La tragedia del arquero que fue héroe de tres ascensos, llegó a Boca y lo mataron para robarle una escritura
Néstor Hernandorena es un hijo pródigo de Tigre: nació en Pacheco, es muy recordado en el Matador de Victoria y hasta pudo jugar en el Xeneize. Lo asesinaron en 2008, en un hecho que mantiene sospechas.
El nombre de Néstor Hernadorena quizá no sea tan famoso para el común de la población, pero sin dudas que las plataformas de contenido podrían aprovechar su historia para producir una película o una serie impactante. Ídolo de tres clubes populares del Gran Buenos Aires, entre ellos Tigre, su destino final fue trágico luego de una carrera que hasta incluso lo llevó a Boca Juniors.
Néstor Hernadorena y su idolatría en Tigre
Néstor Manuel Hernadorena nació el 28 de marzo de 1944 en General Pacheco, municipio de Tigre, al norte del Gran Buenos Aires. Arraigado a la zona, comenzó su carrera en el club homónimo: hizo las divisiones inferiores en el Matador y, pese a no contar con una gran altura, sus reflejos y su temeridad hicieron que debajo de los tres palos encontrara su puesto natural.
Debutó en Primera con los de Victoria el 24 de abril de 1965, en un partido frente a Arsenal, y dos años después se convertiría en una pieza clave en una de las grandes proezas de Tigre: el ascenso al máximo nivel de 1967.
En aquel año, Tigre fue uno de los animadores de la categoría. Aunque no logró coronarse campeón, ya que el título se lo llevó Defensores de Belgrano, el Matador obtuvo el ascenso a través del Torneo Reclasificatorio: subió a la élite junto a Los Andes. Y Hernadorena, dueño del arco, fue una de las figuras del equipo azul y rojo. En total, Néstor completó 95 partidos defendiendo el arco de Tigre, el club de su barrio y el que lo vio nacer.
Otro ascenso de color celeste
Luego de destacarse en Tigre, Hernadorena tuvo la suerte de pasar a uno de los grandes equipos de Capital Federal: Huracán apostó por él y se lo llevó en 1969. Con 58 partidos en el Globo, al arquero le llegó una oportunidad increíble y poco común en aquella época: el Sevilla de España quiso contar con sus servicios. Hernadorena viajó a Europa y disputó dos partidos amistosos con el equipo andaluz, pero por problemas burocráticos no logró fichar de manera oficial. Eran otras épocas…
Lejos de frustrarse, Hernadorena volvió a Argentina con ganas de seguir construyendo su camino. Y fue en otro club donde también se ganó la consideración de ídolo: en 1974 se incorporó a Temperley, de la zona Sur de Buenos Aires, para disputar la Primera B. Como hiciera con Tigre, el arquero también fue pieza clave para que esta vez el Gasolero lograra ascender por primera vez al escalón superior del fútbol argentino.
Disputó 39 partidos para Temperley. Y fue tan bueno su nivel que Boca solicitó sus servicios…
Boca, verde esperanza… y trágico final
Hernadorena desembarcó en La Boca en 1975 y atajó tres amistosos para el Xeneize. Claro, el equipo de la Ribera buscaba un dueño para el arco hasta que al año siguiente llegó ni más ni menos que Hugo Orlando Gatti…
Después de su paso por Boca, Hernadorena estuvo en Ferro, Deportes Tolima de Colombia y All Boys. Fue en Sarmiento de Junín donde, otra vez, consiguió el ascenso, ratificando su condición de especialista en la materia: con el Verde, como titular indiscutido en un plantel con figuras de peso como Rodolfo Fischer, José Iglesias y Oscar Peracca, subió a Primera División en 1980.
Luego de cuatro años más de carrera, su retiro fue en su punto de partida: colgó los guantes en 1984 atajando para Tigre. Instalado en la zona norte del Conurbano, como durante su infancia, Hernadorena disfrutaba del tiempo libre y de la idolatría de tres clubes del Ascenso cuando sufrió un final trágico.
El 13 de noviembre de 2008, un balazo en la cabeza acabó con la vida de Hernandorena en su casa de General Pacheco. Del hogar faltaba un único elemento, la escritura de la casa. La enemistad confesa del ex arquero con miembros de su entorno familiar disparó las peores sospechas, nunca confirmadas…
Reconocimiento, ascensos, fútbol de Primera, viajes al exterior y un final sangriento: la historia de Néstor Manuel Hernadorena, sin dudas, ha reunido varios episodios para ser narrada.
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