Merlo: el drama de un colectivero que pasó más de un año preso y dice que le armaron una causa

Buenos Aires. Policiales
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20 de diciembre de 2021

Esteban Caamaño estuvo 16 meses en prisión por delitos que dice no haber cometido y una acusación que se fue debilitando. Le dieron arresto domiciliario y se reencontró con su familia, pero exige la libertad. «Sé que soy inocente».

Esteban Caamaño estuvo preso 16 meses por un delito que asegura no haber cometido. Desde hace unos días, la vida empieza a mostrarle algún ápice de justicia. Luego de que se dispusiera su arresto domiciliario, el vecino de Merlo y chofer de colectivos de la línea 216 dejó la cárcel de Magdalena donde se encontraba alojado y se reencontró con su familia.

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El infierno del colectivero comenzó en la noche del 26 de agosto de 2020 en su casa de la calle Zabaleta al 500, en la localidad de Libertad, en el oeste del Conurbano. Allí, se peleó a golpes de puño con un vecino que, según su relato y el de su familia, venía acosando a una de sus hijas, de 23 años, desde que era menor de edad.

De hecho, la mujer de Esteban, había comentado que ese individuo «estaba obsesionado con ella» con la joven. Y amplió: «Nos amenazó que nos iba a mandar a la Policía y con gente de la política, hasta incluso nombró al intendente Menéndez. Pero mi hija siempre le cortó el rostro y él se ponía pesado. Tenemos capturas de todos los mensajes que le mandaba».

Volvió a su casa tras más de un año preso injustamente y denuncia que le armaron una causa: "Sé que soy inocente"
En la casa de Esteban hallaron droga que sus yernos reconocieron que era de ellos para consumo personal. Igual fue imputado.

Aquella noche, el novio de su hija inició una discusión con ese apuntado y el conflicto fue subiendo tanto de tono que derivó en una reyerta en la que participó Esteban. Unos días después, el colectivero fue denunciado por este vecino, que lo acusó de vender drogas, tener ilegalmente un arma de fuego y amenazarlo con ella.

El chofer, que tiene más de 22 años de servicio en la línea 216 de Morón, fue apresado luego de que la Policía allanara el domicilio y hallara dos cigarrillos de marihuana y tres gramos de cocaína que sus yernos reconocieron que era de ellos y para consumo personal.

Además, también se incautó una escopeta calibre 28 de la que era legítimo propietario porque era un recuerdo que le había dejado su padre. Incluso, encontraron dinero por el que se lo acusó de haber sido obtenido producto del narcotráfico. «Mi marido había ido a sacar plata del cajero para tener acá en casa para el día a día. Eran $2000 y ellos lo mostraron como si fuera una prueba de la venta de drogas», dijo la mujer de Esteban.

La acusación que lo dejó preso se debilitó y ahora es arresto domiciliario

Mario Nápoli, abogado defensor del colectivero, le dijo a Primer Plano Online que «de la apertura de celulares efectuada no se advierte indicación alguna que permita vincular a Caamaño con la venta de estupefacientes, más allá del material secuestrado en la propiedad». Esto fue avalado por la Justicia, que argumentó que «evaluadas las constancias probatorias obrantes al momento, no es posible arribar al grado de convicción suficiente para mantener privado de la libertad al nombrado Caamaño, en forma en la que viene cumpliendo la medida de coerción».

Esteban, por su parte, manifestó: «No encontraron elementos de corte ni balanza para acusarme de vender droga. Colocaron la cocaína al momento del allanamiento. Me acusaron de haber amenazado con un arma a este hombre y no lo hice, además se contradijeron porque dijeron que era un revólver negro y luego ua pistola plateada que no tengo ni tuve».

Volvió a su casa tras más de un año preso injustamente y denuncia que le armaron una causa: "Sé que soy inocente"
La cárcel de Magdalena donde estuvo preso el colectivero de Merlo.

Luego, añadió: «Yo sé que soy inocente y quiero la verdad, porque me armaron esta causa y no me importa si son policías, políticos, punteros. Me arruinaron 22 años de laburo, me hicieron estar lejos de mi familia, me tuvieron un año y cuatro meses preso, con padecimientos económicos, ya que ahora tienen que trabajar mis hijos para ayudarnos y mi señora da clases de canto para pucherear».

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El arresto domiciliario se dictó en agosto de este año, pero cuestiones burocráticas y administrativas retrasaron la confirmación. Ahora, se encuentra viviendo con su consuegra porque pesa sobre él una restricción perimetral por la que no puede acercarse al denunciante y, en consecuencia, no puede estar en su casa. La causa penal, igualmente, sigue abierta y él continúa procesado por la Cámara de Apelaciones de Morón. Seguirá vigilado con una tobillera electrónica a la espera del juicio.

Finalmente, el colectivero cerró: «Quiero mi libertad total y que se investigue lo que pasó. Una mano negra me metió en cana y quiero que se sepa».

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