La película filmada en el Delta de Tigre y la Ciudad Deportiva de Boca que por su siniestra historia fue prohibida en los ’70
El largometraje «El Angel de la Muerte» fue realizado por un matrimonio norteamericano. Estuvo inspirado en el asesinato de Sharon Tate a manos del clan Manson. Al ser estrenda fue repudiada por su polémico final.
A comienzos de los años ’70 se filmó en Argentina, más precisamente en el Delta del Tigre, Ezeiza y la vieja Ciudad Deportiva de Boca, una película que, décadas más tarde, se convertiría en un extraño y perturbador fenómeno cinematográfico. Claro que no es de las más conocidas, aunque sí una fascinante para todos los amantes del cine de terror. «El ángel de la muerte», se llamaba el film.
Todo empezó con el matrimonio norteamericano de Michael y Roberta Flinday. Dos directores que construyeron sus nombres a base de películas de bajo presupuesto que combinaban sexo y crímenes violentos. La pareja llegó a Argentina en los primeros pasos de la década del 70, un momento muy particular para el cine de Holywood por un trágico suceso que marcaría un antes y un después en la industria: el asesinato de Sharon Tate.
Tate fue una actriz y modelo estadounidense que el 9 de agosto de 1969 fue brutalmente asesinada por el clan de Charles Manson. Más allá de haber sido uno de los crímenes más macabros de la historia, significó una transición cultural que cambió para siempre al cine estadounidense. Un tema complejo que sigue siendo analizado. Pero ahora basta con saber que el crimen sirvió como inspiración para muchas películas.
El éxito de la película prohibida filmada en Argentina
«El ángel de la muerte» contaba las andanzas de un clan de homicidas liderado por un motociclista. Fue filmada en el Delta del Tigre, Ezeiza y la vieja Ciudad Deportiva de Boca, además de Nueva York. Todas las locaciones nacionales son reconocibles pero hubo un momento que marcaba el «ADN argentino»: la secuencia de un asesinato en un almacen, lleno de las viejas latas de galletitas Bagley.
La Ciudad Deportiva de Boca, en la Costanera Sur porteña, fue el negocio soñado y trunco del ex presidente xeneize Alberto J. Armando y lo padecieron los socios que perdieron lo invertido. El Puma Armando -presidente del club entre 1954-1955 y 1960-1980- había prometido un predio único con que se inauguraría el 25 de mayo de 1975.
En su interior se levantaría un estadio para más de 100 mil espectadores. Antes se habilitarían una pileta novedosa, un restaurante de lujo, camping, parrillas, juegos electromecánicos y hasta un autocine. Nada de eso sucedió.
El matrimonio Findlay sabía que se trataba de una película pésima. El crítico argentino Diego Curubeto contó en su libro Cine Bizarro que la misma Roberta Findlay describió al guion como «horrible y sin sentido». Por eso tras terminar el rodaje en Tigre, buscaron que el productor Alan Shackleton agregara más escenas de violencia y sexo para mejorarla. Pero Shackleton tuvo una idea mejor: y solo necesitaba una escena.
Todo lo que habían filmado salió en pantalla. Salvo el final. Una secuencia que no tenía nada que ver con lo visto anteriormente y mostraba el rodaje de otra presunta película. En un momento, el director es filmado teniendo relaciones con una actriz a la que comienza a apuñalar y mutilar. Hasta que la imagen desaparece y no hay ningún crédito final. Todos pensaron que se trataba de un asesinato real.
La película se estrenó en 1975. Y fue un escándalo. Muchos grupos se manifestaron contra «El ángel de la muerte» por su violencia y ese final. Escribieron decenas de artículos periodísticos que afirmaban que el asesinato había sido real y hasta un fiscal llegó a investigar si realmente había sucedido. Al tiempo se supo que todo fue un montaje. Pero para ese momento, la película ya había sido un éxito de taquilla.
La película que inauguró el mito de un «cine ilegal»
Luego de que Alan Shackleton se ocupara de la distribución de la película y el agregado de esa retorcida escena, el título original de la obra pasó a ser Snuff. Y ese título terminó siendo utilizado para referirse a un nuevo tipo de cine, ilegal y que -supuestamente- se comercializaba en un mercado negro de muy dificil acceso.
De ahí en más, se empezó a conocer al «cine snuff» como aquel en el que se filmaban asesinatos reales. El término surgió hace 50 años gracias a la película filmada en Argentina. No obstante, todavía no pudo confirmarse que esos circuitos clandestinos hayan existido, aunque haya muchos espectadores que están seguros de que sí.
De todas formas, hubo una muerte real que fue vista en vivo. En 1969 -el mismo año en que murió Sharon Tate- los Rolling Stones tocaron en el Festival Woodstock West, donde Meredith Hunter, un jóven de 18 años, fue asesinado por los Hell’s Angels. Mick Jagger repasó el momento en varias oportunidades en el documental Gimme Shelter.
Finalmente, Michael Findlay murió en 1976, decapitado por la hélice de un helicoptero. Roberta Findlay vive, tiene 76 años y no concede entrevistas. Así que no pudieron conocerse más detalles de la película, que actualmente circula en varias páginas web para su visionado. Y esa perturbadora de final, aún sigue incluída.
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