Habló Jonathan Dutra, el mozo quemado en un bar de Martínez: cómo evoluciona y el recuerdo de la explosión
El joven, de 31 años, pasó a una sala común tras haber permanecido más de seis meses internado en terapia intensiva. Luego de más de 50 cirugías y sin ver la luz del sol, habló sobre el trágico episodio que lo cambió para siempre.
El miércoles 6 de octubre de 2021 será difícil de olvidar para Jonathan Dutra (31). Es la fecha en que su vida cambió para siempre mientras trabajaba como mozo en un bar de Martínez: literalmente se prendió fuego intentando encender un calefactor y terminó con el 70% de su cuerpo quemado.
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Jony (como suelen decirle) sigue internado, a más de seis meses de aquel episodio. Recibió las primeras curaciones de emergencia en el Hospital de San Isidro y luego fue trasladado a la Clínica Fitz Roy de la Ciudad de Buenos Aires, donde permanece internado.
Luego de atravesar más de 50 cirugías, fue trasladado a sala común hace unos días y decidió romper el silencio para relatar su experiencia. Comentó que todavía le «siguen realizando injertos de piel», en un tratamiento que «es muy doloroso». Y relató que recuerda cada instante del desesperante momento en que su cuerpo ardió.
La tragedia sucedió cuando Jony, que se encontraba trabajando como mozo en el bar Malloy’s, en Martínez, se dispuso a encender un calefactor que se encontraba en el interior del salón y funcionaba como un fogón rodeado de sillones. «Recuerdo hasta la última llama que se apagó en mi cuerpo», adelantó.
Y describió: «El mechero estaba caliente y sin fuego: cuando agarré el combustible (bencina) sentí un ruido como de ebullición y, luego, una explosión cerca de mi cara, a la altura del tórax. Lo primero a lo que atiné fue a buscar un extintor, pero recordé que todos estaban vacíos, y vencidos. Así que salí corriendo hacia el exterior, donde había un evento, y les pedí a los comensales que me cubrieran con trapos mojados o me pisaran. Fue, realmente, desesperante».
El mozo estuvo consciente hasta el traslado en la ambulancia. «Cuando subí, me anestesiaron y ya no recuerdo nada más. Me desperté dos o tres días después: estaba todo vendado. Lo único que me había quedado al aire eran los pies», cerró en diálogo que tuvo con Infobae a través de mensajes escritos en WhatsApp.
Cómo sigue la recuperación del mozo de Martínez
La salud de Jonathan aún padece las consecuencias de aquel terrible momento. Hoy en sala común, pasa gran parte del día sedado para soportar el dolor, pero se mostró paciente y con ganas de superar este enorme desafío que se le presenta.
«Sé que el camino será largo. Mientras tanto, lo que hago es enfocarme en hacer los ejercicios que me indicaron los médicos para mantener vivas mis articulaciones. Hasta ahora solo pude sentarme una sola vez. Fue muy emocionante», remarcó.
Tenía programada para el lunes 18 de abril una cirugía que debió posponerse porque su piel no estaba bien cicatrizada, algo que, obviamente, demora los tiempos de la recuperación, algo que sin dudas supone un golpe emocional: el joven está ilusionado con volver a su casa y estar con su familia.
La causa judicial por la tragedia de Jonathan Dutra
El caso quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción descentralizada de Martínez, cuyo titular es el fiscal Gastón Garbus, que caratuló el hecho como «lesiones culposas».
En el marco de la causa, se espera que se le pueda tomar declaración a Jonathan. Mientras, se analizan las pruebas recogidas: la Policía secuestró el calefactor del bar para practicarles pericias y también figura como evidencia un video en el que se ve el momento en que el mozo se prendía fuego.
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Investigadores comentaron: «Como el mechero estaba caliente, él agarró un trapo para sostenerlo y poder volcarle el líquido. Por tratarse de un producto altamente inflamable, entró en contacto con el calor y eso generó una explosión».
En paralelo a lo que resuelva la Justicia, Roxana Penna, la mamá del joven quemado, manifestó sus intenciones de impulsar una campaña para impedir que se utilicen los artefactos que requieren manipular fuego en los bares.
«Lo que le pasó a mi hijo no le puede pasar a ninguna otra persona. Estoy cansada de ver que recurren a esa técnica para iluminar las mesas donde la gente se sienta a tomar algo o comer. Nadie toma conciencia del riesgo que corre: ni los dueños ni los comensales ni los empleados. Me parece que debería haber una normativa que lo impida», cerró.