Del Conurbano al mundo: la historia de Cirkuelgue, la compañía de circo “hilarante” que causa furor
Surgió en 2016 y la primera temporada fue en Chile. Luego hicieron presentaciones en distintos lugares, pero la experiencia que más los marcó fue una gira por Medio Oriente. Cómo fue ese choque cultural.

Un vecino de Hurlingham y otro de Ituzaingó fueron los creadores de Cirkuelgue.
Surgieron en 2016, en el oeste del Conurbano, de la mano de Federico Díaz, vecino de Hurlingham, y Alejandro Nicolino, de Ituzaingó. A ellos luego se sumaría Luisina Schwab. Y juntos son Cirkuelgue, la exitosa compañía de circo “hilarante”, tal como se definen, que combina diferentes disciplinas y ya llevó su arte a todo el mundo.
Lo que ofrecen en cada presentación son performances que incluyen malabares con fuego, zancos, acróbatas, contorsionistas, payasos, músicos, bailarines y mucho más. Y de aquella presentación inicial, improvisada y en una plaza, llegaron a hacer una gira hasta por Medio Oriente.

»El grupo arrancó con nosotros dos. Hicimos nuestra primera temporada en Chile y luego pasamos por Bariloche. Y con el tiempo se sumó Luisina, que llegó para aportar su destreza en acrobacia y suspensión capilar». contó Federico. Y sobre su exigente rol, la artista confesó que “es cierto que la suspensión capilar duele, pero te acostumbrás’’.
Cirkuelgue y su experiencia muy lejos del Conurbano
Luisana también explicó que “no somos el payaso clásico de circo de carpa, pero tampoco un artista callejero convencional. Estamos en un punto intermedio».

Y recordó lo difícil que fue adaptarse a la cultura de Medio Oriente para hacer sus funciones: “Fue un choque cultural grande. Las mujeres estaban todas tapadas, sólo les veías los ojos. No podías saludarlas con un beso o un abrazo. Antes de viajar me habían advertido sobre las restricciones y fui preparada, pero vivirlo fue otra cosa’’.
Federico, por su parte, destacó que como las mujeres llevan velo, sólo se podían ver sus ojos achinados cuando el espectáculo les sacaba una sonrisa.
Esa gira también fue especialmente desafiante para el grupo porque allá la exigencia es muy alta. Así, por ejemplo, en los lugares donde se presentaban siempre había alguien que evaluaba sus acrobacias grupales antes de salir al escenario, con el fin de determinar si podían ser presentadas al público.
Y si bien terminaron por comprender y respetar el hecho de que desarrollan disciplinas donde los trucos requieren contacto físico, lo que sí tuvo que modificarse fue la vestimenta.
El circo, prohibido en algunos lugares de Medio Oriente
Después, en otra prueba que debieron superar, cuando estuvieron en Turquía compartieron escenario con artistas de Israel, Irán, África y Colombia.

»Nos tocó dirigir y presentar un espectáculo con 12 personas sin hablar el mismo idioma. Nos comunicamos en un inglés básico, pero lo logramos. Fue muy enriquecedor ver cómo en otros países el circo se aprende y vive de formas tan distintas. En Argentina tenemos escuelas y universidades gratuitas, mientras que en algunos lugares de Medio Oriente está prohibido y la gente tiene que entrenar a escondidas», señaló Federico.
Si bien los tres coinciden en que lo vivido fue un verdadero aprendizaje y una experiencia muy enriquecedora, consideran que “el público latino es lo mejor que te puede pasar como artista”.
Al respecto, Luisina fundamentó que eso no es sólo por el hecho lógico de que “al estar trabajando afuera extrañás”, sino que tiene más que ver con la forma en la que se comporta la gente. “Acá es muchísimo más demostrativo, más cariñoso. Después del show siempre se acercan a decirte algo. Y durante el espectáculo la gente no tiene tanta vergüenza de expresarse, de gritar o de aplaudir», ejemplificó.
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