que tuvo durante los últimos años de la década del 60 y los primeros de la siguiente en Boca, River o algún otro grande, en vez de hacerlo en Chacarita Juniors, su figura habría tomado otra dimensión y hoy seguramente sería merecedor de mayores reconocimientos.
Sin embargo, esa circunstancia que a priori parece negativa es para el propio involucrado un motivo de satisfacción. “Fui campeón en Francia con Nantes, recibí premios en mi país y en el exterior, enfrenté a grandísimas figuras del fútbol mundial, jugué en el seleccionado argentino y, a pesar de todo eso, mi máximo orgullo es haber ganado un título como capitán y goleador de Chacarita”, repite hoy Marcos, ya cruzada la barrera de los 80 años.
Marcos, de Ferro a Chicago y de ahí a Chacarita
La formación deportiva de Marcos fue en Ferro Carril Oeste, una de las mejores escuelas futbolísticas de la época, distinguidas por el culto al juego vistoso, de toque y gambeta. Wing derecho con esos atributos, capaz de aparecer por cualquier sector del ataque, Ángel debutó en Primera División con la casaca verde. Él mismo recuerda haberse ido por temas contractuales, promesas no cumplidas.
Recaló en Nueva Chicago, un escalón abajo. “Mi único deseo, como el de cualquier futbolista a los 20 años, era jugar y ahí me dieron la posibilidad”, comenta Marcos. Una enfermedad infecciosa que lo hizo bajar mucho de peso complicó su continuidad en Mataderos. De golpe, a principios de 1967, surgió la chance de mudarse a San Martín. “A usted ya lo teníamos apuntado. Estuvo varios meses inactivo y entonces pudimos comprar el pase, por eso lo trajimos”, le confesó tiempo después un dirigente de Chacarita.
Marcos explotó en el Funebrero. Afirma que el campeón del Metropolitano de 1969, conquista de la cual se cumplen 55 años este sábado 6 de julio, empezó a formarse entre 1967 y 1968, de la mano de un director técnico innovador y poco valorado en la memoria futbolera como fue Argentino Geronazzo.
“Geronazzo era muy amigo de (Osvaldo) Zubeldía y compartían charlas con otros entrenadores, pero Argentino, a diferencia de lo que practicaba Estudiantes, era más ofensivo, especulaba menos”, analiza Marcos. Y asegura que fue él quien les anticipó que Chacarita iba a salir campeón.
La inolvidable gesta de 1969
Con Marcos como bandera, un defensor de nivel internacional como Ángel Hugo Bargas; un pistón por la banda izquierda (Franco Frassoldati, el Tano); un virtuoso (Juan Carlos Puntorero) y un batallador (Leonardo Luis Recúpero) en el medio más el Tanque Neumann, zurdo grandote que arrancaba de 11 y arrollaba en el área, Chacarita les ganó sucesivamente a Boca en la fase de clasificación, a Racing en la semi y a River en la final (4-1 con momentos de baile).
Para Marcos, como para muchos seguidores de aquella época, Chacarita tenía equipo para repetir. En 1970 cayó contra Boca en una de las semifinales del Nacional. Y en 1971, cuando amagaba con repetir un campañón, se desarmó a mitad de temporada con las transferencias de Rodolfo Orife y del propio Marcos, dos de los tres delanteros. “Mirá si había calidad en ese plantel que Carlitos García Cambón, después figura en Boca, estaba entre los suplentes”, sentencia el protagonista de nuestra historia.
El triunfo ante Bayern Munich
Chacarita alcanzó la cumbre en la Copa Joan Gamper de 1971. Con una soberbia actuación de Marcos, venció 2-0 al Bayern Munich que sirvió de base para la selección alemana campeona del mundo en 1974.
“Podría haber sido 3-0, pero Bargas falló un penal cuando yo, que era el ejecutor habitual, ya había salido”, narra Ángel. Además del honor de aquel triunfo, le queda otra distinción: uno de sus rivales de esa noche mágica en Barcelona le pidió cambiar la camiseta, años más tarde, al cabo de un cruce entre los alemanes y el Nantes de Francia. Franz Beckenbauer se llamaba.
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