Bizarrap, el fenómeno de Ramos Mejía: la historia de Juliana Scelatto, la profesora que le dio clases de piano en sus comienzos
Juliana Scellato es de Haedo y recibió durante cuatro años recibió en su escuela de música al productor. El recuerdo de cómo era el aplicado adolescente que se convirtió en el artista que no para de crear éxitos y es aclamado en el mundo.
Gonzalo Julián Conde (24) vivía en Ramos Mejía y quería aprender música. Le apasionaba y encontró un lugar cerca de su casa llamado La Sala, en El Palomar. Tenía 14 años y todavía no sabía que con ese paso empezaría a nacer Bizarrap, su alter ego artístico que no para de crear éxitos y que se ha ganado fama nacional e internacional en los últimos años como productor musical haciendo colaboraciones con cantantes de distintos géneros urbanos.
Pero antes de ser ese joven de gorra y lentes que maneja como nadie las consolas de DJ y que fue ovacionado en la noche del jueves por más de 20.000 personas para las que tocó en el Hipódromo de Palermo, hubo un adolescente que quería formarse, perfeccionarse, y una profesora que lo guió en ese camino y que hoy disfruta como él cada uno de sus logros en el ambiente.
Juliana Scellato es oriunda de Haedo y construyó el estudio de la escuela de música La Sala en una vivienda donde ella había nacido y que había pertenecido a sus abuelos. «La música la atravesó en todas las etapas de su vida: desde que era una nena, con juegos en los que cantaba o tocaba el piano, y en la adolescencia, con los recitales a los que fue y en la adultez, expresándose artísticamente. «Lo que más me gusta escuchar es rock o blues», reveló quien a los 17 ya era profesora de piano.
Fue hace unos 20 años que decidió dedicarse a enseñar, y en la primera década en esa actividad lo hizo en la casa de sus padres, en Haedo. Sin embargo, decidió mudar su ubicación a la propiedad de El Palomar porque cada vez había más instrumentos y alumnos ocupando el espacio. «No es fácil convivir con una hija que te llena de gente la casa», recordó.
Hoy es una experimentada profesora que disfruta de formar artistas. «Hay clases individuales y grupales, desde los cinco años en adelante. Taller para niños es lo más solicitado, ahí se enseña ‘iniciación musical’. A veces los padres se dan cuenta que sus hijos tienen condiciones, pero no saben qué instrumento mandarlos a estudiar, entonces, en la iniciación, encontramos con más profes la inclinación musical que pueden tener», señaló.
En La Sala la acompañan Antonella Balloco con guitarra eléctrica, criolla y ukelele, y Lud Poynter en canto y canto con instrumento complementario. «La idea es que los alumnos aprendan a compartir la música, sepan manejarse con amplificadores y ensayar, que puedan estar en un espacio relajado y de confianza, y encontrar el cable a tierra o el perfeccionamiento», dijo. Además, Juliana Scellato integra una banda de rock de Haedo llamada Guillermina, es conductora radial y se ocupa de la prensa de otros artistas.
La respuesta de Bizarrap que la sorprendió
Juliana Scellato recordó que cuando Bizarrap se presentó en su escuela, una respuesta suya la sorprendió. «Las primeras clases siempre pregunto a cada alumno qué música escucha y qué le interesa tocar en el piano. Él me dijo que no sabía si quería tocar el piano, pero sí quería entender cómo estaban compuestas las canciones. Eso era algo fuera de lo común en los años que llevaba como profesora, ¡me sorprendió!», dijo.
Y agregó: «Tratar de entender las estructuras musicales es algo que yo abordo con el correr de los años, así que tuve que explicarle lenguaje musical aplicado al piano. Avanzó rápido y acomodó esas ideas que tenía en la cabeza aplicando lo aprendido. Así comenzó a realizar remixes de canciones de los traperos argentinos que a él le interesaban».
Sobre la personalidad de aquel Bizarrap adolescente, refirió: «Era muy tímido, re introvertido, pero después con las clases fue tomando confianza, empezó a sentirse más cómodo y a expresarse un poco más. Tenía como todo desarmado en la cabeza, yo no lo entendía. Me trajo unas bandejas un día, empezó a traer la computadora…. Le dije que bajara un programa de grabación, se lo bajó y me dijo ‘no entiendo nada’, ‘yo tampoco’, le dije. Le dije que íbamos a investigar entre los dos y así fue».
Por último, reveló que tipo de relación tiene con el artista: «Cada session que publica en su canal de YouTube automáticamente la escucho y es motivo de festejo por WhatsApp. Seguimos en contacto hasta el día de hoy. Tenemos una relación cercana ya que las clases que yo le daba eran personalizadas e individuales. Eso hace que la conexión sea diferente, como una especie de consejera musical, lo cual hace que me llene de felicidad su crecimiento. En todo lo que esté a mí alcance voy a estar para acompañarlo”.