Tiene 7 años, venció al cáncer y todo Monte Grande lo festejó en una caravana con los bomberos
Luego de una lucha de casi ocho meses, Máximo se recuperó de una leucemia linfoblástica aguda. Después de su última sesión de quimioterapia, familiares, amigos y vecinos del barrio celebraron a pura emoción.
Fueron casi ocho meses de lucha y de incertidumbre. Pero finalmente Máximo, un nene de 7 años que vive en Monte Grande, logró vencer al cáncer. El domingo pasado hizo su última sesión de quimioterapia y, en el regreso a su casa, todo el barrio se movilizó para demostrarle su felicidad, en una caravana encabezada por los bomberos voluntarios de Esteban Echeverría.
El diagnóstico llegó en enero de este año, cuando se confirmó que padecía leucemia linfoblástica aguda. La noticia, claro, fue un tremendo golpe para la familia, aunque al menos a Máximo le había tocado uno de los tipos menos agresivos de la enfermedad.
Su madre, Lorena Ramírez, contó que “lo veíamos cansado. Jugaba un rato pero enseguida se acostaba. Hasta que un día vomitó y me dijo que se sentía mal, así que fuimos al Hospital de Ezeiza, donde con los primeros estudios ya me dijeron que tenía algún tipo de cáncer”.
Desde allí fue trasladado al Hospital Posadas, donde le confirmaron el diagnóstico y realizó casi todo el tratamiento, el cual finalizó en el Sanatorio de la Trinidad. Fue un proceso largo, en el cual Max (como lo llama su familia) estuvo internado en terapia intensiva durante casi un mes por una neumonía bilateral.
La dura lucha del nene contra el cáncer
Por momentos, su estado fue crítico. “Era todo muy invasivo y todo le daba terror a él. Y a mí también. Los efectos de la quimio fueron muy duros, y hubo días en los que no podía caminar por el dolor en las piernas”, recordó su madre en diálogo con el medio El Diario Sur.
Pero luego de una espera interminable de siete meses y medio, empezaron a verse las mejorías: “El tramo final fue de mucha ansiedad, porque la última parte de la quimio es muy difícil. Pero gracias a Dios no hubo complicaciones graves”.
Por ahora, Max sigue débil, porque como explicó Lorena “una vez que se termina la quimio pasa un tiempo hasta que se levantan las defensas. Así que lo seguimos cuidando a full”. Lo que queda por delante ahora es un año de medicación, con controles una vez por mes. Y luego otros tratamientos durante cuatro años.
La conmoción de todo Monte Grande
Respecto al momento emotivo que se vivió el domingo, la madre expresó que “él siempre me dijo que quería un festejo cuando terminara con las sesiones de quimio. Y como por la pandemia no podemos encontrarnos todos en un lugar, lo que se nos ocurrió fue hacer una caravana”.
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El recorrido fue desde la rotonda de Llavallol hasta su casa y, además de toda la familia y amigos, se sumaron los vecinos del barrio. Todos, detrás de un camión de los bomberos de Esteban Echeverría, a los que Lorena les está muy agradecida: “Fueron excelentes. Max estaba muy cansado, pero cuando escuchó la sirena sintió una gran emoción. Me miró a los ojos y se largó a llorar”.
Todavía conmovida, explicó que durante todo este tiempo “vimos a muchos chicos que pudieron recuperarse (de enfermedades similares), pero también a otros que quedaron en el camino. Así que realmente esto fue una alegría para todos”.
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La emoción también fue de los bomberos que participaron del recibimiento. Matías Lamillia, segundo jefe del Cuerpo, dijo que “apenas nos solicitaron el servicio dijimos que sí y enseguida nos pusimos a disposición de la familia. Fue lindo hacer sonar la sirena por algo positivo, cuando siempre es al revés”.
Por último, la madre de Máximo le envió un mensaje a quienes están atravesando una situación como la que le tocó a ella: “No pierdan la fe. Confíen en los chicos, que tienen mucha fortaleza y necesitan mucho amor. Y en lo que crean, apóyense para salir adelante”.