Tenía 11 años y murió en la matiné de un club de Castelar: su mamá lo despidió con una carta desoladora y una denuncia
Joaquín Centeno falleció por muerte súbita en una matiné en el club El Porvenir de Castelar. Su mamá responsabiliza a los organizadores de la fiesta. «Colapsaron el lugar y junto a él, la vida de mi hijo», señaló.
A cuatro días de la tragedia, aún perdura la conmoción en el club El Porvenir de Castelar, en el oeste del Conurbano. En sus instalaciones, ubicadas en la calle Salvador Curutchet al 2200, el último viernes se realizó una matiné a la que asistió Joaquín Centeno, un nene de 11 años que se descompensó y fue trasladado de urgencia al Hospital de Morón, donde terminó falleciendo.
Aunque la primera versión que se manejó fue que el fallecimiento se habría producido por un ahogamiento (el chico estaba comiendo un chupetín, según confirmaron testigos), lo cierto es que la autopsia reveló que en realidad sufrió muerte súbita. La investigación judicial del caso está a cargo de la fiscal Valeria Courtade, de la Fiscalía N°3 de Morón.
Luego de conocerse el trágico episodio y de que el club El Porvenir de Castelar se expresara públicamente dando sus condolencias a la familia, la mamá del nene, Paula Insaurralde, hizo un extenso posteo en sus redes sociales en el que apuntó contra los organizadores de la fiesta, a los que responsabilizó por lo sucedido.
La denuncia de la mamá del chico fallecido en el club de Castelar
En primer lugar, la mujer agradeció todas las muestras de apoyo que recibió en los últimos días. Recordó que a Joaquín Centeno ella le decía que era «como Roberto Carlos», y abundó en la comparación con el cantante brasileño: «Querés tener un millón de amigos y así fue mi hijo. Me impresioné de tanto amor hacia vos, creía que sólo nosotros te amábamos así».
Luego aclaró que Joaquín «era un nene sano» y que «nunca tuvo más que un resfrío». En tal sentido, recordó que su hijo «era deportista, jugaba al fútbol desde los tres años y todos los años se realizaba exámenes físicos para poder jugar en la Liga Argentina de Baby Fútbol y en la Asociación del Fútbol Argentino» dado que también se desempeñaba en el fútbol infantil de Ferrocarril Oeste.
Respecto de la noche en que murió el chico, dijo que fue la tercera matiné en el club El Porvenir a la que lo llevó. «Me hago responsable de no haberme dado cuenta que no había ambulancia en la puerta, esa es mi responsabilidad como mamá. Pero que cada uno se haga responsable de lo suyo», manifestó.
Y enumeró los argumentos por los que responsabiliza a los organizadores de la fiesta de la tragedia. «De las tres puertas, dos estaban cerradas. El aire acondicionado no andaba, solo había un ventilador. Y otro que después le pusieron enfrente a mi hijo. El DJ tuvo que patear o romper una puerta para conseguirlo. La cantidad de nenes era impresionante. Colapsaron el lugar y junto al lugar la vida de mi hijo», remarcó.
Además, se quejó de que nadie en el lugar sabía hacer maniobras de reanimación cardiopulmonar: «Si hacés un evento así, por lo menos te tenés que asegurar de que dos personas estén ahí presentes sabiendo hacer RCP. Recién cuando lo sacamos a Joaquín afuera una mujer me dijo que trabaja en salud y que me quedara tranquila, pero ya era tarde».
Y se indignó: «Creían que tenía algo en su garganta, pero no. Joaquín vomitó tras maniobras de desahogo que realizó un policía. La ambulancia nunca llegó. Lo llevamos en nuestro propio auto custodiados con la Policía para poder llegar más rápido con mi amiga Sol, que se vino desde 40 cuadras para hacerle RCP, porque le avisaron que nadie sabía».
Sobre el momento en que se descompensó el chiquito, su mamá relató: «Joaquín estaba bailando en el escenario muy bajito con sus amigos. Una máquina tiró humo y su amigo tuvo que salir corriendo a una ventana porque se le nubló la vista y no pudo respirar. Cuando volvió, Joaquin ya estaba en el piso. Si ahí ocurría un incendio, hoy estaríamos llorando a muchos pibes y pibas, porque la única puerta que estaba abierta era la de entrada. El malón de niños que salía mientras yo quería ingresar no se los puedo explicar».
Por último, confesó que no pretende que el club de Castelar cierre sus puertas, pero sí «que se hagan cargo de lo que hicieron mal» Y concluyó: «Todo está en manos de la Justicia. Se verá como se sigue. Pero lo que si sé es que yo sigo, pero sin mi hijo. Gracias a todos, a sus dos clubes que eran su vida, y a sus amigos y amigas. A los nuestros, familia y gente del barrio. Todos amaban a mi negro. El que lo conoció sabe de lo que hablo».