El terror por los robos violentos en La Matanza: la inseguridad ya generó 11 asesinatos en el año

La Matanza vive horas de mucha agitación y conmoción tras el asesinato del kiosquero en Ramos Mejía. En la tarde de este último domingo, pasadas las 14, un hombre de 30 años y una menor de 15 entraron al kiosco de Roberto Sabo en la Avenida de Mayo al 800, lo amenazaron con un revólver calibre 22 y lo mataron a sangre fría. La víctima tenía 48 años y era padre de dos hijos.

Tras el crimen, los dos ladrones robaron el auto a un remisero, chocaron a tres cuadras del lugar, ingresaron a un supermercado chino donde simularon hacer compras pero se cambiaron la ropa y luego asaltaron a un repartidor para quitarle la moto. Nada de eso sirvió para huir: los interceptaron a ocho cuadras del kiosco donde cometieron el homicidio y fueron arrestados.

El sujeto fue identificado como Leandro Daniel Suárez, quien había estado en preso seis años en Ezeiza hurto con escalamiento en grado de tentativa y robo a mano armada. Había recuperado la libertad en agosto del año pasado y, 14 meses después, le quitó la vida a Roberto Sabo.

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Este brutal crimen generó un estado de movilización entre los vecinos de Ramos Mejía. Porque el comerciante era muy querido y respetado en la ciudad. Y porque este nuevo hecho de inseguridad generó la reacción en una comunidad muy golpeada: La Matanza es uno de los distritos del Conurbano que más ha sufrido en 2021 por robos violentos.

De tal modo hubo el mismo domingo una concentración espontánea frente a la Comisaría 2° de esa localidad exigiendo respuestas. En medio de ese clima hostil se presentó el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, pero no llegó a hablar con la familia producto del estado de exaltación en que se encontraban todos allí. Al funcionario, de hecho, le llovió una catarata de insultos al igual que a los policías que custodiaban la dependencia policial.

Y a las 19 de hoy, los vecinos volverán a manifestarse exigiendo seguridad en el cruce de Avenida de Mayo y Alvarado.

Crímenes por inseguridad: la ola en La Matanza

El crimen de Roberto Sabo es el más reciente de larga lista de asaltos que terminan con víctimas fatales. A fines de octubre, el remisero Gastón Ferreyra (45) recibió un disparo en el pecho de parte de un adolescente de 17 años que lo atacó para robarle su auto frente a una remisería de la calle Carlos Casares, en Laferrere. El menor había estado cinco meses preso en un instituto de menores por un robo de auto, y en el momento del crimen estaba violando la prisión domiciliaria.

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Armando Rogelio Alegre tenía 45 años cuando, el lunes 6 de noviembre, fue asaltado por delincuentes que quisieron robarle su camioneta con la que repartía pollos en comercios de la zona de González Catán. Lo mataron de un balazo en la cintura cuando aún se encontraba dentro del vehículo. Detuvieron por el crimen a un hombre de 29 años y a un menor de 14 años. «Ese día cumplíamos 19 años de casados», lamentó su mujer en medio del dolor. Armando tenía tres hijos.

En la madrugada del 14 de septiembre en Ciudad Evita, la Policía fue alertada de un accidente de tránsito en las calles 900 y Central. Al llegar se encontraron con que en uno de los autos que habían chocar estaba sin vida Juan José Anfuso (46), un chofer de Uber que presentaba seis balazos en su cuerpo, uno de ellos en su axila. A 150 metros de ese lugar, se hallaron 6 vainas servidas, lo que sugiere que la víctima fue atacada y siguió conduciendo hasta perder el control del vehículo.

El mecánico Martín Almirón tenía 44 años y murió tras recibir un disparo en el rostro el lunes 19 de julio frente a su casa de la calle Tres Cruces al 2400, en Rafael Castillo. Quedó en medio de un tiroteo del que participó un vecino, que es policía, al que quiso advertirle que dos delincuentes iban a robarle. Allí, el agente sacó su arma reglamentaria y se desencadenó una balacera con los ladrones; uno de los proyectiles terminó con la vida del mecánico.

Unas semanas antes, el miércoles 30 de junio en la madrugada, Marcelo Fabián Ovelar (50) fue asesinado en las calles Encina y Elías Bedoya, en Isidro Casanova, cuando trabajaba como chofer de la aplicación de viajes Cabify. Allí, un hombre se subió a su camioneta y le clavó un cuchillo tipo Tramontina en el cuello, para luego darse a la fuga. La víctima bajó del vehículo gravemente herida y le entregó su teléfono a un barrendero que pasaba por allí para que llamara a la Policía, pero el sujeto le robó el celular y le dijo a una vecina que avisara. Cuando los agentes llegaron, Ovelar estaba muerto.

En marzo ocurrió un caso muy recordado que también conmovió a Ramos Mejía: María Rosa Daglio (55) fue atacada por la espalda por un motochorro que se había subido a la vereda para intentar quitarle la cartera mientras la mujer hablaba por celular. La revolcó por el piso y ella quedó tendida, sin reaccionar: había sufrido un paro cardíaco que no pudo superar y minutos después perdió la vida. Unos días después, el ladrón fue apresado en Castelar con la misma moto y ropa que había utilizado en el trágico atraco.

Edgardo Cardozo tenía 31 años. En la madrugada del martes 2 de febrero se encontraba en su camioneta junto a una amiga de la infancia con la que habían decidido ir a un bar para celebrar un reencuentro después de muchos años. Estaban dentro del vehículo, luego de haber concluido esa reunión cuando tres delincuentes bajaron de un auto y los abordaron. Sin mediar palabra, le efectuaron un disparo en el lado izquierdo del pecho a Cardozo, mientras que a su amiga la obligaron a bajar de la camioneta y le robaron el celular. El hecho tuvo lugar a tres cuadras de la Jefatura Departamental de la Policía en La Matanza y del Centro de Coordinación Estratégica de la Policía Bonaerense, en Puente 12.

Dos jóvenes armados sorprendieron a Rodrigo Ruiz (31) cuando éste caminaba con su pareja hacia la Ruta 3, en González Catán, para tomar el colectivo a su trabajo en la mañana del 26 de enero. Consumado el robo, los ladrones se fugaron pero efectuaron un disparo que dio en el abdomen de Ruiz. Lo trasladaron al Hospital Simplemente Evita, donde terminó falleciendo. Uno de los delincuentes, de 21 años, fue detenido unos días después también en esa localidad de La Matanza.

Unos días antes, el 23 de enero, el joven Alan Bravo (20) fue sorprendido por delincuentes que iban a pie y que quisieron robarle el auto en La Tablada. La víctima, hijo de un agente de la Policía Bonaerense, se resistió y los ladrones no dudaron: le dispararon a quemarropa. La bala ingresó en su tórax y, aunque lo llevaron al Hospital Balestrini de Ciudad Evita, no lograron salvarlo. Por el crimen detuvieron, como autores materiales, a un joven de 24 años y un menor de 17, aunque días después la Policía Federal sumó otro arresto, fuera de La Matanza: un joven apodado «Oreja» en Ciudad Oculta, en Capital Federal.

A principios de este año, un oficial de la Policía de la Ciudad fue asesinado en Laferrere. Ocurrió a las 5 del 7 de enero cuando Marino Nicolás Romero esperaba el colectivo para ir a trabajar. Fue asaltado por delincuentes y él se defendió con su arma reglamentaria: se desató un sangriento tiroteo en el que uno de los ladrones terminó muerto y Rivero quedó herido de bala en el cuello y abdomen. Lo llevaron al hospital pero terminó falleciendo. El oficial tenía 27 años y una hija de 4.