Viajar a la luna: el sueño de un vecino de Monte Grande que se puede volver real
Marco Soster superó la primera etapa, y le quedan cuatro filtros más para cumplir su deseo de chico: convertirse en astronauta.
Desde muy chiquito, Marco Soster soñaba con ser astronauta. Su mamá escuchó en varias oportunidades su deseo. Y ahora, a los 34 años, está más cerca que nunca de poder cumplirlo. Este vecino de Monte Grande, un fiel seguidor de las redes de la NASA, se enteró tiempo atrás de la existencia del concurso DearMoon, cuyo premio es nada menos que un viaje gratis a la luna. No dudó y, rápidamente, se convirtió en uno de los pocos argentinos inscriptos para esta travesía, que contará con ocho tripulantes. El mes pasado recibió la confirmación de que es uno de los postulantes que superó el filtro inicial y su expectativa no para de crecer, ya que en los próximos días sabrá si sortea la segunda eliminación.
Así, Soster continúa en carrera para el viaje previsto para dentro de dos años. Y espera poder superar la prueba física, que es el próximo reto que afrontarán los postulantes, para demostrar que están en condiciones óptimas para el desafío.
«El concurso consta de varias instancias y hay unos 500.000 inscriptos de todo el mundo. Ya pasé la primera etapa y quedan cuatro más», detalló Soster. Y agregó: «Se que es un camino largo por recorrer, pero a medida que pasa el tiempo la ilusión crece. Creo que sería increíble poder estar entre los finalistas, que se conocerán a fines de julio. Igual yo siento que ya gané, porque también creo que es importante contagiar el interés por la ciencia y el espacio».
Soster tiene un local comercial frente a la Plaza Mitre, en Monte Grande. Además, contó que «desde hace 15 años soy Dj’, pero con la pandemia estoy trabajando como electricista y estudio el segundo año de enfermería. Aunque siempre sentí un fuerte interés por el espacio, y esta es una oportunidad única para mí». Y detalló que «actualmente estoy en contacto por mail para ver los próximos pasos». En breve ya sabrá si puede seguir soñando.
Una iniciativa de dos multimillonarios
El proyecto fue ideado por el empresario japonés Yusaku Maesawa y es gestionado en coordinación con Space X, la firma del sudafricano Elon Musk, un megamilllonario considerado el hombre más rico del mundo, con una fortuna que estaría entre los 160.000 y 190.000 millones de dólares. Ellos dos son quienes lanzaron la convocatoria para que los ganadores puedan volar en 2023 alrededor del satélite natural de la Tierra.
La misión espacial se llevará adelante en una nave espacial de Space X, la empresa creada con el objetivo de ser la primera que realice viajes privados al espacio. Y precisamente Maezawa (otro multimillonario, aunque con una fortuna mucho más «modesta», estimada en 1.900 millones de dólares) contrató el viaje inaugural, a cambio de una suma que se mantiene confidencial.
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En principio el japonés pensaba viajar solo. Pero luego decidió que fueran en total 12 personas, de las cuales cuatro serán seleccionadas por él y ocho escogidas en una lotería espacial organizada por DearMoon.
Según explicaron, la nave Starship tardará tres días para llegar a la Luna, dará una vuelta alrededor del satélite y, por último, comenzará el viaje de vuelta a la Tierra, que también durará tres días.
Elon Musk, un magnate clave en la carrera aeroespacial
Musk fundó Space X en 2002, y en noviembre del año pasado se convirtió en el primer privado que envió astronautas al espacio. El sudafricano no había nacido cuando Neil Armstrong pisó por primera vez la luna, el 20 de julio de 1969. Pero este fundador de PayPal y Tesla, compañía de coches eléctricos que aún dirige, tuvo un rol clave para que Estados Unidos pueda volver a enviar misiones al espacio.
El vuelo realizado por su compañía por medio de la cápsula Crew Dragon, que llevó a cuatro astronautas a la Estación Espacial Internacional, fue la primera misión completa de la NASA en nueve años, tras el cierre del programa de transbordadores en 2011. Desde entonces, los astronautas de Estados Unidos habían despegado con la nave Soyuz rusa desde Baikonur (Kazajstán). Pero en 2014 la NASA firmó contratos con Space X y Boeing para lograr cápsulas competitivas al espacio y dejar de depender de Rusia.
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