Llegaron a San Isidro las medialunas que pelean por ser las mejores de Argentina: cuánto cuestan y por qué las venden siempre calentitas
Se trata de SÃO, la histórica firma de Mar del Plata fundada por un inmigrante español. Ya abrió un local en Acassuso. Cuál es la clave de su éxito, cuánto cuestan y el detalle de sus increíbles rellenos.
Poco más de 400 kilómetros separan a Mar del Plata de San Isidro. Esa distancia, corta para vacacionar pero larga como para una visita express ahora estará acotada por algo que unirá a La Feliz con el barrio de zona norte: las míticas medialunas SÃO, que por primera vez llegan a Buenos Aires.
Aunque el parador Atalaya suele acaparar la atención de todos los que atraviesan la Ruta 2 -amén de que también desembarcó con varias sucursales en el Conurbano-, los que se dicen expertos en el tema aseguran que lo que prepara SÃO es insuperable.
Además, lo que más las caracteriza es que siempre se venden calientes. Pero no recalentadas. Recién salidas del horno. Y los que tengan gustos más modernos, también pueden disfrutar de medialunas «de autor», con rellenos de nutella, crema pastelera, crema cítrica y bonobón, entre otros sabores.
El nuevo local, ubicado en avenida Libertador 14643, en el corazón de Acassuso, también cuenta con una fábrica en el que no solo elaboran allí las medialunas, sino que también servirá para abastecer a los futuros locales de SÃO que próximamente arribarán a los barrios porteños de Villa Urquiza, Belgrano y Palermo.
El secreto de las medialunas de SAO en San Isidro
“Somos la receta de la medialuna marplatense y marcamos un nuevo concepto en la medialuna de manteca”, explicó a Clarín Juan Luis Grassi, jefe de marketing de la marca. Además, destacó que siguen usando la misma receta que inventó Don Angel. “Obvio hoy hay tecnología aplicada pero el secreto de la receta está más que nada en el proceso, no en los ingredientes y sus cantidades».
“Nuestras medialunas necesitan tiempo. Se puede hacer de un día para el otro pero nunca va a ser superior como la nuestra”, agregó, a la vez que dio una advertencia: tranquilamente, uno se puede comer seis medialunas «al hilo». Se trata -detalla- de una medialuna liviana, húmeda, hojaldrada y con mucho sabor mantecoso. Y el dulzor lo aporta el almíbar, al que describen como un ingrediente clave.
Actualmente, la docena de las tradicionales puede conseguirse por $4.700. Y de ahí para arriba, según los rellenos con los que se pidan
La historia de SÃO, un ícono de Mar del Plata
Todo comenzó cuando Don Ángel García, un inmigrante español que vendía en los trenes, intuyó, con acierto, que Mar del Plata era una ciudad que solo podía esperar crecimiento. Por eso decidió instalarse en la ciudad balnearia, luego de que años antes fundara con su hermano un parador sobre la ruta 2 que luego se transformaría en Atalaya.
Es así que en 1962, junto con un pastelero que trajo directo desde España, abrió un despacho de medialunas y café -sobre la calle San Martín– que abastecía a los micros que llegaban a la ciudad. Y con su receta especial, transformó a las medialunas en algo tan elemental para la playa como lo es una sombrilla. Como si fuera poco, todo sucedió en la época de oro de Mar del Plata, que impulsó al café de Don Ángel a lo más alto.
En 2016, a través de un acuerdo con Daniel y Silvia, ambos hijos de Don Ángel, proyectaron el relanzamiento de la marca y la implementación de estrategias -como el take away- para modernizar el servicio.
En sus 14 locales, la firma que cumplió 70 años en 2022 puede vender hasta 3.000 docenas por día. Diez de ellos están ubicados en Mar del Plata y, además del último abierto en zona Norte, hay otro en Pinamar, uno en Mar de las Pampas y en Chapadmalal, que solo abren en temporada.
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