A cuatro meses del crimen de Roberto Sabo, la familia tiene decidido «terminar con el kiosco» de Ramos Mejía
Nicolás, el hijo del comerciante, explicó los motivos por los cuales quieren cerrar el histórico comercio del centro de la ciudad y las sensaciones encontradas que tienen. «Mi viejo era una de las personas más queridas de Ramos», recordó.
Se cumplieron cuatro meses del asesinato de Roberto Sabo, el kiosquero de Ramos Mejía que fue baleado a sangre fría por delincuentes mientras trabajaba en el local que su familia tiene desde hace décadas en la Avenida de Mayo al 800.
Golpe comando en un country de Pilar: encapuchados asaltaron a un matrimonio de jubilados
El sangriento episodio, que fue noticia en todo el país, ocurrió el pasado 8 de noviembre. Conmocionó y hasta movilizó a vecinos y comerciantes de esta localidad de La Matanza, en el oeste del Conurbano, los que exigieron respuestas a las autoridades ante el flagelo de la inseguridad en una manifestación en la que expresaron hartazgo y que terminó con incidentes.
Aunque en medio del dolor ya era una posibilidad que evaluaban, a cuatro meses del hecho la familia de Roberto ya lo decidió: cerrará el kiosco «Drugstore Pato». El hijo del comerciante asesinado, Nicolás Sabo, dijo en una entrevista con Radio Universidad que «queremos terminar con el kiosco».
El joven, que se encuentra atendiendo el comercio ante la ausencia de su padre, remarcó igualmente que será algo progresivo. «También sabemos lo que le costó tenerlo a mi viejo y a mi abuelo y entonces por eso no podemos tirarlo por la borda, pero la idea es ir dejándolo porque es duro estar acá. Esto ya pasó una vez y puede volver a pasar. El miedo siempre está”.
Sobre qué medidas se tomaron tras el trágico hecho, señaló: «Reforzaron el esquema de seguridad en la zona de Ramos Mejía, pero también sabemos que la gente asesina se siente impune de hacer lo que quiere y que no se intimida ni con un policía en la esquina ni en la puerta y la vida de nosotros como ciudadanos corre riesgo”.
Por último, recordó a su papá. «Mi viejo era una de las personas más queridas de Ramos. El único velorio más grande que vi después del de mi papá fue el de Maradona”, dijo. Y agregó: «Nosotros, su familia, y todo Ramos Mejía se privó de tener presente a una persona como él. Se nos han acercado y nos han brindado su apoyo desde cualquier lugar del país y del mundo. La gente se vio reflejada en el caso y en mi papá, que lo único que estaba haciendo era laburar un domingo para darnos lo mejor a nosotros”.
Cómo fue el brutal crimen del kiosquero de Ramos Mejía
El hecho ocurrió el domingo 7 de noviembre, alrededor de las 14. Aquella tarde, dos delincuentes ingresaron a robar al negocio ubicado a solo tres cuadras de la Comisaría 2°. Se trató, según informó en su momento la Policía bonaerense, de Leandro Suárez (29) y de su novia, una joven de 15 años. Al entrar, le dieron unos alfajores a una señora que iba a ingresar a comprar para despacharla y quedaron a solas con el dueño del comercio. Segundos después, lo mataron de cuatro disparos sin llegar a robar nada.
A partir de allí, los criminales emprendieron su huida: robaron el auto a un remisero, chocaron a las tres cuadras, quisieron camuflarse en un supermercado y le terminaron quitando su moto a un repartidor. No llegaron muy lejos: los aprestaron a 8 cuadras del lugar del crimen.
Suárez, el joven detenido, había estado preso durante casi seis años y trascendió que lloró ante el fiscal Federico Medone de la UFI Temática de Homicidios de La Matanza, a quien le pidió que no le den cadena perpetua. En tanto, su cómplice y pareja es inimputable por su edad. Su familia había revelado que se había ido de su casa tres días antes del asesinato y que les preocupaba su relación con Suárez por la influencia negativa que este pudiera tener en ella.
Días después del hecho, arribaron a Ramos Mejía más de 200 efectivos de Gendarmería Nacional para realizar operativos de saturación y desde el Municipio difundieron un comunicado que llevaba la firma de más de 60 entidades del distrito y expresaba el acompañamiento a la familia y la enumeración de los hitos de la gestión en materia de seguridad.