El tanque de Constituyentes y General Paz: uno de los íconos del Conurbano que aún vive en el misterio y es único en América
Lo empezaron a construir en 1949 y fue uno de los 12 gasómetros que hubo en Buenos Aires. Sin embargo, desde los años 50 hay todo tipo de fantasías e inexactitudes sobre lo que contiene. ¿Qué hay hoy en su interior?
Es un tanque de agua, es una usina nuclear, es el distribuidor de gas de Buenos Aires, si explota vuela toda la ciudad, contiene material radioactivo… Esas son algunas de las respuestas que desde el siglo pasado fueron construyendo un mito del Conurbano, una leyenda. A 75 años del inicio de su construcción, pocos saben en concreto qué esconde el monumental tanque de Constituyentes y General Paz, en Villa Maipú, partido de San Martín.
Hay que convenir algo: la magnífica estructura da para todo. Cualquier cosa que una mente pueda imaginar tendría asidero. Y eso es ni más ni menos que lo que pasa desde mediados de 1949, cuando los vecinos de entonces vieron como se iba levantando ese monstruo redondo y misterioso.
Aquel año los trabajos estuvieron a cargo de la empresa alemana MAN. Todas sus partes fueron traídas en barco desde Europa y a medida que los obreros e ingenieros iban descargando los 2.256 paños de chapa envolvente (cada uno mide 80 centímetros de alto por 7,10 metros de largo) en el predio lindero a la General Paz.
Todo ese metal fue ensamblado por técnicos y personal también llegados de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Los paneles estaban hechos con tanta precisión que tenían los agujeros para la posición exacta para se ensamblados sin la necesidad de soldaduras, ya que todo está remachado.
El tanque de Constituyentes y General Paz por dentro
Tiene números asombrosos: la estructura tiene 24 vigas de hierro doble T verticales, de alto la mole mide 80 metros (equivalente a un edificio de 25 pisos) con un diámetro de 54 metros, en el techo hay un domo de 15 metros de diámetro y 3 metros de alto y el conjunto se completa con doce banderolas de vidrio armado a dos aguas que mide 1,90 metro de frente, por 3 de fondo y 1,20 de alto. Dentro hay un pequeño y pesado ascensor que en tres minutos llega de la base al techo. Quien elija la escalera exterior deberá subir 340 escalones. Su peso es de 200 toneladas.
En sus orígenes, sí, fue un reservorio de gas de carbón de coque que se usaba para alimentar el sistema lumínico de la ciudad. Por eso todos lo llamaban el «gasómetro». Pero su historia fue corta: dejó de operar a mediados de los años 50. Después fue reemplazado por el gas natural. Fue una inversion millonario por solo 5 años., en realidad.
En 1955 llegó a poner en vilo a los porteños cuando se centró como uno de los posibles objetivos de la Revolución Libertadora en su afán por apurar el derrocamiento del presidente Juan Domingo Perón. ¿Y si tiran una bomba allí y volamos todos por los aires?, se preguntaban a uno y otro lado de la General Paz.
Fue inaugurado en 1951. Era el más grande de Buenos Aires, donde hubo otros 12 de su estilo que fueron desmantelados en la década del 70. El más famoso de todos fue el que estaba sobre la avenida La Plata que, luego de haberse desarmado, le dio paso al estadio del club San Lorenzo de Almagro, razón por la cual se hizo conocido como «El gasómetro».
Años después dejó de usarse como tal y las puertas cerradas abrieron las ventanas de la imaginación y el misterio. Actualmente el tanque está bajo la administración de la empresa Naturgy, que distribuye gas en 30 partidos de la zona Norte y Oeste del GBA. Allí dentro, simplemente, funcionan oficinas, depósitos y un estacionamiento para parte de la flota de vehículos de la compañia.
Sin embargo, la estructura sigue siendo récord ya que es el único gasómetro argentino de grueso calibre que sigue en pie, aun cuando ya no cumpla sus funciones originales y, además, como si eso fuera poco, también es el más grande de América. Declarado «Bien Histórico Nacional» en 2009, eso le garantiza la perpetuidad que este ícono de Buenos Aires merece para seguir siendo un capítulo extraordinario del urbanismo porteño.
Hacé tu comentario