El repartidor asesinado en una emboscada en Lomas del Mirador era un profesor muy querido en zona Sur
Sebastián Ramírez tenía 33 años. Daba clases de educación física en escuelas y de vóley en clubes de barrio. Complementaba su actividad trabajando como delivery. El miércoles fue a entregar un pedido y lo mataron.
El asesinato de Sebastián Ramírez, un repartidor de 33 años que fue emboscado por falsos clientes en Lomas del Mirador y asesinado a puñaladas, generó conmoción en la zona pero despertó un desgarrador dolor a unos cuantos kilómetros de allí, en el sur del Conurbano, otro extremo del área metropolitana.
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Es que Sebastián, oriundo del barrio San José de Almirante Brown, no sólo era querido allí sino también en Lomas de Zamora, Lanús y otras zonas de la región. Su actividad como repartidor era una más que realizaba en su búsqueda de progreso, pero muchos lo conocían por su vocación como docente y por su amor por el deporte.
Terminó sus estudios secundarios en la Escuela Tomás Espora de Temperley y, cuando se convirtió en profesor de Educación Física, dio clases allí y en la Escuela Primaria N°25 del barrio San José, pero del lado de Lomas de Zamora.
Además de su carrera en la docencia, también fue entrenador de vóleibol en distintos clubes y se había hecho conocido en el ambiente regional de ese deporte. Su muerte motivó que la Federación Metropolitana de Vóley lo despidiera en redes sociales como un «entrenador y amigo de la gran familia del vóley». Una usuaria que lo conoció lo describió como alguien «muy respetuoso y cariñoso con sus dirigidas, es una gran tristeza lo que le pasó».
Como repartidor, falsos clientes lo condujeron a una emboscada
Para poder hacer ingresos extras, Sebastián se desempeñaba como repartidor de una empresa logística a bordo de su camioneta Fiat Strada. Con la aplicación de celulares, SimpliRoute, podía ver la planificación de entregas diarias y a las 20.30, se dirigió hacia una casa de la calle Colón 4169, en Lomas del Mirador, para hacer una entrega.
Llegó, bajó del vehículo y allí lo abordaron tres delincuentes para robarle. Forcejeó para defenderse y uno le dio dos puñaladas en el tórax que le quitaron la vida. Los asaltantes sacaron su billetera y su teléfono celular de la camioneta y huyeron.
El caso quedó a cargo del fiscal Gastón Duplaá, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción de Homicidios de La Matanza, quien ya tiene en su poder una filmación de una cámara de seguridad de la zona que registró el hecho y que por estas horas busca dar con los asesinos.
A su vez, se pudo establecer que la casa cuya dirección se ofreció para hacer el pedido de mercadería que sirvió como emboscada, es una propiedad que está deshabitada. Y ahora se intenta determinar si los delincuentes lo citaron allí para matarlo o si el homicidio se produjo en el marco de un robo fallido.
La causa, por ahora, está caratulada como «robo agravado en grado de tentativa y homicidio criminis causa», que es la figura penal que aplica a la acción de matar para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito. En este caso, la condena podría ser de 15 a 25 años de prisión.
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En la camioneta se hallaron $35.000 y la pericias lograron levantar tres huellas digitales que se intentan cotejar para identificar a los criminales, que están siendo buscados por la Policía. Se cree que pueden ser de la Villa Las Antenas, que está muy cerca del lugar donde se produjo el hecho.