Trabajaba en una panadería de Castelar y denunció a su dueño por abuso sexual: su dramático relato
El último sábado, Agostina Signorelli dejó de trabajar en la empresa (que tiene otra sucursal en Ituzaingó) y fue a hacer la denuncia ante la Justicia por una angustiante situación que sufrió con su jefe. «Me arruinó la vida», comentó.
Una denuncia por abuso sexual puso al administrador de una tradicional panadería de Castelar en la mira de la Justicia. La hizo el último sábado una joven empleada llamada Agostina Signorelli, quien dejó de presentarse a trabajar por el miedo que le quedó ante lo ocurrido y ahora espera el avance de la causa.
La situación ocurrió en la panadería «La Española», que funciona sobre la calle Carlos Casares al 800 y tiene otra sucursal en la calle Santa Rosa, en Ituzaingó, también en el oeste del Conurbano, donde la chica venía desempeñándose.
Agostina contó que desde que los fundadores fallecieron, quien se ocupa de administrar el negocio es su yerno, Adolfo S., y que el último sábado fue este hombre quien le pidió que fuera a trabajar al local de Castelar.
La acusación al dueño de la panadería de Castelar
«Estaba tomando el pedido de un cliente y se acerca Adolfo buscando algo. Le pregunté si lo podía ayudar y me dijo que sí, que necesitaba a alguien flaquito que lo ayude. Me lleva para un lugar que está por atrás de la panadería, donde hay un hueco entre la pared y la escalera, y me dijo ‘me tenés que abrir esa puerta y si la abrís tenés un premio’. Esa puerta da a una escalera para su oficina, la pude abrir y me dijo ‘ahora vas a tener un premio'», relató en diálogo con Primer Plano.
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La joven aportó que el acusado subió primero mientras ella se quedó en la puerta de la oficina. «Buscó un caramelo en un placard, lo abrió y se lo puso en la boca y dejó la mitad afuera. Se acercó a mí y me lo quiere dar con la boca, pero yo le dije que no. Sinceramente no sabía que hacer, se me acercó y con la mano derecha me manoseó la cola. Me alejé y me dijo ‘la próxima no zafás'».
Conmocionada por lo que había vivido, le avisó a una compañera que iba al baño para que la cubriera y, una vez allí, se encerró a llorar. Le mandó un mensaje a su novio para pedirle que lo vaya a buscar, aunque no podía detallarle lo que le pasaba, pero se arrepintió y le dijo que no vaya. Esperó dos horas, volvió a cruzarse con Adolfo y trató de evadirlo, hasta que se fue del comercio de Castelar.
Su situación tras la denuncia penal
La chica se acercó a denunciarlo a la Comisaría de la Mujer y la Familia de Morón. Ahora la causa, caratulada como abuso sexual simple, se encuentra en la Unidad Funcional de Instrucción N°8 de Morón, a cargo del fiscal Fernando Siquier. Ya se notificó al imputado sobre el expediente y se esperan pericias psicológicas a la denunciante. Ella, mientras tanto y como es lógico, no volvió a ir a trabajar. Su abogado, Marcos Miguel, aclaró que ella no tiene «garantías de seguridad» para poder cumplir sus obligaciones.
Agostina contó que habló con los hijos del acusado. Uno de ellos le dijo que prefería creerle a él y que no había nada de qué hablar. También que si debía hacer la denuncia la hiciera, pero que «antes de un escrache social pensara que podía perjudicar a las 50 familias que trabajan en la empresa».
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Por último, completó: «Me arruinó la vida, porque me quedé sin trabajo, no sé como voy a conseguir otro. Estuve internada por un ataque de ansiedad que nunca me pasó, pero fue increíble la cantidad de cosas que me dijeron de este hombre».