Quilmes y un viaje de locura a Rosario: 20.000 hinchas para ganarle el Metro de 1978 al Boca de Lorenzo
Fue una movilización inolvidable. Los hinchas utilizaron diversos medios, incluso aviones, pero la caravana por ruta fue extraordinaria, sobre todo en el regreso: hasta se fletaron 20 unidades de la línea de colectivos 22.
Quilmes Atlético Club es uno de los decanos del fútbol argentino. Fundado en 1887, sus inicios preceden a la AFA, de la cual fue uno de los primeros miembros. Su nombre original incluía la palabra Athletic, ya que estaba integrado por ingleses nativos o por sus familiares: la castellanización recién llegó en 1944. Bajo esa denominación, ganó el campeonato de 1912 y la Copa de Honor Municipalidad de Buenos Aires.
Hasta 1937, Quilmes había disputado apenas cuatro temporadas en la B. Sin embargo, luego de ese descenso todo se le hizo cuesta arriba. Estuvo doce años luchando para reinsertarse en la élite, hasta que lo hizo con un título. Luego tendría tres caídas más, de las cuales regresó con dos campeonatos.
Metropolitano del 78, la máxima alegría
Después del retorno en 1975, Quilmes tuvo un buen año: se clasificó a la serie por el campeonato, terminó en mitad de tabla del Metropolitano y fue eliminado por River en los cuartos de final del Nacional. Sin embargo, en 1977 estuvo a dos puntos de jugar un desempate para no descender.
Bajo el mando del Piojo José Yudica en el banco, las gambetas del Indio Omar Hugo Gómez -ambos fallecidos en 2021- y los goles de Luis Andreuchi, el Cervecero logró su primer y hasta ahora único título del profesionalismo. No fue fácil, ya que su principal competidor era el Boca de Juan Carlos Lorenzo, vigente campeón de América y del mundo. Justamente las competencias internacionales provocaron que Boca rotara bastante durante el torneo, haciendo gala de su extenso plantel.
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Quilmes arrancó con dos triunfos consecutivos y luego cayó en Santa Fe ante Unión, que terminó en el tercer puesto (en la segunda ronda, lo derrotó 1-0). Por otro lado, ante Boca fue saldo negativo: cayó 1-2 en La Bombonera y empató 0-0 en Quilmes. En la novena fecha, dimitió la dupla López-Cavallero y se sentó en el banco Yudica, quien estuvo 12 partidos sin perder. En la recta final, el Cervecero se encontraba cinco unidades por debajo de Boca hasta que empezó a descontar y llegó a la última fecha con un punto de ventaja sobre el Xeneize y dos sobre el Tatengue.
La gesta quilmeña en Rosario
Después de varios años de sufrimiento, Quilmes había construido una oportunidad única y su gente no la quería dejar pasar: el domingo 29 de octubre, cerca de 20.000 hinchas coparon las dos bandejas visitantes sobre la calle Génova y una platea del Gigante de Arroyito para ver a su equipo dar la vuelta por primera vez.
Los fieles Cerveceros se movilizaron en todos los medios de transporte disponibles: micros, tren, avión, autos particulares y 20 unidades de la línea de colectivos 22, especialmente contratados para ir desde el sur del Conurbano bonaerense hasta la Cuna de la Bandera.
Quilmes se puso en ventaja a los 36 minutos del primer tiempo con un gol de penal de Andreuchi, goleador del campeonato junto a Diego Armando Maradona, con 21 tantos. Sin embargo, minutos antes del descanso, empató el marplatense Guillermo Trama. Paralelamente, Boca ya ganaba su partido ante Newell’s con tanto de Roberto Mouzo.
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A los dos minutos de la segunda etapa, el pampeano Félix Lorenzo Orte -también desde los 12 pasos- desniveló para el Canalla, pero Andreuchi igualó enseguida -nuevamente de penal, tras un polémico fallo del árbitro Arturo Andrés Ithurralde- y, al rato, Jorge Gáspari estampó el 3-2 definitivo con un golazo de zurda desde el borde del área.
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La multitud quilmeña estalló en las tribunas y se llevó la alegría de sus vidas. Quilmes conquistaba un título profesional en la máxima categoría y obtenía su primer pasaje a la Libertadores -luego volvería a jugarla en 2004-. La doble competencia le jugó una mala pasada y lo llevó a descender, aunque volvió al año siguiente.
Con un plantel corto, el equipo campeón del Metropolitano salía prácticamente de memoria: Bernabé Palacios; Guillermo Zárate, Horacio Milozzi (jugó los 40 partidos y metió 10 goles), Alberto Fanesi, Jorge Medina (en la jornada final jugó Pedro Gaño); Horacio Bianchini, Gáspari (al año siguiente llegó a la Selección), Horacio Salinas (el otro presente en todos los encuentros); Héctor Milano, Andreuchi y Gómez.
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El Indio quedó fuera del póster de la final, ya que lo suspendieron por cinco encuentros, y Miguel Ángel Filardo ocupó su lugar. Además, jugaron Heriberto Recavarren, Juan Carlos Merlo, Edgardo Paruzzo, Hugo Echauri, Hugo Rando, Juan Carrizo, Roberto Burgeois, Carlos Raschia y Hugo Tocalli, luego asistente técnico de José Pekerman en el brillante ciclo con las representaciones juveniles.