San Isidro y su Catedral: un municipio y una iglesia cuyas historias se iniciaron de la mano y siguen juntas

La historia de la Catedral de San Isidro está íntimamente relacionada con la del distrito del norte del Conurbano con el que comparte su nombre. Según se cuenta en la página oficial de uno de los sitios religiosos más importantes del país, el 14 de octubre de 1706 Domingo de Acassuso creó en los terrenos de lo que luego sería la actual sede una capellanía en honor a San Isidro Labrador.

Para que eso ocurra tuvo que donar una fracción de terreno de unos 260 metros de frente sobre el río por 5.000 metros de fondo. Esa fecha es considerada como la de fundación de San Isidro. El 27 de mayo de 1708, se inauguró la primera capilla, que era muy pequeña y estaba construida con ladrillos y techo de tejas.

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A partir de entonces, la población rural que habitaba en la zona encontró en Fernando Ruiz Corredor, un presbiterio que vivía en un rancho, la asistencia sacerdotal habitual para la época. Unos años más tarde, el lugar se transformó en sacristía de un templo más grande que abrió sus puertas el 24 de abril de 1720.

Una década después, el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires lo eligió como su sede parroquial y así hasta 1895, cuando fue necesario demolerla porque su estado calamitoso amenazaba con un posible derrumbe. El 6 de octubre de 1895 se colocó la piedra fundamental del templo actual y el 14 de mayo de 1898 se celebró en él la primera misa, dándose por concluidas las obras y consagrándolo el 20 de octubre de 1906.

La Catedral de San Isidro está ubicada en avenida del Libertador al 16.200, frente a la Plaza Mitre y en pleno Casco Histórico del distrito. Ocupa una superficie de 1.300 metros cuadrados, mide 60 metros de largo por un ancho de 18,50 metros que en los cruceros llega a los 29 metros. La altura interior es de 19 metros y su torre alcanza los 68,65 metros.

Los arquitectos a cargo del proyecto de estilo neogótico fueron el suizo Jacques Dunant y el francés Charles Paquin, quienes habían estudiado en París. Paquin murió en Buenos Aires en enero de 1898, por lo que Dunant debió terminar la obra solo. Pedro Biasca y sus hijos fueron los constructores.

Una comisión que contaba con el asesoramiento del ingeniero Santiago Brian se ocupó de dirigir los trabajos y otra de mujeres tuvo a su cargo la tarea de recaudar los fondos necesarios.

La Catedral de San Isidro y su arquitectura única

En la parte superior de la torre de la Catedral de San Isidro hay seis campanas. Las dos de menor porte fueron colocadas en 1902, una de ellas da la hora y la otra está actualmente inactiva. El párroco Agustín Allievi adquirió las otras cuatro de mayor tamaño, que fueron hechas en Londres por la casa Gillet y Johnston, con un peso total de unos 5.000 kilos.

Fueron bendecidas el 8 de diciembre de 1923, instaladas el 5 de febrero de 1924 y se echan a vuelo en las grandes fiestas. Poco más abajo, la torre ostenta un reloj de cuatro esferas colocado en 1902. El mecanismo es el original, hay que darle cuerda todas las semanas, funciona con contrapesos y se mantiene en perfecto estado.

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El 8 de junio de 1957, al crearse la Diócesis local, esta iglesia se convirtió en Catedral y el 10 de octubre de 1963 fue declarada “Lugar Histórico Nacional”.

El estilo neogótico surgió a fines del siglo XVIII y se usó hasta principios del XX. Retomó las formas del gótico, utilizado en Europa entre los siglos XII y XVI, pero con materiales y técnicas modernas. Se caracteriza por sus líneas esbeltas que apuntan hacia el cielo, como invitando a elevar la mirada a Dios.

Las paredes macizas son reemplazadas por vitrales que generan un ambiente interior propicio a la oración. La planta de este templo tiene forma de cruz latina en tres naves y un ábside circular. En la parte posterior está adosada la casa parroquial en el mismo estilo. Unas décadas más tarde se construyó un sótano que luego fue transformado en salón parroquial, bajo el atrio del lado del río.

En 1965 se añadió la Capilla del Santísimo y algunas dependencias para la casa parroquial. En la reciente restauración se procuró que las partes añadidas se diferenciaran visualmente mediante materiales distintos o con diferente tratamiento del original.

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Los techos eran de pizarra, material frágil y quebradizo, que al romperse producía frecuentes filtraciones que dañaban interior y estructuralmente al edificio. El de la iglesia y casa parroquial fue cambiado por uno de cobre en 1952 y el de la torre, por tejuelas metálicas en 1992.

En 1965, muchas de las partes ornamentales exteriores se habían caído y otras amenazaban hacerlo, por lo cual todas fueron eliminadas, quitándole gran parte de su belleza. En la restauración se repusieron más de 400 elementos, reconstruidos a partir de antiguas fotos, recuperándose así las formas originales.

Algunos caben en la palma de una mano, otros pesan más de 3.000 kilos. La forma de cruz del templo de la Catedral de San Isidro identifica al pueblo orante con Cristo que se ofreció al Padre. En la restauración cuya primera etapa comenzo en 2002 se quiso facilitar la participación de los fieles en las funciones litúrgicas. Por eso se reubicó el altar central y se renovaron la iluminación y el sonido.

Los arreglos se realizaron en tres etapas hasta 2009 y contaron con un presupuesto aproximado de $ 10.000.000, proviniendo dichos fondos del aporte de vecinos, feligreses, colegios, clubes, comerciantes y empresarios. La Municipalidad de San Isidro aportó aproximadamente el 40 % del costo de la obra.