Entrenar halcones, el arte milenario que se mantiene vivo en Quilmes y tiene un rockero entre sus fanáticos
La Asociación Argentina de Cetrería funciona en el Conurbano. Busca relanzar sus cursos para formar nuevos cetreros. Además de contar con secretos de 4.000 años, realiza un aporte al medio ambiente y al control de plagas.
Desde 1974 funciona en Quilmes la Asociación Argentina de Cetrería , una entidad dedicada al entrenamiento de halcones y gavilanes en su hábitat natural para luego ser liberados en zonas urbanas y hacer control de plagas aviares que puedan generar inconvenientes en espacios públicos o industrias.
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Daniel Abarquero (54), vecino quilmeño y ex directivo del Hospital Iriarte, es el presidente de la entidad, que fue fundada por Enrique Gómez, autor de “Cetrería en Argentina”, único libro en el país sobre la disciplina. Desde hace 15 años, busca impulsar la actividad con la asociación, que no tiene fines de lucro y que se sustenta con el aporte de cuotas de sus 92 cetreros afiliados.
Según declaraciones de la Unesco, La cetrería es considerada un arte de más de 4.000 años de antigüedad y declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. «Su práctica en muchas partes del mundo durante la Antigüedad y la Edad Media está ampliamente documentada. En un principio, el ser humano se sirvió de este arte para procurarse alimentos, pero su evolución posterior hizo que luego adquiriera otros valores y se integrase en las comunidades que lo practican como una actividad social y recreativa, y también como un medio de estrechar el vínculo del hombre con la naturaleza», sostuvo el organismo Naciones Unidas en un documento publicado en 2021.
Abarquero contó que «los países con más tradición en esto son Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido, aunque también Estados Unidos ha crecido mucho, utilizándola para repoblar zonas donde los halcones estaban al borde de la extinción por el uso de contaminantes».
Reconoció que en Argentina hay cetreros en todo el país pero la actividad no está tan regulada como en otras naciones, donde se cuenta con una credencial habilitante y el Estado interviene fuertemente. Sin embargo, se las han ingeniado para promoverla a pulmón: ofrecen cursos, impulsan charlas educativas en colegios y otras instituciones y hasta han organizado un Encuentro Mundial de Cetrería en Misiones, junto con las áreas de Cultura de esa provincia, Corrientes y Buenos Aires.
El entrenamiento de halcones y su impacto ambiental
La Asociación Argentina de Cetrería ofrece servicios de asesoramiento y control de plagas aviares. «Se me ocurrió que esta opción podía generar recursos para la asociación. Nos llaman, por ejemplo, de industrias que tienen problemas con palomas que defecan en maquinarias o incluso sobre productos alimenticios en plena etapa de elaboración. O también mueren al quedar atrapadas en grandes bovinas industriales. También vamos a aeropuertos donde la presencias de aves en las pistas constituyen un peligro para la operatividad de los aviones», explicó.
Pero, ¿Cómo entrenan los halcones? «Primero hay una etapa de amansamiento. Las aves no suelen tocarse, rozarse, con otras como hacen otro tipo de animales. Para ellas, un roce es sinónimo de muerte. Si uno toca un ave es casi seguro que va a querer escapar, y si no lo logra, revoleará las alas intentando huir, con el riesgo de un paro cardíaco. Por eso se les coloca una caperuza, para que no puedan ver, y suelen quedarse más quietas. A partir de ahí se las roza con una pluma y de a poco se va haciendo contacto, para acostumbrarla al humano», contó Abarquero.
Y agregó: «Una vez que se habitúa a los ambientes y las rutinas, pasamos a una etapa donde compartimos el vuelo del halcón llamándolo con distintos métodos para que venga a nosotros, y tome el señuelo. Luego se lo introduce en las técnicas de caza. Siempre suele llevar menos trabajo los halcones que ya se criaron en cautiverio, porque están acostumbrados al humano, pero tienen menos habilidades de caza».
El control de plaga aviar con la liberación de halcones funciona como método dispersivo. «Nos llaman el 80% de las veces por palomas, pero la plaga aviar más seria de la Argentina es la de la cotorra. Tienen nidos en forma colgantes en ramas y en dos días se comen todo un campo de cultivo. Genera mucho daño a los productores agropecuarios», dijo. Y completó: «Cuando soltamos un halcón, las aves, al verlos, no frecuentan más la zona. Es un método que no es invasivo y está acoplado a la ecología y el medio ambiente«.
Los proyectos de la entidad de Quilmes y un miembro célebre
El presidente de la Asociación Argentina de Cetrería confesó que durante la pandemia del Covid-19 «intentamos continuar los cursos que damos de forma virtual, pero no se puede. Los suspendimos y esperamos retomarlos en abril». Son procesos educativos que dependen del grupo que se forme y «el interés que tengan los alumnos». Suelen durar entre dos y seis meses.
Además, para este 2022 «también apuntamos a reforzar las charlas que damos en escuelas y otras instituciones, participar de ferias y aportar nuestro conocimiento sobre cetrería y cuidado de la naturaleza».
La entidad tiene en su comisión directiva un personaje célebre: se trata del músico Ricardo Soulé, leyenda del rock argentino, con ocho discos grabados con Vox Dei y uno como solista. Desde el mundo de la colombofilia se involucró en la cetrería, hoy su pasión.
«Hasta mis 12 años tuve palomas mensajeras y siempre sentí esa admiración y atracción al ver los pajaritos volar. Después a medida que la música iba creciendo en mi vida tuve que dejarlo y recién a mis 27 años empecé con la cetrería otra vez. El vínculo que yo tengo hoy en día con las aves es directamente como proteccionista de la cetrería, los halcones y la naturaleza», reveló el músico.
Y agregó: «Son dos cúspides en mi vida. La cetrería esta estrechamente vinculada con todo el arte porque es arte y tiene toda la influencia sobre la música. Por ejemplo yo escribí varios temas relacionados con los halcones, y tuve la oportunidad de poder estudiar e investigar, y son muchos los compositores que han desarrollado sobre esas cuestiones».
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Sobre la tarea que desarrollan en la asociación, refirió que «junto a Daniel Abarquero y otros muchachos, seguimos los movimientos de los halcones migratorios acá en la Argentina y en otros países. Llevamos un control de la llegada y la salida anualmente desde hace mucho tiempo: características físicas, tamaños, plumajes y todo lo inherente a datos biológico de los movimientos de éstas aves. Y después también de los halcones estables, los que están acá en nuestro país y viven en nuestro entorno. Son especies salvajes que tal vez vuelan en lugares de ciudad como el Congreso de Buenos Aires o la propia Municipalidad de Quilmes».
Por último, concluyó que una de las cosas más lindas de la cetrería es recuperar a un halcón perdido. «Vuelan tan lejos y tan alto que uno los pierde, y los pierde por un día o dos. Yo he perdido halcones durante más de un mes. Los busque y los busque y finalmente los encontré», cerró el legendario artista que lleva años involucrado con la actividad y con la vida de la Asociación Argentina de Cetrería.