Recuperó el Renault 4 tres décadas después: la historia del hombre que le robaron el auto en 1993 y su hijo le hizo el regalo de su vida
Se lo habían robado cuando tenía seis años. Hoy, a sus 36, cerró una vieja herida. «Mi papá no paraba de llorar», contó sobre el momento del encuentro. La historia de un conmovedor gesto familiar.
En el año 1993 Carlos Ancarola Marqués fue víctima de un robo que lo marcó para siempre: se llevaron su Renault 4, el primer auto que había comprado en su vida. Hoy, 30 años después de aquel suceso, su hijo Eduardo -de 36 años- consiguió una vieja carcasa, trabajó meses en la restauración y armó un modelo idéntico como regalo para su padre.
Emocionado hasta las lágrimas, Carlos recibió el regalo el día de su cumpleaños y no podía creer que estaba viendo el mismo modelo que le habían robado 30 años atrás en la puerta de su casa del barrio porteño de La Paternal. “Es tuyo, viejo”, fue la frase que pronunció su hijo y que lo llevó a romper en llanto por todo lo que ese auto significaba en su vida.
“Un Renault 4 a nuevo lo conseguís, pero hacerlo de cero es más lindo, y era lo que yo quería hacer, dejarlo tal cual era el suyo. Hoy el viejo se fue manejando su R4 y pareciera que el tiempo no pasó, que fue ayer cuando andaba en su R4, hace 30 años, como si nunca se hubiera bajado. Le brotaron los recuerdos y las lágrimas de felicidad”, contó Eduardo.
Regalo emocionante: la entrega del Renault 4
Además de regalarle el auto, Eduardo le entregó a su padre un álbum de fotos donde fue retratando cada paso del proceso de restauración, con epígrafes que explicaban qué se hizo en cada momento. La hoja final era la que tenía el mensaje clave: una foto de Carlos y sus dos hijos junto al Renault 4.
Este regalo llega en un momento muy particular para la familia Ancarola: Carlos fue operado hace diez años por un cáncer de garganta que logró superar. El pasado lunes, día de su cumpleaños, el hombre se sentía triste y preocupado porque al día siguiente debía someterse a una cirugía para que le cambien la válvula que le permite comer con normalidad.
A pesar de estar triste, sus hijos inventaron excusas para llevarlo al taller mecánico y materializar el sueño en el que habían trabajado los últimos tres años. En tanto, Eduardo no se olvidó de filmar todo el momento en el cual le entregaban el auto, para luego mostrarle a la comunidad de fierreros que lo ayudaron a lograrlo.
“Le comenzamos a mostrar fotos de la restauración. A medida que iba pasando las fotos había cartelitos explicándole qué se le fue haciendo al auuto y cuando llegó a la última le pusimos ‘ahora es tu turno de manejarlo’ y no lo había entendido, le dijimos ‘es tuyo viejo’ y ahí rompió en llanto”, detalló Eduardo.
Renault 4: cómo surgió la idea del regalo
La iniciativa surgió una tarde cuando Eduardo estaba de visita en el taller mecánico de un amigo y allí vio un viejo Renault 4 en pésimas condiciones, pero con un motor que funcionaba bien. En ese preciso instante comenzó la aventura llena de arreglos, restauraciones, pintura y mucha inversión que terminaría tres años después.
“En este camino largo de restauración pasaron muchas cosas, emociones, alegrías, enojos, frustraciones, ganas de largar todo y ganas de seguir adelante. Se invirtió mucho tiempo y dinero, pero la cara de mi viejo cuando le cayó la ficha hace que cada minuto, cada peso y cada kilómetro recorrido en busca de repuestos haya valido absolutamente la pena”, dijo Eduardo.
El tiempo y la inversión se multiplicaron: lo que comenzó inicialmente como un plan de restauración de seis meses, terminó siendo de tres años. Además del arduo trabajo, durante el proceso Eduardo se acercó a un club de restauradores y fanáticos del Renault 4, quienes le dieron una inmensa mano consiguiendo repuestos para el auto.
“La idea era dárselo en 2020 y no llegamos, y lo fuimos pateando. Se lo dimos el lunes pasado en su cumpleaños. Con todo lo que le puse al Renault me podía comprar un 0 kilómetro, pero es indescriptible la emoción que tenía papá. Acariciaba el volante, que era de madera como el que tenía. Todo valió la pena al ver su cara”, dijo Eduardo.
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