La noche que los hinchas de Independiente festejaron una goleada en contra y en su propia cancha
Fue en un partido contra Vélez que definió un campeonato en el que también peleaba Racing. La Academia estaba sumida en la tremenda racha de más de tres décadas sin salir campeón. Y hubo fiesta en la Doble Visera.
El folklore del fútbol argentino siempre da la nota, a veces para bien y otras no tanto. El partido entre Independiente y Vélez del Apertura 1995 es una de esas historias difíciles de olvidar. No es tan habitual ver a hinchas propios festejar un 0-3 en contra de su equipo… En aquel torneo, dos planteles campeones se enfrentaron en una tarde que se volvió histórica.
Independiente y Vélez, campeones de 1995
La década del 90 fue el despegue total para Vélez Sarsfield. En 1993 se quedó con su segundo torneo local, al conquistar el Clausura en el primer semestre de ese año. Luego, siempre con Carlos Bianchi como entrenador, se metió en la historia grande: en un 1994 imborrable, fue campeón de la Libertadores ante San Pablo en Brasil y de la Intercontinental frente al Milan en Japón.
Después de ganar también la Interamericana de 1994, Vélez encaraba 1995 con objetivos altos y un plantel de grandes jugadores: el enorme José Luis Félix Chilavert en el arco, José Basualdo, Patricio Camps, Roberto Trotta, Oscar Flores… Todos con títulos y honores en sus espaldas.
El Apertura de 1995 tuvo a los de Liniers como uno de los máximos animadores. Peleando con River primero y con Boca luego, el Fortín se subió a la cima de la tabla en la fecha 17, con dos jornadas más por disputarse. El último partido, igualmente, parecía revestir cierta dificultad: Independiente en la vieja Doble Visera.
Los de Avellaneda ya habían sabido amargar a Vélez aquel año: el 9 de abril, derrotaron al Fortín en Japón y se quedaron con la Recopa, que enfrentó al campeón de la Libertadores con el de la Supercopa de 1994. Daniel Islas, Néstor Clausen, Daniel Garnero, Gustavo López… Bajo la dirección técnica de Miguel Ángel López, el Rojo también tenía una nómina de lujo y podría haber puesto en jaque el título de Vélez en el Apertura. Claro que el fútbol argentino cuenta con tradiciones que lo vuelven único, distinto.
Independiente-Vélez, el partido del revés
El 17 de diciembre de 1995, Vélez se presentaba en la vieja Doble Visera de Avellaneda buscando cerrar el certamen gritando campeón. Lo más curioso era que Independiente, el anfitrión de aquella tarde, también quería el mismo desenlace: Racing, histórico clásico del Rojo, era el escolta de los de Liniers…
El empate le servía a Vélez, mientras que Racing estaba obligado a ganar en su visita a Colón en Santa Fe. Independiente, se ve, no quiso especular con el empate: a minutos de iniciado el juego, el árbitro Javier Castrilli cobró un penal en favor de Vélez que Trotta -certero ejecutante- cambió por gol. 1-0 para los de Bianchi y, en las tribunas, una escena rara: muchos hinchas de Independiente gritaron el gol del adversario…
El encuentro terminó 3-0 para Vélez, con otros tantos de Camps y Basualdo, y los dirigidos por el Virrey extendieron su dominio en el plano local. El Rojo respiró aliviado: Racing, que encima perdió por 5-1 en Santa Fe contra el Sabalero, seguía sin salir campeón, en una racha que superó los 35 años. Y el folklore del fútbol argentino escribió una más de sus páginas increíbles…
Racing, el relegado
La Academia se quedó en la puerta de aquel título, pero fue también uno de los equipos que más pudieron disfrutar sus hinchas en momentos poco edificantes para el club. El 3 de diciembre de 1995, por ejemplo, se dieron el gustazo de ganarle un partidazo al Boca de Diego Armando Maradona en la Bombonera, por 6-4.
Fue el mismo día que Mauricio Macri se consagró presidente del club xeneize. Los goles fueron convertidos por el Mago Rubén Capria (tres), Claudio el Piojo López (dos) y Marcelo Delgado, que en el siglo siguiente se transformaría en ídolo de los boquenses.
Aquel equipo de Racing Club, dirigido por Miguel Ángel Brindisi, no logró coronar su meritoria campaña, pero en una mitad de Avellaneda todavía se lo recuerda con gratitud.
Hacé tu comentario