Las increíbles maquetas de un vecino de Hurlingham que debió reinventarse en la pandemia y es furor entre los futboleros
Ezequiel Di Fulvio, de 37 años, vive en William Morris. Solía vender artesanías en eventos masivos. Con la pandemia del Covid-19 y el posterior encierro, comenzó a fabricar maquetas de estadios de fútbol: ya comercializó cerca de 400.
Ezequiel Di Fulvio (37), apodado «El Duende» por sus amigos, es un vecino de Hurlingham al que la pandemia del Covid-19 le cambió la vida. Artesano desde siempre, solía vender pipas, cuadros, banderas aerografiadas, réplicas de instrumentos musicales y llaveros en distintos recitales de rock o eventos masivos. Sin embargo, cuando el presidente Alberto Fernández decretó el inicio de la cuarentena, debió reinventarse.
El taller que tiene en la parte delantera de su casa, en la localidad de William Morris, en el mencionado distrito del oeste del Conurbano, se convirtió en su nuevo «mundo» y allí pasó horas haciendo lo que más le gusta: crear.
Fue en ese contexto en que descubrió una nueva oportunidad: la de hacer maquetas de estadios de fútbol. «Un amigo hincha de Racing me pidió una y se la hice. A partir de ahí arranqué y no paré más», contó a Zonales.
Después, otro conocido hincha de Boca le pidió una de La Bombonera y «el boca en boca hizo el resto». Hoy lleva 378 maquetas realizadas, de diferentes equipos que incluyen a Independiente, San Lorenzo, Huracán, River y Tigre, entre otros.
«Los hinchas son muy agradecidos. Vienen a buscar sus maquetas y me traen de regalo un mate, una camiseta. A veces me piden que le agregue algún detalle personalizado y se lo hago, sin cargo. Me reconforta», señaló.
Cómo trabaja el artista de Hurlingham
Para Ezequiel, quien vive en la calle Dante al 3400, entre Cañuelas Sur y General Levalle, hay poco tiempo libre: «Termino una maqueta y ya arranco otra. Suelo pasar muchas horas en el taller, todo el día, a veces en la madrugada también estoy ahí trabajando. La primera maqueta me llevó un mes y medio, ahora demoro menos», indicó sobre su caudal de trabajo.
«Disfruto mucho de estar en el taller. Laburar en la calle no es fácil, pasás frío, sufrís el maltrato de la Policía muchas veces. Además, de joven yo he viajado como mochilero y he recorrido distintos lugares del país. Ahora, por suerte, puedo vivir de esto. Yo soy ante todo un artista y también pinto banderas y hasta hago tatuajes, pero más como hobby», apuntó.
Mientras crecía su emprendimiento, el vecino de Hurlingham aseguró: «Con lo primero que gané vendiendo las maquetas fui incorporando elementos para trabajar. Arranqué con una amoladora y una caladora, dado que yo las maquetas las hago en madera. Hoy ya tengo como cuarenta máquinas y herramientas para hacer todos los detalles de los estadios con mucha precisión».
Ezequiel, que difunde su trabajo en sus redes sociales (tanto en Facebook como en su cuenta de Instagram), reveló que sus maquetas llegaron a otros países. Puntualmente, una de sus réplicas de La Bombonera ahora está en el consulado Xeneize en Costa Rica; mientras que otra del Monumental fue para la escuela del Millonario en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.