Un festejo único y por triplicado: el primer cumpleaños de las trigemelas de Temperley
Victoria, Julieta y Delfina Chainski están de fiesta este 25 de julio. Hace exactamente 365 días, Leonel y Vanesa se convertían en padres de tres bebas genéticamente iguales, un caso que se da en uno de cada 20o millones de embarazos.
Casos de trillizas, de oro o no, o de gemelos, fantásticos o normales (para seguir apelando a los recuerdos infantiles de quienes rondan los 40 años) hay miles. Pero lo que ocurrió hace 365 días en Temperley fue un hecho que estadísticamente solamente pasa en uno de cada 200 millones de embarazos: el nacimiento de trigemelas.
En ese mismo barrio de Lomas de Zamora y un año después, Leonel Chainski, Vanina Catalá Ortmann y las pequeñas Victoria, Julieta y Delfina están de fiesta este 25 de julio. «Lo que decidimos fue festejar con la familia de Vane y con la mía en la intimidad. Hubiéramos querido una celebración a lo grande en la cancha de Temperley o de Independiente, donde son socias honoríficas, pero la pandemia no lo permite. Así que vendrán los parientes más cercanos a casa y la idea es transmitirlo por Instagram para que pueda sumarse el resto», contó a Zonales Leonel.
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Los últimos días, 365 para ser más exactos, de la familia compuesta por dos docentes, él de Química y ella, de Biología y de Educación Especial, incluyen miles de historias con las tres niñas genéticamente idénticas como protagonistas, pero es el propio papá de las criaturas quien vuelve atrás en el tiempo para relatar cómo en plena travesía de la pareja por Europa se enteraron de que serían padres por primera vez.
«En julio de 2019, Vani perdió un embarazo. Y tenían que pasar tres meses para poder volver a intentarlo, período que justo coincidió con nuestro viaje. Por los cálculos que hacemos, fueron concebidas en España. Cuando estábamos en Praga, República Checa, ella se empezó a sentir muy cansada y con sueño y otros síntomas de embarazo. Por eso, al otro día, cuando ya estábamos a Polonia, se hizo un test y le salió positivo. Nosotros habíamos ido a conocer a nuestros ancestros y terminamos volviendo con descendencia», contó el vecino de Temperley.
Una vez de regreso en el país, llegó la gran sorpresa. Y ahora es Vanesa quien toma la palabra para relatar ante Zonales cómo fue ese hecho. «Estaba por entrar a que me hagan la ecografía y Leonel me dice: ‘Ojalá sean mellizos o trillizos’. Él quedó afuera por cuestiones de protocolo y empiezo a escuchar a los profesionales hablar entre ellos. Algunos términos entendía por mi profesión, pero cuando me dijeron que eran trigemelas quedé en shock».
Al rato, el futuro papá fue llamado a la sala donde le estaban haciendo el estudio a su mujer y la encontró llorando. Y no era para menos, más allá de la cuestión en sí de criar a tres bebés a la vez, los embarazos trigemelares tienen mayores riesgos a los habituales, ya que no siempre pueden nacer bien las tres criaturas.
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«Teníamos mucho miedo y por eso recién contamos la noticia de a poco a nuestros familiares y amigos cuando estábamos tranquilos porque venían bien los distintos estudios que nos hacían», expresó Vanesa, a lo que Leonel agregó: «Podría haber pasado que se enredarán los cordones umbilicales o que alguna se alimentara más que las otras, pero por suerte nada de eso no ocurrió».
La llegada de las trigemelas a Temperley
Las tres nenas nacieron por cesárea en la Clínica IMA de Adrogué el 25 de julio y luego debieron pasar 49 días internadas. Una vez en la casa de Temperley, empezó otra etapa, la de la organización diaria de la flamante familia de cinco integrantes en plena pandemia, lo que implicó la imposibilidad de contar inicialmente con ayuda externa, salvo por videollamadas.
«Nos fuimos organizando. Con el correr de los días se empezó dar que las bebas comenzaron a tener una rutina muy marcada con horarios de desayuno, almuerzo, merienda, cena y con las siestas. Se levantan entre las ocho y media y las nueve, a media mañana jugamos un rato, después comen algo, se vuelven a dormir, cenan y a las ocho de la noche están cada una en la cuna con su mamadera», expresó Vanesa.
Otra de las cuestiones que comenzaron a surgir en el día a día fue cómo diferenciarlas físicamente, sobre lo que la mamá de las trigemelas detalló en diálogo con Zonales: «El padrino de Delfina les compró aritos distintos a las tres y mi cuñada les regaló unos chupeteros con sus respectivos nombres, pero nosotros ya las podemos distingir más allá de eso porque cada una de ellas tiene un caracter distinto».
«Julieta es muy simpática, muy compradora, se ríe mucho, hace morisquetas y come de todo, es un barril sin fondo. Después Delfi es más seria, aunque tiene sus momentos en que se mata de la risa y por eso le decimos cara de goma ya que hace todo el tiempo caras raras, no sabés si va a llorar o se va a reír. Y a Vicky nosotros le decíamos la Santa Victoria porque era re tranqui, pero ahora es bastante caprichosita y muy observadora», confió Vanesa.
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Sobre cómo se llevan las hermanitas, la mamá de las bebas expresó: «Últimamente se están tirando de los pelos y se tocan mucho, están encontrándose, se roban los juguetes. Descubrimos que tenemos que ponerlas en fila una al lado de la otra para almorzar y para cenar para que se puedan ver. Se llevan bien, también está el tema de que duermen juntas y a la mañana balbucean, es como que se hablan entre ellas. Fueron siete meses en la panza, yo creo que esa unión la van a tener para toda la vida».