La historia de Nicolás Giménez, el futbolista de La Matanza que viajaba en la línea 126 y es ciudadano de Emiratos Árabes Unidos
Nació en San Justo, tiene 27 años y es una de las figuras del Al-Wasl, el equipo que alguna vez dirigió Diego Maradona. Gracias a su rendimiento, logró que lo nacionalizaran emiratí en tiempo récord.
Nació en La Matanza y durante la adolescencia, trabajó con su padre en un taller mecánico del barrio Villa Constructora, en San Justo. Sus primeros pasos futbolísticos fueron arriba de la línea 126, con la que iba a entrenar todos los días a Chicago, club donde firmó su primer contrato. Hoy, Nicolás Giménez tiene 27 años y disfruta uno de sus mejores momentos futbolísticos en el Al-Wasl, uno de los clubes más importantes de Emiratos Árabes Unidos y que dirigió nada más ni nada menos que Diego Maradona.
Los comienzos para Giménez no fueron fáciles. Aunque hoy se rodea de imponentes rascacielos, autos de lujo y hoteles cinco estrellas, nunca olvida que después de trabajar con su papá en un taller mecánico de San Justo, realizaba tareas generales en un local de venta de productos de limpieza.
«Pasé de estar limpiando la vereda a estar rodeado de coches lujosos», cuenta el delantero. Hoy, el ex jugador de Arsenal ya logró obtener la nacionalidad emiratí y en dos años, ya podría jugar en la selección del Golfo. «Felicitaciones, ahora sos un emiratí más», le dijo un jeque del club cuando Giménez le confirmó que nunca había jugado con la camiseta de la Selección Argentina.
Fútbol argentino: goles, frustración y pandemia
En 2017, luego de convertir más de 10 goles en 24 partidos, el delantero nacido en La Matanza dejó el Torito y llegó a Talleres de Córdoba. Pero no tuvo mucho rodaje y lo terminaron cediendo a préstamo a San Martín de Tucumán. «Cuando llegaba de los entrenamientos miraba las paredes en silencio. Perdí la confianza muy rápido», recordó en diálogo con Página 12.
Sin embargo, luego de que el club cordobés lo enviara a Arsenal el presente de Nicolás cambió rotundamente. Allí, a las órdenes de Sergio Rondina (a quien recuerda como el que le devolvió la confianza), tuvo un gran paso por el club. Pero la pandemia, al igual que para todo el mundo, fue inimaginable para el jugador de 27 años.
«Me habían llamado de Racing y hubo sondeos con River pero todo este movimiento ocurrió durante la pandemia. Estaba en un monoambiente, entrenando por zoom y corriendo en dos metros cuadrados. Era la oferta más seria, pero el fútbol argentino estaba parado y nadie sabía que iba a pasar», apuntó. Es así que los llamados del exterior comenzaron a ser mirados de otra manera.
De pelearla en La Matanza a pelear con los jeques
El primer paso en Emiratos Árabes Unidos fue en el Baniyas de Abu Dhabi. La idea empezó como un préstamo de un año para «ver qué onda» y no perder ritmo. Pero una vez que pasó ese año, Giménez no quiso volver.
«Más allá de que me costó la adaptación todo lo que vi cuando llegué me rompió la cabeza. En Argentina no nos podíamos saludar y acá comían sentados en el piso y con la mano», sostuvo el delantero de sus primeros días en Abu Dhabi.
Pero la confianza en Giménez comenzó a ser tal que hasta se animaba a discutir con los jeques. «Discutí bien, yo peleaba por lo mío y ellos por lo suyo. Lo más complicado fue la renovación de mi contrato. Ese fue el momento más duro porque yo quería renovar y los jeques no aceptaban mis condiciones, entonces les dije ‘listo, me voy libre'», recuerda.
Pero los jeques no querían perder al 10 del equipo y terminaron llegando a un acuerdo. Y confiesa: «Nos peleamos a pleno pero terminamos bien. Hasta el día de hoy me llaman para ver cómo estoy».
Finalmente, su llegada al Al-Wasl (dirigido por Maradona entre 2011 y 2012), fue la que le dio a los jeques la idea de nacionalizar a Giménez, que todavía sigue sorprendido por el ofrecimiento. «Que me la den significa que me tienen en cuenta y quieren que me sume a la selección. Me han llamado jeques y jugadores de otros clubes para felicitarme porque no es normal que nacionalicen a alguien tan rápido».
Hoy, Nicolás Giménez no solo disfruta su presente en uno de los clubes más importantes de los Emiratos Árabes Unidos, sino también su nueva vida como ciudadano emiratí.
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