La increíble historia de los barrios de Tres de Febrero y San Martín que compiten por tener los tanques de agua más exóticos
Los reservorios de agua en muchas casas del noroeste del Conurbano conservan sus figuras extravagantes y mantienen vivo el mito italiano. Una historia de esfuerzo con un relato familiar detrás de cada uno de ellos.
Las dos obras de Don Fiore.
Helicópteros, sifones, zapatos gigantes, cohetes, elefantes, cepillos y hasta Teletubbies adornan los techos de los partidos de Tres De Febrero y San Martín, en el noroeste del Conurbano bonaerense. Se trata de una vieja costumbre instalada en la década del 50 por los inmigrantes italianos que se asentaron en aquella zona, quienes “competían” por ver quién tenía el tanque de agua más exótico del barrio.
Todo esto representaba el toque final de aquella casa que tanto esfuerzo les había llevado levantar. Se transformaba en una manera de hablar del triunfo propio y de compartir la felicidad por haber terminado de construir el hogar con las propias manos, con todo el dolor que acarreaba el contexto de post guerra y el desarraigo que sufrían las familias de inmigrantes.
Con el objetivo de escapar de la guerra, muchos de ellos trabajaban en la fábrica Fiat, en El Palomar, y se asentaban en barrios como Caseros, Villa Bosch, Villa Raffo, Martín Coronado, Pablo Podestá, Ciudadela y Villa Lynch. Toda esta zona que bordea la General Paz era conocida como “La pequeña Italia” y hoy continúa ostentando los techos más curiosos del Gran Buenos Aires.
En referencia a este inusual fenómeno, el intendente -y además historiador- de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, dijo que “los tanques con formas son una marca identitaria de la localidad”, ya que años atrás estas construcciones eran “uno de los modos que estilaban los inmigrantes para embellecer su casa y su barrio era construir estos tanques de agua con diseños artísticos, lo que habla del amor y el gran compromiso que tenían con el lugar donde vivían”, señaló.
“Son construcciones históricas, que están esparcidas por todos los barrios, y que reflejan la cultura del trabajo y el sacrificio de los inmigrantes”, agregó el jefe comunal.
Una historia familiar atrás de cada tanque de Tres de Febrero y San Martín
Para la época, esta costumbre italiana equivalía a plasmar en el tanque el relato familiar de esfuerzo y dedicación. Los inmigrantes construían sus casas sin tener experiencia previa y con sus propias manos. Luego, el tanque de agua, el punto más alto de la casa se transformaba en el broche de oro, en la frutilla del postre, la manera de hablar sobre el esfuerzo propio.
Con un enorme trabajo a pulmón, los vecinos de la zona se dividían en grupos y los fines de semana se reunían para, entre todos, terminar la construcción de una vivienda. Así fueron levantando las casas de todo el barrio, dejando atrás el dolor que conlleva el desarraigo.
Esta costumbre arrancó con Ferruccio Ghilardi, quien levantó con sus manos el enorme tanque con forma de pava en Villa Raffo, y con Floro Iannantuono, un italiano que llegó al país a mediados del siglo XIX quien se dedicaba a modelar con cemento. Tras haber sido prisionero de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, Don Fiore se instaló en Argentina en 1948 escapando de aquel tormento y dos años después llegaron su hija y su mujer, todos oriundos de Campobasso, Roma.
Así, el inmigrante construyó un tanque con forma de barco, en homenaje a la embarcación que le cambió la vida trayéndolo desde su país natal hasta Argentina. El curioso tanque no pasó inadvertido entre los vecinos: el zapatero de la cuadra inmediatamente le pidió a Don Fiore si le podía hacer un zapato gigante color marrón. La costumbre se instaló y hoy se pueden ver esas obras sobre la calle Besada de Martín Coronado.
El barco, el mocasín marrón, un tanque con forma de pony hecho por un inmigrante italiano que quería homenajear a su caballo fallecido, un elefante gigante en la esquina de Presidente Perón y San Luis que adorna un techo de Pablo Podestá, y el enorme tanque pava de Villa Raffo son algunos de los más exóticos y conocidos en el cielo del conurbano bonaerense.
