Toda la familia adentro: cayó también un hijo del narco del Conurbano que vivía a puro lujo
Se trata de Nicolás Javier Albornoz, de 26 años. Ya habían detenido a su madre y a su padre, el temible Rengo Pacheco, un sicario que a fuerza de tiros heredó la jefatura del hoy recluido Miguel Mameluco Villalba.
Si Nicolás Javier Albornoz -hijo de un capo narco del Conurbano bonaerense- pretendía viajar a otro Mundial de fútbol, como ya había hecho en 2018, deberá esperar al de 2026. O quizás más tiempo: ayer fue detenido en una estación de servicio de Ciudadela. Se lo acusa de integrar la banda de venta de estupefacientes liderada por su padre, Javier (el Rengo) Pacheco.
Con el arresto de Albornoz, de 26 años, están tras las rejas tres integrantes de una familia que, según información de la Policía Bonaerense, maneja el circuito de la droga en Billinghurst, partido de San Martín. Primero cayó el propio Rengo y luego su pareja, Romina Luján Short.
Padre narco e hijo narco, a puro lujo
El Rengo y Nicolás viajaron hace tres años a Rusia para seguir a la Selección en su breve incursión mundialista. No fueron los únicos argentinos, por supuesto, pero en el caso de ellos sorprende que dispusieran de los fondos suficientes para afrontar esa travesía. Si nos guiáramos por sus declaraciones patrimoniales, no superan la línea de la pobreza.
Sin embargo, como pudo comprobarse en uno de los allanamientos que derivó en la detención de Pacheco, se trata de gente que se mueve en medio de la opulencia, usa autos de alta gama para sus traslados y vive en barrios acomodados, en entornos totalmente opuestos a los sectores marginales donde llevan adelante sus negocios ilícitos.
Las detenciones de Albornoz y de un cómplice, identificado como Martín Quiroga, se inscribieron en una amplísima requisa que incluyó 26 allanamientos realizados por la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas de Ezeiza, Morón y San Martín, por orden judicial del juez Jorge Rodríguez.
En la vivienda de Albornoz, una confortable casa de dos plantas en la zona residencial de Ituzaingó, se secuestraron un auto BMW y un Chevrolet Camaro SS coupé de color azul.
Semejantes muestras de ostentación son acordes con las de la casaquinta de Parque Leloir, en el partido de Ituzaingó, donde cayó el Rengo. Allí, en una propiedad que entre varias extravagancias tenía una mesa de póker de tres metros de largo, habían encontrado más de dos kilos de marihuana, casi uno de cocaína, 29 teléfonos celulares, un handy, balanzas digitales, 15 municiones de distintos calibres, 219.000 pesos y 3.600 dólares en efectivo, pagarés por 100.000 dólares, seis vehículos (incluido un BMW de color dorado) y una motocicleta.
Pacheco aprovechó el encarcelamiento de Miguel (Mameluco) Villalba para asumir el liderazgo en la distribución de droga en las villas de San Martín, especialmente la 9 de Julio. En su vertiginoso ascenso no faltaron enfrentamientos a balazos con quienes se le opusieron.
También tuvo la astucia, digna de mejores propósitos, de conseguir testaferros. Su propia esposa, Romina Luján Short, sería una las personas que prestó su nombre para las propiedades acumuladas por el jefe narco.
Sergio Berni supervisó de cerca este operativo. El titular del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires recordó que Pacheco llevaba diez años prófugos, durante los cuales realizó numerosos viajes al exterior a juzgar por algunos de los souvenirs que decoraban su fastuosa mansión.
«Esta organización no solo generaba dinero con venta de droga sino que ya se había metido en el negocio financiero», dijo Berni. Destacó, a la vez, el desempeño de la Policía a su mando, del juez Jorge Rodríguez y de la doctora Constanza Pagani.
Entre otras cosas, los efectivos hallaron la identificación que el Rengo había recibido durante el Mundial de Rusia. Para volver a darse ese gusto, seguramente, deberá esperar un largo rato.