El balcón de los conciertos de Temperley: la historia detrás de los músicos de jazz que brindan shows gratuitos para los vecinos
Carla Castro y su pareja Francisco Orozco pusieron su casa de Juncal y Julio V. López para que el ritmo sea protagonista. El fenómeno crece y los vecinos se deleitan con un momento único de buenas sensaciones.
Lo que la música genera en las personas en tan amplio como inabarcable y los vecinos de Temperley lo saben. Por eso cada 15 días se sientan en la vereda para escuchar los conciertos de jazz que un grupo de amigos ofrece desde el balcón de una casa en Juncal y Julio V. López, porque viven un momento de placer y relax único.
La movida nació el 4 de enero pasado y se llama «Música en el balcón». Ya hicieron siete fechas y cada vez se suma más gente. En el último encuentro, la municipalidad fumigó y cortó la calle por una hora para que la reunión se lleve con mayor comodidad y seguridad. Por esta razón, los vecinos se sentaron con mantas en el suelo y pusieron a modo de butacas, sillas que sacaban de sus casas para sentarse a escuchar jazz.
Temperley: el fenómeno «Música en el Balcón»
Francisco Orozco, saxofonista de la banda, y Carla Castro, fotógrafa y organizadora del evento, son pareja y además los dueños de la «casa del balcón de los conciertos», como ya se la conoce en el barrio.
Juntos empezaron con esta idea para mostrar el arte que hay en el barrio y no esperaban que se viralizara tan rápido los encuentros, pero están contentos del apoyo vecinal y de la gran comunidad de vecinos que se creó.
«Esto nace del deseo de abrir la casa al encuentro con los vecinos del barrio. Lo pensamos con mi pareja Francisco y comenzó a contactarse con un grupo de amigos músicos para gestar el proyecto», contó Carla, que siempre registra con su lente cada encuentro musical para luego mostrarlo en la redes sociales.
«Tendemos como sociedad a aislarnos y dijimos ‘vamos a abrir la puerta de nuestra casa, que vengan la gente a conocernos y nosotros conocer a los vecinos‘. Es la idea de como debe ser la sociedad, estar juntos», comentó Francisco.
«Creemos que en un momento en el que la cultura está siendo demonizada, reivindicar el arte, reivindicar la unión, el encuentro en estos espacios alternativos y públicos es fundamental», señaló Carla.
Y agregó a La Un ión: «Sucede algo muy hermoso desde que lo empezamos a hacer, la gente que no se cruzaba hacía muchos años se encuentra acá, gente que nos cuenta que éste fue su barrio de toda la vida y no puede creer verlo así, personas grandes que vienen con su reposera y nos dicen que ya es una cita de los jueves, otros llegan con sus bebés, con nenes chicos que se quedan jugando por la calle».
El público es variopinto. Se acercan vecinos, grupos de amigos y familias con chicos pequeños que se llevan el mate y cosas ricas para compartir el momento. Van con sus mantitas, termos, mates, vinitos o repoderas para esperar la música.
Tanto creció la movida, que rápidamente empezó a llegar gente de otros lados gracias al boca a boca. «Las primeras ediciones venían los vecinos más cercanos, algunos que pasaban y se quedaban y algunos amigos o familia, pero en los últimos dos encuentros, gracias a la difusión dentro de los grupos del barrio y de nuestra cuenta de Instagram @musicabalcon, comenzamos a recibir gente de otras localidades», dijo Carla.
Y esa sumatoria de voluntades no achicó a Carla ni a los vecinos de la cuadra, que respondiendo a la consigna de «paz y amor» siguen recibiendo a todos con los brazos abiertos. «Nuestros vecinos de enfrente, por ejemplo, se re copan en dejarnos usar el frente de su casa para el evento, por eso intentamos hacer siempre encuentros muy cuidados».
Sobre los próximos encuentros, Francisco contó que no tienen pensado hacerlos en otro lugar, ya que el «el balcón es parte de la escenografía». Es por esa razón que para próximas fechas van tener en cuenta otros horarios para que no se haga tan tarde ni la gente pase frío.
«Todo esto sirve para masificar la música en donde debería estar, en las casas de todos y en las calles, para que sirva como unión entre las personas que vivimos en un barrio y muchas veces no nos conocemos», dijo Paula, la cantante del grupo de Lomas de Zamora.
Entre los músicos que se reúnen a ofrecer su arte a los vecinos está el trompetista Jaime Gimeno, de 88 años, quien hace poco menos de un año había sufrido el robo de su instrumento en un asalto callejero en el mismo barrio, lo que motivó una enorme movida vecinal para ayudarlo,
Hacé tu comentario