Resurge un ícono de San Isidro: cómo y por qué crece el histórico polo gastronómico de la calle Dardo Rocha
Tras los cierres masivos que dejó la pandemia, las 45 cuadras desde Santa Fe hasta Fondo de la Legua, en Martínez, están otra vez en alza. Los motivos de esta nueva etapa de un clásico de la zona norte del GBA.
A finales de los años ’90 y principios del nuevo siglo fue un boom de esos que movilizaban multitudes, a pesar de lo selecto de la propuesta. El polo gastronómico de la calle Dardo Rocha, en Martínez, partido de San Isidro era top, pero con el correr de los años empezó a decaer, sus propuestas dejaron de convencer y la pandemia liquidó a muchos. Sin embargo, el post Covid le jugó a favor a esa vereda frente al hipódromo y ahora, con nuevas ofertas, la zona vuelve a crecer.
Una síntesis de lo que fue el polo de Dardo Rocha indicará que la transformación comenzó a inicios de la era menemista, en el tramo que va de Dardo Rocha, entre Santa Fe y Fondo de la Legua (unos 4,5 kilómetros), gracias al impulso de la construcción de la autopista Panamericana. Esto atrajo inversiones para la construcción de muchos edificios de oficinas y, junto con ellas un fabuloso polo gastronómico.
El cierre del tradicional restaurante La Bistecca en junio de 2020 parecía haber sido la estocada final para el polo gastronómico. El definitivo adiós luego de 18 años a salón lleno de uno de los sitios gastronómicos más reconocidos de Martínez era un mal presagio. Ya casi no se veía el movimiento de antaño y los pocos locales que quedaban en pie solo desbordaban los fines de semana.
San Isidro: crece el polo gastronómico de Dardo Rocha
Un informe de La Nación avala ambas sensaciones, la de ocaso y el resurgimiento: después de la pandemia, el 53% de los locales que estaban en unos de los corredores gastronómicos más importantes de la zona norte cerraron sus puertas. De 19 restaurantes quedaron solo nueve. Pero ahora hay un volver a empezar: un 38% de los 16 locales que hoy funcionan, abrieron entre noviembre de 2021 y fines de 2023.
Hoy, el corredor ofrece una amplia diversidad en su oferta gastronómica: cada local tiene su impronta y a lo largo de las más de 20 cuadras se ven parrillas, pizzerias, especialidades de sushi, comida italiana, cocina gourmet de alto nivel, cafeterías y pastelerías y hasta locales de fast food.
¿Qué pasó en el medio? Podría resumirse en una palabra: confianza. Lo explica Lucas Saldaño, gerente de Adelmo, un restaurante que abrió en noviembre pasado en donde estaba La Bistecca: «En marzo alcanzamos los 10.000 cubiertos».
«Está funcionando muy bien: siempre está lleno. Abrimos Amelí en noviembre de 2021 y como fue un éxito proyectamos Adelmo”, cuenta Sebastián Salas, socio del grupo gastronómico que tiene seis restaurantes en zona norte. “Como el corredor explotó en el pasado, creímos que podía volver a suceder lo mismo. No nos equivocamos”, se entusiasma.
«Elegimos el corredor porque vimos que empezó a levantar», cuenta Lucas Sosa, socio Cerdos Voladores, que abrió en abril de 2023. A pesar de la compleja situación económica, los propietarios aseguran que el local se llena y mete 3.000 cubiertos.
Otro de los motivos del resurgir es que el público de clase alta y media alta no se achicó a la hora de darse el gusto de ir a comer afuera. «Me pasó que un jueves no conseguía lugar para cenar porque estaba todo repleto. Esta zona es la más linda y la más segura. Durante un tiempo hubo muchos locales cerrados. A los que conocíamos los restaurantes nos daba mucha tristeza cómo había decaído todo», afirma Susana, vecina de la zona.
La apertura de nuevos locales trajo otro viento a favor de los vecinos: más seguridad. Es que durante los años pandémicos de cierres la zona se puso peligrosa. «Hubo casos de delincuentes que se metían en los locales cerrados para esperar a robar. O que desde la parte de atrás de los comercios abandonados se pasaban a los jardines de otras casas de la misma manzana. Nosotros teníamos nuestra oficina con mi hermano sobre la calle Catamarca y fuimos víctimas de un asalto, por suerte cuando no estábamos», le dijo Martín Ledrini a Zonales.
«Un 85% de los actuales clientes del almuerzo son de las oficinas», le dijo Rocío Reynoso, encargada de El Picaflor, a La Nación. El restaurante abrió en junio de 2023 y, según la mujer, «el local está funcionando muy bien, la zona resurgió y revolucionó todo, vienen muchos clientes que frecuentaban el Bajo de San Isidro y Capital Federa».
Es hermoso ver el renacer de Dardo Rocha