Venden asados a U$S160 el kilo y ofrecen catas de carne: los secretos de Espacio Sommelier, la carnicería top de Benavídez
Uno de sus dueños es Raúl Rodríguez Alday, quien trabajó en el Mercado de Hacienda de Mataderos, rodeado por ganaderos reconocidos, y a los 16 años ya compraba ganado junto a Alfredo Coto. Ahora, está al frente de este negocio boutique muy particular.
Los dueños diseñaron un QR que permite seguir la trazabilidad del producto.
En pleno corazón de Benavídez funciona la carnicería más singular de nuestro país, donde un kilo de asado cuesta U$S160. Se trata de Espacio Sommelier, un espacio donde también se puede disfrutar de unas catas de carne que son toda una experiencia sensorial.
«El que prueba una vez no vuelve a ir a otra carnicería», contó uno de sus dueños, Raúl Rodríguez Alday, quien a los 16 años compraba ganado junto a Alfredo Coto.
Respecto a su negocio boutique, explicó que «hace tres años que abrimos, y sólo vendemos cortes premium, de exportación. Además, con las catas de carne intentamos resumir al comensal un pantallazo de cientos de horas, estudio y ejercicio sensorial en una cena».
Cómo es la carnicería boutique de Benavídez
Quienes ingresan a este local pegado a Nordelta, Villa La Ñata y cerca del puerto de Tigre, descubren una arquitectura circular, con heladeras repletas de costosos asados y un súper freezer italiano que alcanza los 40° bajo cero en una hora.
«Al que quiere stockearse, le vendemos congelado como corresponde, con este frizzer que le da un shock helado para que el producto no se cristalice. Los freezers comunes hacen que la carne pierda mucho jugo y líquido en el proceso lento de congelamiento», detalló.
Respecto a cómo se fue metiendo en el mundo de la carne, recordó que su padrastro lo llevó de muy chiquito al Mercado de Hacienda de Mataderos, donde él solía montar a caballo. “Y en una de esas quedaba al lado del caballo de Alfredo Coto, o de Osvaldo Castagnola», dijo.
Así fue que, junto a Coto, comenzó a comprarle ganado a tipos importantes del ambiente, con apellidos pesados como Álzaga Unzué, Colombo o Monasterio.
Después de un tiempo se decidió al turismo y abrió oficinas por todo el continente, hasta que se enteró que en la UBA daban un curso de sommeliers de carne.
Espacio Sommelier y una cata de carne imperdible
Cuando entró a la Facultad de Veterinaria conoció al chef Matías Cabrera y al empresario Martín de las Carreras. Y con ellos fue que empezó a soñar con lo que hoy es Espacio Sommelier.
En cuanto a la cata de carne, tiene varias fases bien marcadas. De entrada se degustan unos quesos excelentes, mientras la sommelier de vinos arranca con un blanco para aflojar la ansiedad.
Después llega un momento más informativo, donde se enseña la historia de nuestra ganadería, las regiones, razas y hasta el proceso bromatológico que atraviesa la vaquita hasta que llega al plato.
Así se aborda la alimentación a pasto, grano o mixta; el crecimiento, el matadero, las antiguas y nuevas técnicas de bienestar animal; el paso de músculo a carne; y cómo el ácido láctico o el estrés inciden en lo tierna o no que será la pieza.
A continuación se desarrolla un experimento sensorial, donde se enseña a distinguir el sabor, el olor, la jugosidad y el tejido conectivo, que es ese filamento medio gomoso que queda en la boca.
Cómo reservar un lugar
Por último, pero lo más importante, llega el momento de comer un asado realmente inigualable, que incluye mollejas de corazón, un choripancito gourmet, un ojo de bife excelente y buenos vinos.
La experiencia completa cuesta $85 mil por persona, y entre quienes la disfrutaron hay varios famosos ex Videomatch, la voz de Gran Hermano y hasta un contingente de la embajada de China. Quienes quieran reservar su lugar lo pueden hacer a través de este link.
Sin dudas, Espacio Sommelier es un lugar que los fanáticos de la carne deben visitar al menos una vez, para conocer también la historia de Raúl, quien recibe a los clientes con un delantal bien argentino, que tiene bordadas las Islas Malvinas, el sol, el escudo nacional, las tres estrellas de La Scaloneta, la frase “mi país”, y mucho celeste y blanco.
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